La máquina gime y lanza su último estertor de vapor. Un lamento metálico y frío que anuncia su muerte. En el suelo queda un charco de aceite, salpicado de tuercas y fragmentos de metal doblados. El capitán Swing y sus huestes se retiran, vencedores en una batalla de una guerra perdida.
El triunfo final fue de las máquinas. Triunfaron el vapor y la velocidad, y los campesinos se convirtieron en los obreros de Dickens, con una vida del color del carbón. Los ludditas se perdieron en una nota a pie de página en los libros de Historia y el capitán Swing en un mito. Hasta ahora.
En plena crisis, justo cuando las grandes librerías mandan al almacén a todos los libros que no se vendan en 5 meses, 3 semanas y 7 días, un grupo de valientes se ha lanzado a la aventura de la edición. Con la elección del nombre, los editores de Capitán Swing ya lanzan una declaración de principios.
“En Capitán Swing libros creemos que el libro es una “mercancía ficticia” y por lo tanto no puede ser considerado como una simple mercancía. Apostamos por editar nuestros libros con licencias creative commons y copyleft, porque creemos que es una buena forma de combatir la mercantilización y la concentración monopolística del conocimiento y de la cultura”.
Al contrario que muchas grandes editoriales, Capitán Swing imprime las notas de prensa en folio reciclado y los libros en papel destinado a perdurar. Sus tres primeros títulos prometen un catálogo de calidad. Tomad nota, si todavía no habéis pinchado el enlace y seguís aquí:
1) “Florencia insurgente”, de Maquiavelo.
2) “¿Por qué no hay socialismo en Estados Unidos?”, de Sombart.
3) “La guerra campesina en Alemania”, de Engels.
Son libros exigentes y necesarios. Libros para pensar en un momento en el que nuestro sistema naufraga y nadie parece tener una alternativa. Libros que tendrán que pasar la prueba terrible de las grandes librerías. Vencer a la máquina que delata al libro no vendido en 5 meses, 3 semanas y 7 días… y lo manda al cuarto oscuro del almacén.
Joaquín Armada
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