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Amor por Brasil

Por ABC Cultural  ·  22.05.2012

Stefan Zweig tiene todas las condiciones, y en grado sumo, de gran escritor.

Uno. Su sensibilidad es portentosa. En su caso, preferiría hablar de permeabilidad: es una esponja que lo absorbe todo. No pasa por la vida como gato sobre ascuas, sino embarrándose y haciendo de todo, de todo, una experiencia personal. Zweig sabe contar aventuras porque su vida es una aventura libre y consciente, decidida y radical.

Dos. Dejarse impactar por lo que la vida ofrece supone una notable capacidad de riesgo, que Zweig también tiene.

Tres. Sensibilidad y riesgo, sí, pero también cuidado, cultivo o capacidad de entrega. Porque una obra de arte nunca es fruto de la casualidad, sino de las tres cualidades mencionadas. La obra de arte: el libro duradero, es fruto del mimo obsesivo, de la atención constante, de una generosidad demencial. Y Zweig hace gala de esto y en cada página, lo que resulta sobrecogedor.

Un asunto personal

Brasil, país de futuro, con excelente y erudita introducción de Volker Michels, es un ejemplo perfecto de permeabilidad, de valentía y de esa virtuosa obsesión que debe caracterizar al novelista. Este libro es, sobre todo, una declaración de amor a un país -Brasil-, pero también una declaración de amor a la literatura.

Un ensayo de este género, en el que se aborda la Historia, cultura y economía de un territorio ante el que Zweig quedó fascinado, tenía todas las papeletas para convertirse en un libro que, como todas las guías de viaje, terminara por quedarse anticuado.

Con este no pasa eso porque Zweig nunca se queda en lo puramente geográfico, histórico o general, sino que hace de todo un asunto muy personal, hasta conseguir que estás páginas puedan leerse como una novela, es decir, como la confesión de un amor secreto.

PABLO D’ORS