Las campanas del viejo Tokio

Un hipnótico viaje por Tokio en busca de lo más escurridizo para todos nosotros

En Tokio todavía puede visitarse el lugar en el que estaba la vieja cárcel de Kodenmacho. Durante más de dos siglos, allí se encerraba a los delincuentes. Y se ejecutaba a los condenados a muerte. Aún se ve la ubicación de la fuente en la que, después de la decapitación, se lavaban las cabezas cortadas. Luego, se clavaban Un hipnótico viaje por Tokio en busca de lo más escurridizo para todos nosotros

Einstein en Japón: de la teoría del sexo escandaloso a la propina millonaria

Cuando Albert Einstein visitó Japón en 1922, el país se paralizó. O, mejor dicho, se movilizó en masa a la caza del flamante Premio Nobel de Física, porque en él todo era relativo. El furor se desató nada más poner un pie en el puerto de Kobe, invitado por la editorial Kaizōsha con el fin de impartir Einstein en Japón: de la teoría del sexo escandaloso a la propina millonaria

‘Las campanas del viejo Tokio’, cuando en Edo sonaba la Hora del Tigre

La búsqueda de los vestigios del periodo Edo permite a Anna Sherman hilvanar un ameno relato sobre el pasado y el presente de la capital japonesa. El músico Hiroshi Yoshimura (1940-2003) dejó constancia en su libro Las campanas del tiempo de Edo de la desaparición del paisaje, no solo físico, sino también sonoro, de la que fuera ‘Las campanas del viejo Tokio’, cuando en Edo sonaba la Hora del Tigre

‘Las campanas del viejo Tokio’, un libro impresionista y elegante

El japonismo es un mal occidental del que casi todos estamos ya más o menos contagiados. Al no haberse encontrado aún una vacuna realmente efectiva, ni un Zendal que acoja a los convalecientes, lo más que se puede recetar contra él es algún recurso paliativo. Y en ausencia de un viaje que permita sufrir el ‘Las campanas del viejo Tokio’, un libro impresionista y elegante

Las campanas del viejo Tokio

Esta extraordinaria obra es un elegante y absorbente recorrido por Tokio y sus habitantes. Durante más de doscientos años, desde 1632 hasta 1854, los gobernantes de Japón restringieron el contacto con el extranjero, un aislamiento que fomentó una cultura notable y única que perdura hasta nuestros días. Durante este periodo, los habitantes de la ciudad Las campanas del viejo Tokio