Esta obra resulta sumamente pertinente en momentos como el actual, en el que la economía de mercado se presenta como la única forma «natural» de economía. El autor pone de relieve en sus estudios sobre las economías primitivas y antiguas la inadecuación de los instrumentos teóricos actuales para explicar su funcionamiento.
Esta obra de Charles P. Kindleberger, profesor de economía del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y uno de los más destacados historiadores de la economía del siglo XX, es considerada universalmente como el mejor estudio que hasta hoy se haya publicado acerca de la crisis económica de los años treinta
El Diablo es uno de los protagonistas preeminentes de la cultura occidental. La Iglesia le ha atribuido, desde su fundación, todo tipo de crímenes, maldades y travesuras. Ahora bien, quizás Satanás no es tan poderoso y despiadado cómo lo pintan aquéllos que a lo largo de los siglos han llevado la voz cantante en materia de religión
En la iglesia presbiteriana del pequeño suburbio de Londres, en cuyas tierras el ejercito revolucionario guiado por Cromwell y Fairfax había acampado a finales de octubre de 1647, en la penumbra rota por el fuego de las antorchas, entre el olor a cuero y heno, soldados, oficiales y generales, en discusiones abiertas y libres,
Las páginas que recorren esta historia de Florencia durante la baja Edad Media estan dedicadas a la creciente y «lamentable» corrupción que experimentó la ciudad y como su maligna influencia encontró caldo de cultivo, estranguló una libertad nacida de entre las ruinas del Imperio Romano en base a una virtúd que libró y defendió a Italia
Se trata de un estudio magistral, por su extraordinaria información, por la riqueza de antecedentes, por la ubicación exacta y real de los personajes protagonistas y las consecuencias sociales y políticas que se derivan de esos conflictos. En la presente obra se ponen de manifiesto las lagunas en que incurrieron algunos investigadores
El nacimiento de las democracias medievales en los Países Bajos se asentó sobre sólidas bases. Convertidas en auténticos emporios del comercio internacional, las ciudades belgas acogieron un gran número de mercaderes. La nueva población burguesa que habitó estas ciudades no redujo sus aspiraciones a reclamar privilegios