El Diablo es uno de los protagonistas preeminentes de la cultura occidental. La Iglesia le ha atribuido, desde su fundación, todo tipo de crímenes, maldades y travesuras. Ahora bien, quizás Satanás no es tan poderoso y despiadado cómo lo pintan aquéllos que a lo largo de los siglos han llevado la voz cantante en materia de religión