Los editores buscan las mejores obras para sus colecciones, tanto en nuevos autores como en novelas publicadas que ya no se encuentran en las librerías o que aún no están traducidas al español. Cuatro editoriales independientes muestran sus últimas joyas.
Para encontrar estos tesoros no hay mapa. Escondidos, olvidados o simplemente ahí, pacientes en algún lugar del inmenso archipiélago de la literatura, miles de libros esperan ser descubiertos. Sus buscadores no llevan GPS y como brújula portan un olfato especial, instruido por el bagaje que deja la lectura, y una mirada crítica y curiosa. Son los editores, el oficio de los cazadores de libros. Las editoriales independientes españolas recuperan muchos de estos tesoros, tanto novelas nuevas como obras que se habían publicado ya pero no se encuentran en las librerías o que todavía no contaban con edición en español. Algunas de ellas, como Lengua de Trapo, ya muy consolidada; Capitán Swing, con casi tres años de andadura; la navarra Cénlit, con propuestas renovadas; y Automática, llegada al mercado en febrero, dan ‘pistas’ sobre el hallazgo de sus joyas literarias.
Las cuatro apuestan por una literatura de calidad, que aporte algo nuevo y que no esté, en ningún caso, encorsetada por las modas. Desde ese prisma buscan sus libros. Jorge Lago, uno de los editores de Lengua de Trapo, y Daniel Moreno, editor de Capitán Swing, participaron la semana pasada en el Foro de la librería Auzolan, en Pamplona, donde conversaron sobre su labor. Lago explica que Lengua de Trapo, nacida en 1995 y que cuenta con colecciones de novela y ensayo, parte de la idea de “dar un hueco a narradores jóvenes o no tan jóvenes, pero sí primeros narradores en castellano, que no suelen tenerlo en el mundo editorial”. Eso sí, matiza que no se trata de cualquier autor sino de quienes “están intentando decir algo”: “La buena literatura por la que nosotros apostamos no habla solo de literatura. Tiene detrás una realidad compartida, que intenta soltar y dar algún tipo de sentido”.
En esta línea, Moreno, cuya editorial da un papel especial al ensayo, agrega que publican discursos que “se van un poco del canon dominante” y sostiene que “la novela al uso plantea muchas preguntas y da pocas respuestas. Hay que encontrar narrativas que intenten plantear cosas. Está bien que interroguemos, pero también dar una propuesta, una alternativa sobre algo”.
Por su parte, Darío Ochoa de Chinchetru, director y uno de los tres editores de Automática, también incide en la necesidad de obras “que aporten ópticas distintas a los discursos comunes y dominantes”, por lo que la editorial debe “guiarse a sí misma siguiendo exclusivamente el criterio de la buena literatura”. Por su parte, Cénlit, que lleva 36 años de recorrido, amplió hace tres su apuesta inicial, dedicada especialmente al material académico y escolar, con publicaciones de literatura infantil y juvenil. Unai Pascual, uno de sus dos editores, subraya que quieren “equilibrar la creación de materiales con interés y resorte pedagógico alto que, además, tengan la virtud de ser grandes obras desde el punto de vista artístico”.
Lectura constante
Con estos planteamientos, los buscadores rastrean sus tesoros, que encuentran a través de distintos caminos. Jorge Lago señala que existe un “canal semiinformal” por el que circulan obras a través de autores que sugieren a otros, agentes literarios … También cuenta que reciben miles de manuscritos en papel y a través del e-mail que, a pesar de los inevitables retrasos, son leídos e informados. Por ejemplo, para el Premio Lengua de Trapo 2011 recibieron 700 novelas. Sobre la recepción de obras nuevas, Darío Ochoa recuerda que desde la primera semana de actividad comenzaron a llegarles manuscritos. Durante el primer año, optarán por rescatar obras reeditándolas o realizando traducciones, pero a partir del segundo sí les gustaría ofrecer también títulos de nuevos autores.
Otra de las vías que señalan todas las editoriales es la lectura. “Una constante labor de lectura en francés, inglés, italiano … Bien nosotros, bien lectores que tenemos fuera para traducir novelas. Hay que estar pendiente de qué sale, seguir la pista a autores, leer revistas … “, detalla el editor de Lengua de Trapo. Para Daniel Moreno, cuya editorial sobre todo recupera obras para reeditarlas o traducirlas, este canal es clave e indica la importancia de las lecturas previas. Este recorrido también es fundamental para Automática. Sus editores han vivido en lugares tan dispares como Emiratos Árabes, China y Reino Unido, donde les cautivaron libros que después no encontraron en España. Eso les impulsó a recuperarlos.
En Cénlit, la búsqueda también se orienta en dos sentidos. “Nos encargamos de revisar y destacar en algún punto los catálogos de las editoriales a nivel internacional con más peso y con más tradición en el libro ilustrado, sobre todo en el mundo francés”. Además, destaca la producción propia (alrededor del 70%):
“En Navarra hay un potencial muy grande de ilustradores, dibujantes y gente que se dedica a la creación plástica”, asegura. Ellos buscan trabajar a su lado, haciéndoles partícipes del proceso de creación del libro.
Nuevas joyas
En los últimos meses, estas cuatro editoriales, con catálogos muy diversos, han presentado nuevos trabajos, que ya pueden encontrarse en las librerías. Esta misma semana sale a la venta la segunda propuesta de Automática, La torre herida por el rayo, de Fernando Arrabal. La obra, que obtuvo el Premio Nadal en 1982, narra una final de ajedrez entre dos superdotados que simbolizan dos corrientes, la más racional y la más artística. Sus dos historias se entrelazan y van más allá de la propia partida, enfrentando sus posturas vitales. La primera novela que publicaron fue Infancia, del ruso Maksim Gorki. En ella, el autor cuenta su vida de niño, marcada por la muerte de su padre y criado por sus abuelos. Una historia en la que, explican, la violencia y la ternura se mezclan y destaca el arrojo para superar las dificultades.
Desde esta semana también puede adquirirse Alimento para moscas, novela del donostiarra Jon Obeso, ganadora del Premio Lengua de Trapo 2011. La obra, ambientada en Navarra, está protagonizada por un entomólogo que, a la vez que realiza un estudio sobre los nematóceros (mosquito común) reflexiona sobre las relaciones humanas. Además, mientras desarrolla el estudio, una epidemia ataca a la fauna del valle. A partir de la semana que viene, también en Lengua de Trapo, podrá conseguirse El público, de Bruno Galindo. Relata la historia de un hombre que pertenece a la “bohemia residual que aún anhela compaginar un buen trabajo con sus ideales” y se le presenta como un miembro de una generación que se siente “política y culturalmente justificada”, al que se le presenta la constante disyuntiva entre el conformismo o la rebelión.
Con el sello Capitán Swing llega Composicián Nº1, escrita por el francés Marc Saporta en 1962. Es una novela con un formato muy singular, que se presenta en una caja, con las páginas sin encuadernar ni numerar, para que el lector las barajee. Cada una atesora una narración autónoma y mediante ese juego de azar, se decide cómo discurrirá la historia. Próximamente, esta editorial publicará Brasil, de Stefan Zweig.
De la mano de Cénlit, que además de literatura infantil y juvenil, apuesta también por los manuales académicos y ensayo, encontramos La pequeña Enara. Se trata de una historia para niños de entre 6 y 9 años, escrita por Mikel Mendibil, que narra el viaje de una golondrina llena de intuición y curiosidad. Otra de sus últimas publicaciones, realizada en colaboración con la editorial catalana Ttkatuka, es Ordezko lore bat amarentzako (Una flor de repuesto para mamá, en su versión en castellano), dirigida para pequeños a partir de 5 años. Escrita por Rebeka Elizegi e ilustrada por Miren Iriarte, aborda la relación de un niño con su madre, que sufre cáncer de mama. Una colección de tesoros para todas las edades ya encontrados por sus buscadores.
LEIRE ESCALADA