El trabajo editorial adquiere su verdadero valor cuando se aleja del compadreo mercantil y renueva su decisivo papel en la sociedad. No es fácil en este tiempo de banalidad. Por eso hay que celebrar la reedición de Los Topos -Capitán Swing editores-, un libro necesario cuando apareció en 1977 y más necesario ahora, cuando la comodidad y la desvergüenza nos invitan a despreciar la memoria
En 1969, apenas seis años antes de su muerte, el general Franco dictó una amnistía para los delitos cometidos por los republicanos durante la Guerra Civil. Habían transcurrido 30 años desde el edicto de la victoria, pero la idea de los vencedores y los vencidos estaba grabada a fuego en la sociedad española y, desde luego, en el mensaje del régimen
Manu Leguineche y Jesús Torbado, autores de Los Topos, contaban 26 y 28 años en aquellos días. Eran jóvenes pero expertos en el oficio del periodismo. Torbado había ganado en 1965 el premio Alfaguara. Perseguidor de cualquier conflicto bélico, las crónicas de Leguineche le convirtieron en una celebridad entre los reporteros españoles. Tras el decreto de amnistía, se produjo un hecho que revela la crueldad de aquel tiempo. Comenzaron a publicarse noticias de la aparición de republicanos que habían pasado escondidos, sometidos a un terror insuperable durante 30 años. Eran los topos que dan título al libro.
Durante los siguientes meses, en un ejercicio de coraje moral y dignidad periodística, Torbado y Leguineche rastrearon España en busca de aquellas víctimas. Era gente corriente, obligada a un calvario espantoso
El relato sobrecoge por minucioso y preciso, por su hermoso lenguaje, por la crudeza que transmite, por la impresionante estatura que adquieren las mujeres de aquellos enterrados en vida. Los topos no se publicó hasta 1977, dos años después de la muerte del general. Tuvo más éxito de público que de crítica. Demasiada dosis de realidad para un país empeñado en la desmemoria. Ahora se reedita. Es un libro formidable y necesario, un ejemplo de lo que significa el mejor periodismo
Santiago Segurola
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