Hay semanas en las que todo parece “más difícil todavía”. Semanas en las que un pico de trabajo hace saltar por los aires tu exquisito orden marikondiano. Sí, sí, ese del que tanto presumes. O tal vez sea un virus infantil el que te asalta en mitad de un día laborable. O un imprevisto logístico en tu impoluta agenda semanal. Siempre hay algo a lo que temer cuando eres autónomo en España.
Por suerte, también hay semanas que pasan volando y en las que encuentras pequeñas burbujas de aire para continuar nadando hacia delante. Una de esas burbujas llegaba en forma de libro: Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad, un ensayo en el que la periodista catalana Esther Vivas aborda con honestidad cómo se vive la maternidad en una sociedad tan hostil como la nuestra para los cuidados, los procesos de embarazo, parto y postparto y para la lactancia materna.
Una radiografía de la realidad
“El ideal materno oscila entre la madre sacrificada, al servicio de la familia y las criaturas, y la superwomancapaz de llegar a todo compaginando trabajo y crianza”, dice Esther Vivas en la introducción. La frase anida en tu cabeza. Y ya no se va. Se queda ahí, resonando de vez en cuando para que no te olvides de la realidad. Eso es Mamá desobediente, una radiografía de la maternidad actual que no se olvida de dónde venimos y hacia dónde vamos (ojo al planteamiento de temas como la maternidad subrogada o los permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles). Una radiografía que hace visible lo invisible: lo materno.
Esther condensa en poco más de 300 páginas temas incómodos tan enormes que te quedas con ganas de más: la violencia obstétrica y el derecho a un parto respetado, la postergación de la maternidad debido a la precariedad, el tabú de la pérdida gestacional, el negocio de la lactancia artificial, la ausencia de políticas que defiendan los derechos de los hijos o la necesidad de hacer de la maternidad algo político, entre otros.
“Otra maternidad requiere otro tipo de sociedad”, dice su autora. Quizás por eso ha puesto sobre la mesa todas estas cuestiones, para hacernos reflexionar sobre qué sociedad queremos construir si de verdad queremos vivir una maternidad en libertad.
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