“Una abeja es capaz de distinguir su cara de la mía”

Por La Vanguardia  ·  11.08.2022

Las abejas juegan a fútbol

Se doctoró persiguiendo mariposas. Especializado en la ecología y la conservación de los insectos, está en el número 8 de la lista de los 50 principales Héroes de la Conservación de la BBC Wildlife. En el 2006 fundó el Bumblebee Conservation Trust, una organización benéfica cuyo objetivo es invertir el declive de la población de abejorros, criaturas que han sido una de sus pasiones como demuestra en el ameno y simpático libro que les ha dedicado, Una historia con aguijón. Mis aventuras con los abejorros (Capitán Swing), que se ha convertido en un superventas internacional en el que nos cuenta cosas extraordinarias, como que las abejas se quedan con tu cara, te reconocen, que los científicos les han enseñado a jugar a fútbol con éxito o que a los abejorros les huelen los pies, pero sobre todo que sin insectos la vida sería casi imposible.

Creció usted emulando a Gerald Durrell.

Sí, era mi héroe, su infancia en Corfú me daba muchísima envidia, tenía un montón de animales, incluido un burro con un collar de tarros de mermelada para cazar insectos.

¿Qué especies acumuló usted?

Insectos de todo tipo. Cuando tenía siete años les construía casitas, planté flores para atraer a tantas criaturas como pudiera y me llevé muchas picaduras, y sigo en ello.

En el Reino Unido se han quedado sin el abejorro inglés de pelo corto.

Se nos han extinguido tres especies y ocho están en peligro, pero la desaparición del abejorro es un fenómeno mundial.

¿Y qué si desaparecen los abejorros?

Sin ellos desaparecerían todas las flores silvestres. Y manzanas, fresas, arándanos, calabazas, grosellas, tomates, pimientos, café, chocolate. Unos tres cuartos de las cosechas del mundo dependen de la polinización de abejas, polillas, mariposas y hasta moscas.

Dicen que sin abejas, adiós a los humanos.

Es una cita que se atribuye a Einstein: si desaparecieran las abejas a la humanidad le quedarían cuatro años. No creo que sea del todo cierto, pero está claro que millones de personas morirían de hambre y los que sobrevivieran lo tendrían muy difícil.

Haga que me enamore del abejorro.

Son la especie de abeja más grande y peluda, son muy coloridos y parecen muy torpes pero son los gigantes intelectuales del mundo de los insectos, ¡son muy listos!

¿Qué me dice?

Memorizan el paisaje, recuerdan dónde están los árboles, los edificios, los grupos de flores, tienen una vida social compleja y les huelen los pies.

¿Les huelen los pies?

Dejan una huella olfativa sobre el pétalo de la flor y así otros insectos saben que en esa flor ya no hay néctar.

Son tan gorditos que parece imposible que vuelen.

Para los versados en aerodinámica es casi un misterio, pero un abejorro bate sus alas 200 veces por segundo. Pruébenlo.

¿Qué actitudes le llaman la atención?

Su capacidad de aprendizaje. En un laboratorio en Londres les enseñaron a jugar al fútbol: tenían una pelotilla y si la metían en la portería obtenían una recompensa. Son increíblemente inteligentes.

¿Abejas jugando al fútbol?

Sí, y también reconocen rostros humanos. Se les enseñan distintas caras y cuando con una cara concreta les cae una recompensa aprenden a distinguirla entre varias.

¿Capaces de distinguir su cara de la mía?

Sí, incluso en fotografía. El mismo laboratorio enseñó a las abejas a tirar de un hilo para obtener la recompensa. Y descubrieron que se observan unas a otras y aprenden.

¿Cómo?

En una jaula ofrecían a un grupo de abejas flores amarillas y flores moradas que tenían más recompensa, tardaron segundos en aprender. Al acercar otra jaula con abejas, estas tras observar a las otras fueron directas a las flores moradas. Aprenden por imitación además de por experiencia personal.

¿A usted qué le fascina?

Los insectos han coevolucionado con las plantas durante 120.000 años. Lo que ha dado a las flores sus formas, colores y tamaños es su interacción con las abejas, porque las flores son como anuncios llamativos para atraerlas. Son las responsables de que nuestro mundo esté lleno de color.

¿Qué tienen que ver Hitler y los abejorros?

Durante la II Guerra Mundial en los laboratorios alemanes investigaban gases nerviosos para matar a gente: así desarrollaron los organofosforados, el DDT y sus derivados.

El 56% de las especies de abejas en Europa están en declive; ¿cómo puedo contribuir para que no desaparezcan?

Puede parecer muy loco, pero si en el Reino Unido, donde hay 22 millones de jardines privados, la gente fuera amable con la vida silvestre, nos iría a todos mejor.

¿Y si vives en un cuarto piso?

Cultiva flores en las ventanas que les gusten a las abejas. Y pídanle a su alcaldesa que haga lo mismo en las rotondas y maceteros. Podríamos convertir nuestras ciudades en grandes reservas naturales para abejas; en el noroeste de Europa lo están haciendo.

La gente teme a las abejas.

Sí, me da mucha pena que la reacción de la mayoría de adultos al oír el zumbido de un insecto sea el miedo y el manotazo, eso lo que refleja es ignorancia, porque las abejas lo último que quieren es clavarte el aguijón.

Les va la vida.

Si la gente se tomara un momento para observar a los insectos en lugar de ahuyentarlos vería lo interesantes que son, un mundo que tiene lugar bajo nuestras narices; y esa es mi misión en la vida, intentar convencer a todo el mundo de que los insectos merecen ser admirados y amados. Los necesitamos.

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