Del tiburón gigante al calamar gigante, del ornitorrinco al picozapato, del mamut lanudo al okapi, del yeti al unicornio. Dos editoriales de prestigio y plena actividad, Nørdica Libros y Capitán Swing, editan en conjunto un precioso ‘catálogo’ de ‘Animales Invisibles’: un homenaje ilustrado con mimo a 51 referentes del mundo animal, desde especies que desaparecieron, como el dodo, a otras que son símbolos del peligro de extinción, como el rinoceronte de Java, más ejemplares que son pura fantasía pero excitan como nada nuestra imaginación, como el Unicornio y el Monstruo del Lago Ness.
La exquisita obra corre a cargo, en los textos, del escritor y viajero Gabi Martínez y del arqueólogo, naturalista y explorador Jordi Serrallonga, con ilustraciones de la artista Joana Santamans. El prólogo es nada menos que del actor y director Viggo Mortensen, que recuerda unas palabras de John C. Sawhill, antiguo presidente de The Nature Conservancy: “Una sociedad se define no solo por lo que crea, sino por lo que se niega a destruir”.
Son 50+1 animales contados de manera literaria y que conforman “una obra sobre la memoria, el futuro y las posibilidades de creer en lo que no se ve”. Un libro que sirve para valorar la importancia de defender tanto la naturaleza como la imaginación, de dónde venimos y hacia dónde nos encaminamos.
Aquí os dejamos retales de lo que Gabi Martínez y Jordi Serrallonga cuentan de 8 de estos animales:
Mamut lanudo
“Hoy sabemos que la extinción masiva del Cuaternario acabó con la megafauna hace entre 14.000 y 11.500 años, aunque algunos mamuts aguantaron la debacle hasta el 1700 a.C., cuando sucumbieron los últimos en la isla de Wrangel [en el Ártico]. Se baraja el cambio climático como causa de la extinción, pero la mayoría de los expertos convienen que el motivo fue un ritmo de caza insostenible”.
Dodo
“Fue un esclavo cimarrón, en 1674, el último humano que observó a un dodo vivo. Nos situamos en la isla Mauricio, océano Índico. Este espécimen, incapaz de volar debido a sus alas atrofiadas, no tenía depredadores naturales. Pero con la colonización de Mauricio llegó también el fin del dodo. Supuso una presa fácil para marinos y colonos en pos de carne fresca y, a finales del XVIII, la especie se extinguió. Por este motivo, el dodo es uno de los grandes símbolos que explican cómo la Humanidad, ya desde el Neolítico, tras alterar el medio natural, ha provocado la desaparición de muchos seres vivos (…)”.
Megaterio
“Un perezoso gigante que alcanzó hasta los cinco metros de altura. Hoy sabemos que se extinguió hace unos 10.000 u 8.000 años. Pero mientras exploramos la Amazonia, las poblaciones indígenas hablan de un ser al que llaman mapinguarí o curupira. Lo han visto, e incluso cazado. Un animal de gran tamaño cubierto de espeso pelaje, que emite sonidos audibles en medio del bosque más denso, y desprende un fuerte olor. ¿Megaterios supervivientes? Nadie creía en la existencia del okapi hasta que fue descubierto en la selva africana; consecuentemente, desde Animales Invisibles seguiremos buscando tanto los fósiles como una hipotética prueba de vida del megaterio. ¿Mito o realidad?”.
Megalodón
“¡Hace veinte millones de años existió un tiburón colosal! El megalodón; un lindo pescadito de 18 metros de eslora. Sin exagerar. Basta con fijarse en una de sus piezas dentales, como la réplica que hace de pisapapeles sobre nuestro escritorio: 16 centímetros de largo y 13 de ancho. Un humano, de pie, cabría en el interior de su mandíbula. Impresionante. ¿Quién no querría viajar en la máquina del tiempo de Wells para observar a tan magnífico espécimen? Un animal que acabó extinguiéndose hace 2,6 millones de años, cuando cambió el clima aumentando la temperatura de mares y océanos”.
Calamar gigante
“No es un mito. Vive escondido en la seguridad de las profundidades abisales, donde el ser humano solo ha podido hacer acto de presencia gracias a raras y costosas misiones oceanográficas a bordo de sofisticados batiscafos (…) Existe controversia sobre las dimensiones de este cefalópodo –hay consenso en torno a los 15 metros aunque algunos apuestan por longitudes de hasta 21–, pero todos coinciden en que se trata de un depredador fascinante. Su ojo, por ejemplo, del tamaño de un balón de fútbol, es el mayor que se conoce en biología y responde a la necesidad de ver en la oscuridad del fondo marino. (…) La anatomía del Architeuthis se estudia gracias a los restos hallados en el interior del estómago de los cachalotes, aunque existen buenos ejemplares recolectados cuando, una vez muertos o moribundos, sus cuerpos emergen a la superficie o varan en la costa. Conservados en enormes tanques de formol, se exhiben en algunos museos de ciencias naturales, como el de Londres, Madrid o Buenos Aires”.
Delfín rosado
“En realidad, estos delfines de río son de color gris y marrón, pero adquieren el tono rosa cuando se excitan o sorprenden, que al parecer es a menudo. Resulta complicado especificar mucho más porque los estudiosos han determinado que sobre el delfín hay ‘datos insuficientes’, y aun sabiendo que por el Amazonas nada un buen número , también han constatado que la cantidad fluctúa según las zonas y que, en ocasiones, su existencia ha llegado a peligrar. Las centrales hidroeléctricas, los vertidos de petróleo, el uso de plaguicidas o la contaminación de metales causados por la minería son factores que, cuando no los mata o expulsa, los viste más de rosa que nunca. Para ellos, ese es el color del estrés”.
Saola
“Si Australia se ha ganado la capitalidad de los fósiles vivientes, Vietnam se alza como paraíso de las especies ocultas. El langur de Delacour, el cerdo de Vietnam, el lagarto cocodrilo, un topo autóctono o el pangolín son algunas de esas especies muy extrañas a las que también pertenece el saola o buey de Vu Qang, el mamífero más grande detectado recientemente en la Tierra desde que en 1936 se localizara a otro bóvido, el kouprey. (Luego, en el siglo XXI, ha emergido la ballena picuda). (…) Sus hábitos son todavía un enigma. (…) El saola está genéticamente diseñado para la libertad, y ninguno de los pocos que fueron capturados sobrevivió más de cinco meses cautivo. (…) Desde su localización, solo se le ha fotografiado tres veces. Las únicas pistas provienen de la población local. Su número es muy incierto. Se dice que oscila entre los 200 y los 10 ejemplares., y por eso se lo clasifica como en peligro critico de extinción”.
Terminamos con un animal imaginario, que tantas fantasías sigue despertando: el Unicornio
“Luego, la leyenda se desbocó. Los árabes dijeron que su cuerno perforaba elefantes. Los cristianos aseguraron que, como Noé no le dejó subir al arca debido al tamaño, el unicornio nadó durante todo el Diluvio a la estela de la nave. La Biblia lo citó y los fabricantes de mitos anunciaron que si podía ser capturado, pero solo por una virgen que le aguardara en la selva. Al verla, el unicornio se acostaría junto a ella descansando el cuerno en su regazo antes de caer dormido. (…) El unicornio es una de las figuras míticas más longevas creadas por nuestra imaginación; una de las que primero se habló y hoy continúa envuelta en un aura radiante”.
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