10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

Toma de conciencia

Por Numerocero  ·  29.04.2013

 

Exiliada en Cuba y buscada por el FBI como terrorista, la vida de Assata Shakur es en realidad la de una activista por los derechos civiles, pero como a tantos otros miembros del Black Liberation Army y los Panteras Negras, sufrió una persecución eminentemente política y una represión que ya entonces era más que cuestionada (incluso por las Naciones Unidas), como sus encierros en celdas de aislamiento. En su autobiografía, Assata Shakur narra cómo llegó hasta allí: desde esa infancia en la que veía cómo le eran vetados derechos básicos por el simple hecho de ser negra (la ley segregacionista Jim Crow aún no había sido abolida) a su paulatina toma de conciencia cuando entra en el mundo laboral, coincide con las protestas de los años 60 y que le hace cuestionarse todo lo que le han enseñado. A partir de ese momento, Assata se va implicando cada vez más en la lucha por los derechos civiles hasta unirse a los Panteras Negras y el BLA, momento en el que es detenida, acusada de robo, asesinato y secuestro (aunque finalmente sólo se la condenó por un crimen y las pruebas que llevaron a esa condena en ningún caso fueron contundentes).

En su autobiografía, Assata Shakur va alternando los capítulos dedicados a su infancia y adolescencia con aquellos en los que describe su encarcelamiento y las trabas judiciales a las que tuvo que enfrentarse, entretejiendo su propia experiencia con la de millones de personas y analizando las causas de un racismo que tampoco se puede desvincular de un sistema que margina al más débil. Assata va narrando cómo abre los ojos, empieza a informarse  hasta que llega a unirse a las Panteras Negras en un intento de lograr cambiar el status quo, pero también hace autocrítica y somete el activismo a un análisis basado en la propia experiencia que resultan de plena vigencia en los tiempos que corren.

La autobiografía de Assata Shakur no es complaciente e  incomodará a quien se crea las versiones oficiales: su papel no es el de esclarecer cómo se fugó, ni el dar detalles de cómo terminó en los tribunales ni el de poner en un pedestal la lucha armada, sino el de cuestionar una sociedad racista y reaccionaria en la que pensar (y actuar) contracorriente se pagaba con una represión silenciosa pero brutal.

Carolina Velasco

 

Ver artículo original