La mayoría de los escritores fundamentan en sus propias experiencias vitales los argumentos de sus obras. Es innegable, por tanto, que el subjetivismo marca la producción literaria y esto, en lo referente al sueco August Strindberg, es un caso de libro.
Así, una característica fundamental del pensamiento del que está considerado como uno de los dramaturgos más decisivos del teatro de su época es su declarada misoginia, que, mezclada con la manía persecutoria que padecía y un evidente desequilibrio mental, hacen de Strindberg una figura tan contradictoria como polémica. Pero su prosa es portadora de un discurso literario emotivo y, por momentos, próximo a las clases populares.
El texto que ha recuperado Capitán Swing, “Pequeño catecismo para la clase baja” no pudo ser publicado en vida del autor (murió en 1912) y que en buena medida sintetiza y desarrolla algunas ideas que hicieron de él un auténtico polemista. En “Pequeño catecismo…”, estructurado en formato pregunta-respuesta, el autor trata de desmontar algunos de los axiomas sobre los que se asienta la sociedad moderna, la suya y la actual, surgida de la revolución industrial y materializada en la creciente y cada vez más concienciada clase obrera y en el relevante papel que las mujeres comenzaban a tener en el mercado laboral.
Luis Alonso Girgado
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