Patrick Cockburn es periodista y corresponsal en Oriente Próximo del ‘Financial Times’ y ‘The Independent’ desde hace 40 años.
Acaba de publicar ‘La era de la yihad. El Estado Islámico y la guerra por Oriente Próximo’.
«Es mucho más peligroso cubrir ahora una guerra que antes. En mis inicios, en Irlanda del Norte o Palestina, te hacías amigo de los combatientes. Solía bromear diciendo que los grupos armados nombraban a un jefe de prensa antes que comprar armas. Ahora te secuestran porque eres su financiación».
«La invasión de Irak fue la gran oportunidad para terminar con el terrorismo islamista, pero tuvo un alto componente de arrogancia. Estados Unidos pensó que era un partido de un equipo de la NBA contra uno ‘amateur’».
«ISIS se desmoronará pronto porque tiene muchos enemigos. Empezó muy fuerte, con una gran campaña de terror que pilló a la gente desprotegida. Ahora ya hay una defensa preparada y han perdido muchas batallas, como la recuperación de Palmira (Siria). Igual que les despreciamos al principio, ahora les sobrevaloramos y caerán eventualmente».
«En Europa existe una amenaza de los yihadistas, pero no es tan grande. Lo que ha pasado en sitios como París o Bruselas es terrible, pero al final del día el terrorismo no triunfa aquí sino en los países musulmanes, los mayores afectados».
«Estamos en un mundo en el que es muy difícil predecir nada. Ni siquiera lo hicimos con la victoria de Trump. Hay tantas variables en el tablero que analizar ciertos factores para explicar el resultado es inútil».
«Siempre hay que escribir del terrorismo de forma objetiva, si bien ha habido mucha propaganda. Lo que hoy se llama postverdad, que es un eufemismo de la mentira, en realidad ha existido siempre. Hasta el New York Times cayó diciendo que había armas de destrucción masiva en Irak».
«El nacionalismo está en el origen de todos los conflictos. Desde el Brexit y el problema de xenofobia en Hungría hasta Turquía y el Kurdistán. En Oriente Medio, además, se ha sumado la religión».
«La Primavera Árabe ha sido un fracaso. Se vendió como algo esperanzador. Incluso cayendo en la insensatez de mostrar ilusión por grupos que apoyaban la poligamia como un progreso cuando es un gran retroceso».
«Los refugiados son la consecuencia de las tensiones políticas. Culpo a los mandatarios por no haber adoptado una postura clara sobre los conflictos y sobre la acogida en Europa. Esa indecisión e incompetencia la están pagando ahora millones de seres humanos».
Autor del artículo: Alberto G. Palomo
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