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¡Bernie!
Prescindiendo de que, finalmente, supere o no, a sus adversarios en la carrera hacia la Casa Blanca, Bernie Sanders ha conseguido algo que no había logrado desde hace varias décadas ningún candidato a la presidencia del imperio: movilizar hacia la izquierda a una generación de norteamericanos a los que la palabra “socialista” no produce escalofríos de terror y que ya no cree que el mejor rojo es el rojo muerto (better dead tan red fue un eslogan muy difundido en los cincuenta) o, al menos, maccarthizado (perdonen el neologismo). Una generación que, tras la profunda inmersión neoliberal de Reagan y los Bush, vuelve a hablar de cosas como igualdad y justicia social, y a la que le llegó al alma y al cerebro aquel célebre discurso de ocho horas de duración que Sanders pronunció ante el Senado (2010) y en el que denunciaba, entre otras muchas cosas, que “en los últimos dos años, 15 personas han incrementado su fortuna en 170 millardos de dólares, mientras que la cifra de americanos que viven en condiciones de pobreza roza los 45 millones”. La Gran Depresión de principios del siglo XXI, como la llamarán los historiadores del futuro, ha provocado que en las zonas más deprimidas del gran país puedan volverse a ver escenas y situaciones que recuerdan, tantos años después, a algunas de las que inmortalizaron en sus placas Dorothea Lange o Walker Evans, o de las que mostró John Ford en Las uvas de la ira. El referido speach de Sanders pueden leerlo íntegramente en Discurso sobre la codicia de las grandes empresas y el declive de la clase media, publicado por Malpaso. Por cierto que Capitán Swing, una editorial particularmente atenta a lo que se mueve (o se ha movido) en la izquierda, también ha publicado una recopilación de discursos del antiguo senador de Vermont con el título de Bernie Sanders, sus principales ideas para Estados Unidos.
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Autor del artículo: Manuel Rodríguez Rivero
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