l escritor estadounidense cuenta en ‘Los que se van no regresan’ (Capitán Swing) la traumática historia de su marcha de la asfixiante comunidad jasídica skver de New Square, cerca de Nueva York. La de Deen es a la vez la cautivadora historia de una crisis de fe y la de un hombre en busca de su lugar en el mundo, así como del precio altísimo que tuvo que pagar, incluida la pérdida de casi todo vínculo con sus hijos. Ahora lleva una vida occidental normal y durante ocho años ha sido miembro de la junta directiva de Footsteps, una organización que ayuda a los jasídicos desencantados a empezar una nueva vida.
-Dígame, ¿cómo describiría el estilo de vida en una comunidad jasídica?
-Verá, es difícil encapsularlo en pocas palabras, porque es un mundo complicado, pero creo que lo que diría sería: adhesión intransigente a la tradición.
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-Leyéndolo me sorprendí pensando en estos términos: para un judío jasídico, el mundo exterior no existe. ¿Está de acuerdo?
-Creo que no. No solo es que el mundo jasídico no pueda sobrevivir sin el mundo exterior, sino que el hecho de estar en una sociedad avanzada tecnológica, económica y científicamente permiten a la comunidad jasídica retirarse a su propio mundo. No tienen que estudiar física porque alguien ya lo hace, no tienen que estudiar medicina porque alguien ya lo hace. Así que es precisamente porque viven en un mundo tan avanzado que pueden dar un paso atrás.
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-Dígame, ¿qué cosas tiene el mundo jasídico de las que podría aprender la sociedad moderna?
-Muchas, tiene muchas cualidades de las que el mundo exterior podría aprender. Yo diría lo siguiente: tienen sentido, tienen comunidad y tienen estructura. Hablando en general, estas son tres cualidades que escasean en las sociedades liberales occidentales.
-¿Qué le aportó la educación jasídica?
-Debo decir que fue una educación muy rica en cuanto a entender el judaísmo, y eso es extremadamente valioso para mí. Además, algunos estudios en particular, por ejemplo el estudio del Talmud, tienen mucho valor debido a su rigor intelectual. Es un entrenamiento muy valioso para el desarrollo del pensamiento crítico.
“El estudio del Talmud es un entrenamiento intelectual muy valioso para el desarrollo del pensamiento crítico”
-Formó parte de la junta directiva de Footsteps. ¿Se detecta un gran nivel de insatisfacción dentro de las comunidades jasídicas?
-En términos generales, Footsteps recibe varios centenares de nuevos miembros cada año, y muchas más llamadas por teléfono. No es enorme, pero es considerable, sobre todo teniendo en cuenta que después del Holocausto nunca hubo unos índices muy altos de deserción. No mucha gente se marchaba. En comparación con la historia posterior a la segunda guerra mundial, mucha más gente se está marchando ahora.
-¿Qué está pasando?
-Creo que cada vez es más difícil impedir que entre el mundo exterior. Internet tiene mucho que ver con eso. Pero también creo que es el hecho de que haya organizaciones que ayudan a la gente a salir, eso también crea un movimiento en esa dirección, y cada persona que se va lo hace un poco más fácil para la que viene detrás. Estoy hablando de organizaciones que han creado una red social, una comunidad. Sin eso, hacerlo es muy, muy difícil. Con eso se puede hacer. Sigue siendo difícil, pero se puede hacer.
-¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta un judío jasídico cuando abandona su comunidad?
-Creo que lo principal es que entras en un mundo muy extraño al que te tienes que acostumbrar. Todo es distinto, las reglas, las costumbres sociales, la manera como la gente se relaciona, todo. Ese es el verdadero desafío. Cuando dejas ese mundo te encuentras con una manera diferente de interactuar, y toma un tiempo entender las nuevas reglas, y hasta que eso ocurre eres una persona muy extraña. Es muy difícil encontrar un trabajo, porque no sabes las reglas. Es muy difícil hacer amigos, porque no sabes las reglas. Es un proceso muy difícil hasta que consigues superar esa etapa.
-Usted pagó el enorme precio de distanciarse de sus hijos. ¿Cree que siempre hay un gran precio que pagar por salir de allí?
-El precio es increíblemente alto. Sea cual sea la edad a la que te marchas, vuelves a empezar como si fueras un niño otra vez. Sales a un mundo con respecto al cual estás muy, muy atrás. Pierdes toda conexión con un mundo del que entiendes todo, que sabes exactamente cómo funciona, y entras en uno que no conoces, que crees conocer porque has visto películas y has navegado por internet, pero en realidad no conoces. Es un paso muy traumático.
“En comparación con la historia posterior a la segunda guerra mundial, mucha más gente se está marchando ahora”
-El suyo es uno de varios libros de memorias de exjasídicos que se han publicado en los últimos años. Luego están las series de televisión. Dígame, ¿qué consecuencias tiene esta visibilización dentro de las comunidades jasídicas?
-Lo de los libros es llamativo porque fueron publicados todos en un periodo de tiempo muy concreto, diría que entre 2012 y 2016. Se publicaron alrededor de media docena, y creo que desde entonces no ha habido más. Y por supuesto están las series. Pienso que todo junto es muy positivo en un doble sentido. Uno es que ahora hay mucha más gente informada sobre este mundo, gente que no sabía nada de los jasídicos y que no solo lo encuentran interesante sino que quieren ayudar. Organizaciones como Footsteps se han beneficiado mucho.
-¿Y lo segundo?
-Pues que ha ayudado a los que quieren salir a tener el valor de dar el paso, porque se han dado cuenta de que a pesar de que es muy difícil, las dificultades pueden ser superadas. Y saben que hay más gente ahí afuera que entiende su situación.
-Cuénteme, ¿cómo se gana la vida?
-Soy escritor. Tengo varios proyectos en marcha, pero la verdad es que no se hace mucho dinero escribiendo, así que la forma en que me gano la vida es como traductor del yidis al inglés. En concreto, traduciendo viejas cartas manuscritas. La gente tiene correspondencia de sus abuelos polacos, por ejemplo, que no pueden leer, que no saben lo que contienen, pero quieren saberlo porque tienen mucho interés en escarbar en sus raíces.
-¿Cómo es su vida ahora?
-Pues… Vivo en Brooklyn. Hace dos años que salgo con alguien, una mujer maravillosa con la que tengo una relación muy seria. Obviamente ha habido muchos altos y bajos en el camino, pero he encontrado mi lugar en el mundo, y en términos generales soy una persona muy feliz. Quizá feliz no sea la palabra adecuada, pero estoy contento, estoy muy contento. Veo atrás y veo que hice elecciones difíciles, pero fueron las decisiones correctas.
“Los libros y las series han ayudado a los que quieren salir a tener el valor de dar el paso”
-¿En qué cree? Su historia no deja de ser la de una crisis de fe.
-Digamos que en general no creo en nada que no esté establecido científicamente. Pero tengo una cierta fe, porque no podemos vivir en el mundo sin fe. Tengo fe en que importamos. Y eso la ciencia no te lo dice. Para la ciencia, somos animales, la ciencia no tiene nada que decir respecto a si te portas bien o mal. En ese sentido, tengo fe en que ser una buena persona importa.Te puede interesar.
-¿Ha retomado el contacto con sus hijos?
-Digamos que la situación está cambiando. Ocasionalmente interactúo con una de mis hijas, que poco a poco se muestra abierta a breves intercambios. Y eso es muy significativo, es algo precioso para mí. Tuvo un bebé, y esa es una de las razones por las que creo que ahora quiere estar un poco más en contacto.
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