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Riane Eisler: “Durante miles de años la sociedad no fue jerárquica ni violenta”

Por La Vanguardia  ·  23.06.2021

Tengo 85 años. Nací en Viena, Austria, y vivo en Monterrey, California. Estoy casada y tengo 2
hijas y 4 nietos. Estamos viviendo la confrontación entre dos modelos sociales: el colaborativo y el
de dominación, ya sea de izquierdas o de derechas, religioso o laico. Creo que hay energías
positivas y poderes negativos
Riane Eisler, escritora, abogada y activista social

De las diosas a los dioses
El libro de Eisler, El cáliz y la espada. De las diosas a los dioses: culturas prepatriarcales (Capitán
Swing) no es una novedad, se trata de un texto que se reedita y se reedita y sigue siendo un
superventas internacional porque analizando nuestros orígenes culturales nos abre la posibilidad
de un nuevo futuro con más armonía y esperanza. Basándose en evidencias antropológicas,
arqueológicas e históricas nos cuenta que durante la mayor parte de nuestra historia vivimos en
comunidad y equilibrio. El caos y la destrucción, la competencia y la lucha anularon ese mundo y
se impuso. “Hay evidencia científica suficiente para entender cómo, durante miles de años, la
humanidad vivió sin relaciones de opresión entre sexos ni clases, en sociedades de cooperación y
colaboración”.
Lléveme a los albores de la civilización.
Sabemos, gracias a estudios de ADN y evidencias arqueológicas y antropológicas, que durante
miles de años las sociedades no eran violentas ni jerárquicas ni estaban dominadas por los
hombres. Se adoraba a la diosa y la humanidad vivía en paz y armonía sin la dominación
patriarcal.
Pues nos han contado otra historia.
Para mantener las tradiciones de dominación y de control, ya sea hombre sobre hombre, hombre
sobre mujer, raza sobre raza , se ha inventado la idea de que la dominación forma parte de la
naturaleza humana, y no es verdad.
¿Una mentira que viene de lejos?
Sí. Los expertos están empezando a reconstruir una visión más equilibrada de nuestra evolución.
El viejo modelo evolutivo que considera que fue la caza la que liberó nuestras manos y nos puso
en pie está siendo sustituido por otro más coherente.
¿Se quiebran los cimientos de la vieja sociedad?
La postura erguida está relacionada con el hombre y la mujer recolectores y el acarreamiento de
comida del bosque, que era la fuente fundamental de alimento, y no con el hombre cazador.
Interesante.
Y el desarrollo de un cerebro mayor y más eficaz no proviene del vínculo entre los hombres para
cazar sino del de las mujeres con su prole. Ahí residen los cimientos de la organización social, en
el acto de compartir entre la madre y su prole. Hombres y mujeres utilizando las facultades
humanas para sustentar la vida.
¿En el paleolítico éramos más igualitarios?
Lo vemos en las figuritas mal llamadas de Venus que eran diosas, algunas embarazadas y todas
con una vulva muy visible. Eran el símbolo del poder de dar vida, de los cuidados. Pero se ha
hecho una mala interpretación del pasado.
Cuénteme.
En las cuevas hay muchas vulvas, ¿sabe cómo las llaman? Marcas indeterminadas. No podían
verlas porque los antropólogos estaban estancados en el modelo de la dominación.
Uno ve lo que quiere ver.
En los restos arqueológicos de las sociedades del paleolítico y el neolítico tampoco se encuentran
tumbas de jefes con sus armas.
¿Y en el arte?
En las obras de arte de hace 30.000 años y has-ta hace 10.000, no hay imágenes de violencia.
Cuando se representaba a la diosa no iba acompañada de lanzas, sino de símbolos de la
naturaleza y de vida.
¿Y no se ha interpretado así?
Interpretaron lo que eran ramas, hojas, juncos y árboles como arpones y lanzas mal dibujados.
Nuestros ancestros comprendieron que la vida surge del cuerpo de la mujer e imaginaron el
universo como una madre de cuyo vientre surge la vida y a la que retorna tras la muere.
¿En la historia ha habido más años de vida armónica y pacífica que de dominación?
Sí. No eran sociedades idílicas, pero sí más pacificas, menos violentas, más igualitarias y tenían
un equilibrio de género. Haber nacido hombre o mujer no afectaba el estatus o la calidad de vida.
Tenemos muchísimas evidencias de que era una sociedad más equilibrada.
¿Hasta cuándo se veneró a la diosa?
Hasta que hubo el cambio de la sociedad asociativa de los cazadores recolectores a la sociedad
dominadora. El mayor de los cambios de la historia cultural humana en el que se instaura un
periodo de regresión y estancamiento.
¿No fue la agricultura la que trajo el -cambio?
Esa es una teoría. La que ahora barajan muchos arqueólogos es que grupos aislados periféricos
venidos de las estepas del norte y los desiertos del sur entre el 4300 a.C. y el 2800 a.C.,
empezaron a introducir la dominación y las armas en las sociedades agrícolas pacíficas e
igualitarias.
¿Se impusieron por la fuerza?
Sí. Hoy tenemos incluso evidencias de ADN que nos muestran como aquellas antiguas
poblaciones colaborativas fueron casi erradicadas. Después de estas invasiones vemos tumbas
donde hay esqueletos de hombres enterrados con armas y caballos, y mujeres y niños
sacrificados, eso antes no se veía.
¿La sociedad anterior era más avanzada?
Sí, la calidad de la cerámica va muy atrás en el tiempo, la arquitectura y la construcción de casas
surgió de las sociedades de predominación. Y hay indicios de un elevado desarrollo espiritual,
incluso después del cambio la diosa perduró hasta adoptar un papel secundario.
¿Cómo Isis o Maat en Egipto?
Sí, diosas asociadas no solo con dar vida sino con la justicia y la escritura. Sabemos que las
primeras escrituras de Mesopotamia fueron escritas por sacerdotisas. Pero en su mayoría las
representaciones de la diosa, que estaban por todas partes, fueron sustituidas por signos de
dominación, de jerarquía y de guerra.
Ese pasado nos da otra perspectiva de futuro.
Nos demuestra que la dominación masculina, la violencia y el autoritarismo no son
consustanciales a lo humano ni eternos. Un mundo más pacífico e igualitario no es algo utópico,
así hemos sido la mayor parte de nuestra historia y es una posibilidad real para nuestro futuro.

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