Rashid Khalidi tiene los mismos años que la Nakba. Así se conoce al éxodo forzado de 750.000 para la creación del Estado de Israel, con el nombre de catástrofe. Pero este estadounidense de origen libanés-palestino no considera que fuera entonces, en 1948, cuando las tragedias empezaron para los palestinos. Nacido en Nueva York, su familia ha sido testigo y partícipe de esta «guerra de cien años sobre Palestina». Ahora, Khalidi, titular de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes en la Universidad de Columbia y redactor jefe de la revista ‘Journal of Palestine Studies’, rebusca en su archivo familiar hasta alcanzar a su tatarabuelo alcalde de Jerusalén para narrar una violencia que un siglo después se perpetúa. El que fuera asesor de la delegación palestina en las negociaciones de paz de Madrid y de Washington entre 1991 y 1993 mira de frente a su pueblo para tratar de narrar y honrar su lucha entre tanta violencia con su nuevo libro, ‘Palestina: Cien años de colonialismo y resistencia’ (Capitán Swing).
¿Por qué escribir otro libro sobre Palestina?
Mi hijo y otros miembros de la familia me instaron encarecidamente a intentar escribir algo que fuera accesible para el lector común, porque gran parte de lo que he escrito es para académicos e historiadores. Mi hijo, que es dramaturgo, me dijo: hazlo más personal, cuéntale a los lectores las historias que nos cuentas. Así que trato de ilustrar los eventos históricos con cosas que yo mismo o los miembros de mi familia han experimentado. También me motivó a escribir el gran volumen de desinformación sobre Palestina, que habla de israelíes pobres e inocentes atacados por palestinos sin ninguna razón. De hecho, es una situación bastante diferente. Se trata de una población indígena que se encuentra con colonos apoderándose de su país y convirtiendo por la fuerza un país con una mayoría árabe en uno con una mayoría judía. Es una guerra contra los palestinos.
Se han escrito páginas y páginas sobre Palestina durante años, pero los palestinos no han contado con el espacio ni las plataformas para contar sus propias experiencias. ¿Por qué ocurre esto? ¿Quién puede hablar sobre Palestina?
En mi libro, cito al escritor palestino Edward Said, que dijo que los palestinos no tienen permiso para narrar, no se les permite contar sus propias historias. Creo que esto realmente está cambiando. Estamos empezando a oír muchas más voces palestinas. Para entender realmente lo que le pasó a la gente, tienes que prestar atención a los testimonios de los participantes, de la gente común. Nuestra historia no se está contando desde arriba, se está contando desde un lado. Tenemos el lado israelí ampliamente cubierto con diferentes testimonios sobre sus líderes e historias de israelíes comunes. No tienes tanto de eso para el lado palestino. Esta no es una autobiografía, pero incluye mucho material autobiográfico.
El fundador de Israel, David Ben Gurion, dijo en 1949: «Debemos hacer todo lo posible para garantizar que los palestinos nunca regresen… Los viejos morirán y los jóvenes olvidarán». Pero los jóvenes no han olvidado. ¿Cómo han resistido los palestinos durante tanto tiempo?
Hay muchos casos en los que miles fueron asesinados pero aún recuerdan, como el Holocausto o el genocidio armenio. El recuerdo no se ha desvanecido. De hecho, todavía está vivo y creo que es una reacción humana normal. Esta es una forma esencial de resistencia. La memoria es clave para mantener un sentido de uno mismo y un sentido de identidad, así que la memoria colectiva es parte de cómo las personas logran mantenerse vivas, a partir de las cosas que la gente elige recordar y las que se suprimen. En el caso palestino es muy importante porque en un proceso colonial hay epistemicidio, un intento de borrar e, incluso, aniquilar la memoria. Cambiaron el nombre de los lugares, suprimieron la bandera palestina, usaron hebreo en lugar de árabe, lo que sea que se pueda hacer para fingir que nunca hubo otro pueblo en este lugar. Israel y todas las demás potencias coloniales han hecho lo mismo.
En su libro, insiste no sólo en el papel que jugaron tanto los sionistas como los palestinos, sino también en la presión de las fuerzas internacionales e imperiales en este conflicto de décadas. ¿Por qué hay tanto interés en este pedazo de tierra?
Empieza con la religión. Para el judaísmo, la tierra de Israel es central. La imaginación y la comprensión del judaísmo como religión es el lugar donde ocurrieron muchos de los eventos de la Biblia judía. El cristianismo comenzó en Palestina porque Jesucristo nació, murió y fue crucificado en Palestina. En lo que respecta al Islam, es crucial porque todos los profetas de la Biblia son profetas del Islam, por lo que los eventos de la Biblia en Palestina son muy importantes para el Islam. Cada religión tiene razones por las cuales Palestina es sagrada. Además de esto, es un lugar muy estratégico. El imperio británico quería controlar Palestina en parte por razones religiosas pero principalmente por motivos estratégicos.
Esta «guerra de cien años sobre los palestinos» empieza con la declaración Balfour de 1917, según su libro.
Creo que con el apoyo británico al proyecto sionista empezó la verdadera guerra en Palestina. El sionismo era un proyecto nacional sin la necesaria probabilidad de éxito. Una vez que contó con el apoyo de Gran Bretaña que estaba conquistando Palestina en el momento de la declaración Balfour, el sionismo tuvo el músculo y el ejército que necesitaba para reprimir a la población nativa y su resistencia para establecer su propio proyecto e instalarse en Palestina. Así ha sido en todos los casos de proyecto colonial. Necesitan tener una metrópoli que les apoye. Los británicos fueron fundamentales en cada paso del proyecto.
Pero no sólo los británicos.
Evidentemente. El Estado de Israel fue creado gracias a la declaración de las Naciones Unidas en 1947 aprobada tras la presión de EEUU y la Unión Soviética, vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Las armas de la Unión Soviética, desde Checoslovaquia, y las armas de EEUU y el apoyo diplomático de ambos ayudaron a crear el Estado. En todos los frentes de esta guerra en Palestina, este apoyo externo ha sido crucial, aunque Israel es un Estado muy fuerte y poderoso. Es una potencia nuclear, cuenta con una fuerza aérea y misiles temidos en toda la región, pero depende mucho de Europa y EEUU, que aún son las metrópolis de este proyecto. Siempre lo han sido. Estados Unidos entrega anualmente 3.800 millones de dólares en ayuda militar a Israel. Eso requiere mucho apoyo político a Israel en EEUU. Ignorar eso y pretender que es sólo un conflicto entre árabes e israelíes, o solo palestinos e israelíes es un marco completamente falso de una realidad que es mucho más compleja. Siempre ha implicado un apoyo externo muy poderoso para Israel y un apoyo mucho más limitado para los palestinos.
Considera la invasión israelí del Líbano, como uno de los episodios más relevantes en la consolidación de Israel.
El 1982 condujo a la expulsión del liderazgo de la Organización de la Liberación de Palestina (OLP) del Líbano y de sus fuerzas militares. Ese fue un gran punto de inflexión en la historia palestina. Antes de eso, la dirección de la OLP estaba en el exilio, pero después de 1982, el núcleo duro del liderazgo palestino se movió dentro de Palestina. Y muy poco después, en 1987, estalló la primera intifada en los territorios ocupados. Eso significó el cambio del centro de gravedad de la política palestina de afuera hacia adentro. Lo que Israel estaba tratando de hacer al invadir el Líbano, entre muchas otras cosas, es destruir el nacionalismo palestino. En cambio, el resultado fue una especie de renacimiento del nacionalismo palestino de una manera diferente, en un lugar diferente, así que ese es uno de los resultados. También fue una guerra que puso a muchos israelíes en contra de lo que estaba haciendo su propio país y provocó una ola de protestas sin precedentes dentro de Israel contra la invasión. Fue el lanzamiento del movimiento Paz Ahora.
Y, ¿cómo está el proceso de paz?
No hay proceso de paz. No ha habido ningún proceso de paz. Hubo un proceso dirigido principalmente a mantener el statu quo, mantener la ocupación, el control de la seguridad israelí sobre toda Palestina y permitir la continuación del proceso de colonización. Si Estados Unidos, que se suponía que iba a ser el árbitro desde el proceso de Madrid en adelante, hubiera querido, podría haber insistido en que la base para la paz era el fin de la ocupación, el paso a la colonización y el avance hacia un estado palestino independiente. Estados Unidos nunca defendió enérgicamente estas cosas. En cambio, inició un proceso en Madrid donde todas esas cosas estaban fuera de la mesa. Todo lo que se permitió negociar fue el autogobierno palestino bajo la ocupación militar israelí con la continuación de la colonización. Eso no fue paz, eso fue continuación de la guerra en otros términos.
¿Hay algún horizonte de cambio inminente?
La paz no puede resolverse a partir de una continuación de la ocupación y una continuación de la colonización. Lo que tiene que pasar es que tiene que haber descolonización, tiene que haber justicia, tiene que haber igualdad. No se puede tener un conjunto de ciudadanos viviendo en un territorio con un conjunto de leyes y otro conjunto de ciudadanos sin los mismos derechos. No hay futuro posible a largo plazo con eso. En este momento, no veo que eso cambie. Estados Unidos está muy sesgado hacia Israel, Israel no siente presión por parte de Europa o Estados Unidos para cambiar su política. Entonces, ¿por qué deberían cambiar su comportamiento si nadie sanciona sus acciones ilegales e ilegítimas que conducen a crímenes de guerra? Aunque sí tenemos algunos cambios como la valiente acción de la alcaldesa de Barcelona de romper lazos con Tel Aviv. Esas son el tipo de cosas que presionan a Israel para que cambie sus políticas.
También señala los errores cometidos por los líderes palestinos. En el contexto político actual, con Mahmud Abás sin preocuparse por su crisis de legitimidad, ¿hay lugar para el optimismo?
Es un problema central para los palestinos. Hay una ausencia de un movimiento nacional unificado y de una visión estratégica, sumada a la presencia de dos facciones absolutamente en bancarrota, una que realmente no controla nada en Cisjordania, que es la Autoridad Palestina, y otra que controla la Franja de Gaza, Hamás. Los palestinos necesitan reunificar su movimiento nacional y deben acordar cuáles son sus objetivos estratégicos y deben dejar estos objetivos claros al mundo, los países árabes y los israelíes. No hay forma de lograr la liberación y la descolonización hasta que tengan una visión de lo que quieren. Son liderazgos que están operando bajo restricciones tan grandes que no tienen libertad para actuar. Uno de los grandes errores que cometió la OLP fue trasladar todo su liderazgo a los territorios ocupados que están bajo control israelí. Los israelíes son el poder soberano, a pesar de no tener reconocida su legitimidad. Ellos son el poder, el único poder que controla a los palestinos directa e indirectamente. Noticias relacionadas
La situación sobre el terreno nunca ha sido peor: los asentamientos se expanden mientras Israel está gobernado por el Ejecutivo más derechista de su historia.
Este Gobierno es un desafío mucho más severo que nunca antes, y los representantes en Ramala o Gaza no son capaces de enfrentarse a él. Veo muy poco que sea esperanzador en el horizonte para Palestina. El extremismo de la política israelí sólo ha crecido con el tiempo. Existe un creciente apoyo a Palestina a nivel de base de forma mundial. La normalización con los estados árabes es con sus gobiernos, ya que estos son regímenes antidemocráticos y la opinión pública de todos los países árabes apoya mucho a Palestina, como vimos durante la Copa del Mundo en Qatar. Estamos hablando de regímenes no representados, antidemocráticos, impopulares e ilegítimos que actúan en contra de los deseos de su pueblo. Creo que esa es otra fuente de aliento. Se trata de la ocupación militar más larga de la historia. Creo que hay signos de algún cambio positivo, pero no creo que vaya a tener un efecto muy pronto.
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