Rashid Khalidi, historiador y académico estadounidense de origen palestino, es uno de los mayores especialistas en la historia de Palestina. Su último libro, Palestina: cien años de resistencia y colonialismo (Capitán Swing, 2023), es un éxito de ventas en multitud de países, empezando por Estados Unidos. Khalidi analiza para RTVE lo que está sucediendo en Gaza.
PREGUNTA: ¿Cree que se está produciendo una nueva Nakba?
RESPUESTA: Lo que ha ocurrido ya es el mayor desplazamiento de palestinos de la historia. En 1948, Israel expulsó a 750.000 palestinos de sus hogares. Lo que ha ocurrido hasta ahora es el desplazamiento de casi 2 millones de palestinos. Así que ya se ha producido una especie de Nakba, y la mayor parte de la población de Gaza ha sido expulsada a la parte sur de la Franja. La ciudad de Gaza ha sido vaciada de la mayor parte de su población. Y, a ojos palestinos, esto constituye una tragedia del nivel del desplazamiento de 350.000 personas en 1960 y de tres cuartos de millón de personas en 1948. Y no está claro si algún día podrán regresar a sus hogares.
P: Después de varias guerras árabes y en Gaza, ¿piensa que es la peor situación vivida por el pueblo palestino?
R: Además de este desplazamiento masivo de casi el 90% de la población de la Franja de Gaza, el número total de muertos hasta ahora, que es de más de 27.000, es el mayor número de muertos en la historia palestina. En 1948 murieron unas 15.000 personas. Era una proporción muy grande de la población, pero el número de personas muertas es realmente mayor en la guerra de Gaza que en cualquier conflicto anterior, cualquier guerra anterior, incluida la de 1948. Se trata, pues, de una catástrofe enorme. En términos de sufrimiento humano, el número de muertos solo está empezando a contarse. Hay miles de personas bajo los escombros. Sin duda, la mayoría han muerto. Probablemente, habrá un gran número de personas que morirán de enfermedades y con heridas intratables. La mayoría de los hospitales de la Franja de Gaza han sido destruidos u ocupados o no funcionan. Y así, personas con enfermedades que normalmente se tratarían con facilidad, personas con heridas que normalmente sobrevivirían, van a morir, probablemente, por miles. Así que este será el mayor número de muertos en la historia de Palestina. Ya lo es.
P: Habitualmente se fija el año 1948 como el inicio del conflicto entre Israel y Palestina, pero usted lo sitúa en 1917. ¿Por qué?
R: La guerra contra Palestina siempre tuvo varios componentes, uno de los cuales ha sido constante desde 1917: es la implicación de grandes potencias del lado del movimiento sionista y más tarde del Estado de Israel. La implicación británica desde 1917 es lo que dio su naturaleza a ese conflicto. Así que la estructura de la guerra de Palestina surge a partir de 1917 y no antes. Antes existía el movimiento sionista, estaba el desarrollo del nacionalismo palestino. Pero esta lucha realmente comienza con la participación de Gran Bretaña y luego, desde la Segunda Guerra Mundial, la participación de los Estados Unidos. El segundo elemento que ha sido constante ha sido el intento de, en palabras de Zeev Jabotinsky, uno de los primeros líderes sionistas, transformar Palestina en la Tierra de Israel, un proceso colonial por el que un pueblo es sustituido por otro pueblo, tiene derechos absolutos, derechos nacionales, y otro pueblo es privado de esos derechos. Ese ha sido un proceso constante, apoyado por grandes potencias, como Estados Unidos, y antes Gran Bretaña y otras potencias. Y por eso digo que deberíamos volver a 1917. La configuración que vemos hoy se establece a partir de 1917.
P: ¿Cree que lo que sucede ahora es una guerra colonial?
R: Sí, es una guerra colonial en dos aspectos. Tienes grandes potencias tomando decisiones por los locales. Los británicos ignoraron completamente a los palestinos. Más o menos desde el principio de la Declaración Balfour, donde no se menciona al pueblo palestino, y los estadounidenses han ignorado a los palestinos prácticamente hasta el presente. Tienes al secretario Blinken y al presidente Biden haciendo declaraciones sobre el futuro de Palestina sin tener en cuenta las opiniones de la mayoría de los palestinos. Hablan con un líder títere en Ramala que es extremadamente impopular, cuyo mandato terminó cinco años después de su elección en 2004, y que en realidad no representa a nadie. Pero es su interlocutor elegido, que no representa a nadie. Así que los estadounidenses operan con el mismo tipo de lógica colonial que motivó a los británicos hasta la Segunda Guerra Mundial. Y ese aspecto no ha cambiado realmente hasta hoy. Ocasionalmente, traen a los palestinos a la mesa. Yo estuve involucrado en las negociaciones de 1991 a 1993. Los palestinos fueron llevados a esas negociaciones. Pero los resultados fueron impuestos a los palestinos, como vimos más tarde durante los Acuerdos de Oslo. En realidad, los Acuerdos de Oslo fueron una decisión israelí-estadounidense. Y desafortunadamente, la OLP aceptó esos términos.
P: Luego volveremos a eso. Antes me gustaría preguntarle por Israel. ¿Por qué cree que se comporta como una potencia colonial?
R: Por un lado, se puede describir como un poder colonial que utiliza la violencia contra la población sometida. Lo vemos no sólo en Gaza sino también en Cisjordania, con la destrucción de carreteras y el asesinato de muchas personas. El otro nivel en el que es colonial es su proceso por el que pretende apoderarse y colonizar Cisjordania y Jerusalén Este a expensas de sus habitantes indígenas. Los están expulsando. Unos 20 pueblos y comunidades palestinos han sido vaciados de su población desde el 7 de octubre en diferentes partes de Cisjordania. Se trata de un proceso de asentamiento colonial, no solo de una potencia colonial que llega y bombardea o expulsa. Se trata de apoderarse de la tierra y colocar a sus ciudadanos en lugar de la población autóctona y eso es lo que está ocurriendo en Cisjordania. De hecho, hay elementos en el gobierno israelí, incluidos el ministro de Finanzas y el de Seguridad Interna, que están pidiendo la recolonización de la Franja de Gaza: en otras palabras, establecer asentamientos de población israelí en lugar de palestinos que van a ser expulsados. Así que eso es un proceso de asentamiento de colonos, un paso más en el colonialismo.
P: Antes mencionaba las negociaciones de principios de la década de los 90. ¿Cree que en ese momento la solución de los dos Estados era realista? ¿Es viable hoy?
R: Yo participé en las negociaciones que debían conducir a una solución de dos Estados. Obviamente en ese momento creía que había una perspectiva de conseguir ese resultado. Me equivoqué. Una vez iniciadas las negociaciones, nos dimos cuenta de que el techo impuesto por estadounidenses e israelíes excluía cualquier posibilidad de un Estado palestino independiente y soberano. La prueba más clara la dio el primer ministro Isaac Rabin, que fue con diferencia el dirigente israelí más cercano a los palestinos de toda la historia de Israel. Rabin aceptó que los palestinos eran personas, cosa que los líderes israelíes no habían hecho nunca antes. Aceptó que la OLP representaba a los palestinos, aceptó negociar con ellos. Sin embargo, en su último discurso ante la Knesset, en 1995, dijo: «lo que ofrecemos a los palestinos es menos que un Estado». Israel mantendría el control de seguridad sobre la entrada y salida a este Estado, por lo que no habría sido un Estado soberano e independiente. Por eso nos equivocamos. Eso no era posible, al menos hasta donde Israel estaba dispuesto a llegar. Y Estados Unidos nunca estuvo dispuesto a presionar a Israel en esto. Aún así, creo que el resultado hubiera sido diferente si Rabin no hubiera sido asesinado, si su coalición de gobierno hubiera sido más fuerte. Pero no sucedió. Ningún gobierno israelí estaba dispuesto a renunciar al control de la seguridad, lo que significaba soberanía, independencia.
P: ¿Ve posible ahora la solución de dos Estados?
R: La solución de un Estado, Israel, junto a una Palestina batustán [reservas para la población negra en la Sudáfrica del apartheid], siempre fue posible. Eso es lo que Israel pretendía, y eso es todo lo que Estados Unidos estaba dispuesto a obligar a Israel a aceptar. Olvidémonos del gobierno actual. El anterior tampoco estaba dispuesto a aceptar un Estado palestino independiente y soberano con control sobre sus propias fronteras, etc. El gobierno de Estados Unidos tampoco está dispuesto a hacer ningún esfuerzo para que eso sea posible. Está dispuesto a hablar eternamente y a plantear la perspectiva de un Estado palestino ilusorio para engañar a los ingenuos e ignorantes dirigentes árabes para que reconozcan a Israel y establezcan líneas ferroviarias a través de Oriente Próximo y sirvan a los intereses estratégicos estadounidenses. Así que, en realidad, no creo que haya ninguna perspectiva de ello en un futuro próximo.
P: ¿No es posible que haya algún cambio?
R: Sí, todo esto podría cambiar. Los israelíes podrían cambiar de opinión. Cambiaron de opinión tras la guerra de 1973, también tras la Primera Intifada a finales de los ochenta. Podrían volver a apostar por la derecha o tomar otra dirección. Pero en la configuración actual de la política israelí, a mi modo de ver, es absolutamente imposible. Y en la configuración actual de la política estadounidense, con Trump por un lado y Biden por el otro, es absolutamente imposible.
P: Estados Unidos pide a Israel que ofrezca un horizonte. ¿Usted confiaría en ese hipotético horizonte?
R: Depende de qué horizonte estemos hablando. Si Estados Unidos está hablando del fin de la ocupación, de la eliminación de los asentamientos israelíes, que ahora incluyen a más de 700.000 ciudadanos israelíes en toda Cisjordania y Jerusalén Este, y de la soberanía e independencia palestinas dentro de un plazo específico, no dentro de seis siglos. Porque eso es lo que siempre han hecho los estadounidenses. Eso es lo que pasó en los años noventa. Nos dijeron que habría un período provisional de sólo cinco años hasta conseguir un Estado. Ya han pasado más de 30. Yo no creería nada de lo que Estados Unidos dijera, a menos que viniera de una forma completamente diferente. Insisto, creo que la intención de todo esto es engañar a los líderes árabes y dar a Israel un gran regalo, que son las relaciones diplomáticas con Arabia Saudí y otros países, a cambio de un espejismo, de la ilusión de un Estado que llegaría en algún momento en el futuro y cuyos contornos no son realmente claros. ¿Qué significa soberanía para Estados Unidos? ¿Significa el control palestino sobre sus propias fronteras? ¿Significa que se eliminarían los asentamientos israelíes? No lo creo. De hecho, no hay indicios de que sea así. Esta Administración ni siquiera habla de ocupación, de acabar con la ocupación. No habla de que los asentamientos sean ilegales y que deben ser eliminados. Los palestinos deben controlar sus propias fronteras, deben ser soberanos. Debe haber un Estado contiguo y viable. Eso tendría sentido. Lo otro, es totalmente vacío.
P: Usted ha descrito a Joe Biden como uno de los presidentes más proisraelíes de Estados Unidos. ¿Qué pasa con Trump? ¿Cambiaría algo si Trump resulta elegido de nuevo presidente de Estados Unidos?
R: Es imposible decir lo que hará Trump, pero podemos decir lo que hizo y lo que podría hacer. Lo que hizo fue introducir varios de los cambios de mayor alcance en la política estadounidense, reconociendo la ocupación ilegal israelí de los Altos del Golán, reconociendo la soberanía de Israel sobre la totalidad de Jerusalén, incluida la vasta zona de Cisjordania que Israel anexionó a Jerusalén, cerrando la oficina de la OLP en Washington y cerrando el consulado estadounidense en Jerusalén Este, y luego lanzando los Acuerdos de Abraham, por los que tres países árabes reconocieron a Israel a cambio de nada en lo que respecta a la cuestión de Palestina. Estoy seguro de que obtuvieron beneficios bilaterales de Israel, pero la cuestión de Palestina fue esencialmente tirada al retrete, completamente descartada por Trump. ¿Volverá a hacer ese tipo de cosas? Estoy seguro de que sí. ¿Tiene el mismo compromiso visceral, personal y profundo con Israel que el presidente Biden? No creo que lo tenga. Pienso que Trump no tiene creencias ni principios. Hace lo que cree que le beneficiará a él y a su futuro político. Y si cree que la marea está cambiando en Estados Unidos, también cambiará. Por ejemplo, no quiere entrar en guerras en Oriente Medio. ¿Por qué? Porque sabe que la opinión pública no quiere eso. La administración Biden está aparentemente dispuesta a arriesgarse a una guerra con Yemen, como hace ahora mismo siguiendo una política imperial que llevó a Estados Unidos a toda una serie de guerras en el pasado. Entonces, ¿será Trump peor que Biden? Puede que sí. ¿Será tan aventurero como Biden? Puede que no. ¿Tendrá el mismo profundo compromiso emocional con Israel? Desde luego que no. Será transaccional. Hará lo que crea que le sirve. ¿Será peor presidente? Sin duda, en muchos aspectos. Pero en lo que respecta a los palestinos, está empeorando, y seguirá empeorando. Entre Biden y Trump es una elección entre el veneno y la horca.
P: ¿Beneficia a alguien la regionalización del conflicto?
R: La regionalización del conflicto ya ha cambiado la situación en Oriente Medio. Ha recordado a todo el mundo que la opinión pública árabe es, y ha sido siempre, extremadamente favorable a Palestina. A las élites cleptócratas, autócratas y dictatoriales de Oriente Próximo no les importa Palestina, pero a la opinión pública sí. Hablo de la gente, de los intelectuales, de lo pueblos. Y eso se ha puesto de manifiesto durante esta guerra, no sólo por la expansión del conflicto al Líbano y al Mar Rojo y hasta cierto punto a Siria, sino principalmente por las manifestaciones y el apoyo público y las encuestas que hemos visto en Arabia Saudí, en Egipto y en otros países, que indican que hay un enorme apoyo a los palestinos. Lo que eso significa es que Estados Unidos y sus clientes, regímenes títeres y aduladores en todo Oriente Medio, se ven obligados a actuar con más cautela a la hora de traicionar las opiniones de la opinión pública.
P: Recientemente hemos visitado el campo de refugiados palestinos de Shatila, en Beirut. Allí, gente que sólo ha conocido la vida en el exilio se mostraban esperanzados con respecto a la causa palestina. ¿Tiene sentido la esperanza a la luz de la Historia?
R: Bueno, te diría un par de cosas. La primera es que, como dijo Tony Judt, el proyecto que el sionismo previó en Palestina, por el que se sustituye a una población indígena por una población principalmente europea, podría haber funcionado en el siglo XVIII o incluso a principios del siglo XIX, pero en los siglos XX y XXI es una propuesta muy difícil de mantener. Se usaba y se usa una tapadera, que es la conexión entre el judaísmo y la Tierra de Israel. Además se le añade el hecho de que los judíos en Europa fueron objeto de una persecución horrible durante muchos siglos. No necesito decirle al público español que su país expulsó a toda la población judía en 1492. Pero esto no es sólo cierto en España o Portugal.
Un par de siglos antes, el rey francés expulsó a todos los judíos de Francia. Un siglo antes, el rey inglés expulsó a todos los judíos de Inglaterra. Y hubo pogromos y masacres a lo largo de la historia de la Europa cristiana, hasta los terribles pogromos de finales del siglo XIX y principios del XX en Rusia, hasta el Holocausto. Pues bien, todo este sufrimiento que las poblaciones judías de Europa soportaron durante siglos ayudó a justificar lo que el proyecto sionista estaba haciendo en Palestina. Los europeos tenían un sentimiento de culpa plenamente basado en hechos. Y los estadounidenses tenían un sentimiento de culpa por no haber podido detener el Holocausto, y por no haber dejado entrar a refugiados que podrían haber sido salvados antes del Holocausto. Básicamente dijeron, bueno, vamos a resolver nuestro problema a expensas de los árabes. Así que, en realidad, no tenía nada que ver con la persecución de los judíos durante milenios en la Europa cristiana. Ese proyecto, sin embargo, era en su base un proyecto de asentamiento de colonos, reemplazando un pueblo por otro pueblo. Eso podía funcionar a principios del siglo XIX, tal vez hasta 1850. Pero ya no iba a funcionar en las primeras décadas del siglo XX. Ha tenido éxito en la medida en que ha producido un Estado-nación, un Estado-nación poderoso, pero que está constantemente en guerra con su población indígena, los palestinos, y con sus vecinos. Y no creo que ese sea un futuro sostenible para Israel.
P: ¿Hasta cuándo puede mantener esta situación?
R: No lo sé. Israel puede continuar luchando mientras los Estados Unidos los apoyen; matando palestinos por miles, y ahora por decenas de miles. Podrían seguir indefinidamente mientras tengan el apoyo de los países madres del sionismo, la metrópoli, es decir, Estados Unidos y Europa Occidental, que siempre han sido los partidarios sin los cuales Israel no podría haber sido creado y sin los cuales no podría continuar en su forma actual. Mientras estén dispuestos a apoyarlo, podrá continuar.
Pero creo que estamos empezando a ver los límites de algo de eso. La gente en Occidente está empezando a entender que, para mantener este estado de cosas, se requieren masacres y matanzas que llegan al nivel de genocidio. Ese es el precio de sostener este proyecto en la forma que ha tomado, de supremacía judía y supresión total de cualquier derecho para los palestinos. No hay más que ver lo que dicen los políticos israelíes, desde el centroizquierda hasta la derecha. Han aprobado la ley en la Knesset que dice que sólo hay un pueblo con derecho a la autodeterminación nacional. Esa es la ley del estado nación israelí aprobada en 2018. Eso es por lo que Israel está luchando, la supremacía judía. Eso es muy difícil de vender en el siglo XXI, no sólo en el Sur global, sino incluso en Estados Unidos y en Gran Bretaña Francia, Alemania, España y Portugal.
P: Por lo tanto, ¿comparte la esperanza de los refugiados de Shatila?
R: Pero ahora no. Discrepo de lo que te dijeron en Shatila porque Israel podría continuar indefinidamente, siempre y cuando tengan apoyo exterior. Cada proyectil que disparan sus tanques fue entregado por los Estados Unidos sin la aprobación del Congreso. Mientras eso continúe, pueden bombardear y matar a los palestinos indefinidamente. Insisto en que en Estados Unidos se están produciendo cambios, incluso sindicatos hasta ahora pro-israelíes se han opuesto a la política de Biden. Pero los políticos estadounidenses son siempre muy lentos para responder a lo que quiere la gente. Tardaron años en detener las guerra de Vietnam, Irak y Afganistán. Si este cambio continúa, harán falta muchos años más para que de la opinión pública salte a la política, los medios y las empresas. Todas las grandes compañías estadounidenses están dirigidas por personas mayores, ricas y blancas que no sienten simpatía por los palestinos y, al contrario, simpatizan mucho con Israel.
Pero tarde o temprano eso puede cambiar o cambiará. Israel usa una fuerza abrumadora contra los palestinos, que resisten a veces de forma violenta y otras, la mayoría, sin violencia. La cuestión es que, mientras la población autóctona siga resistiendo, Israel seguirá recurriendo a este tipo de fuerza abrumadora para la que necesita apoyo externo. La cuestión es que no creo que eso vaya a ser aceptable a largo plazo. Los dirigentes israelíes hablan de una guerra de varios años. ¿Van a seguir matando a 300 personas al día? ¿Diez niños al día van a perder sus miembros durante los próximos seis, ocho, nueve, 12 meses? Nadie afuera puede aceptar esto. No creo que Biden pueda ir a las elecciones de 2024 en noviembre, con trescientos palestinos siendo masacrados cada día, casi todos ellos mujeres y niños y ancianos y no combatientes. Creo que es insostenible en el largo plazo. Ahora, cuánto tiempo va a pasar hasta que dejen de apoyarles, no lo sé.
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