Rashid Khalidi (Nueva York, 75 años), historiador y escritor estadounidense de origen palestino-libanés, especializado en Oriente Próximo, admite que ha vivido momentos mejores, que la situación es difícil. Recuerda la guerra que sufrió en sus carnes en Líbano en la década de los setenta del pasado siglo, lejos de su despacho actual en la neoyorquina Universidad de Columbia, en la que imparte clases y desde donde responde por videollamada. Está afectado porque tiene familia en la franja de Gaza a la que perdió el rastro; desbordado por las peticiones de los medios para que analice la escalada de la violencia entre Israel y Hamás, pero también por la presión que sufre el mundo académico en Estados Unidos contra los que critican a Israel: “Me recuerda un poco a los peores días tras el 11 de septiembre [de 2001], cuando hubo mucha islamofobia”, sostiene Khalidi con una vehemencia que crece a cada palabra, “como si estuviera en la Unión Soviética en el apogeo de la Guerra Fría”. El ensayista presentó el pasado mayo en Madrid el libro Palestina, cien años de colonialismo y resistencia (Capitán Swing).
Pregunta. Sigue de cerca lo que ocurre en Palestina e Israel, ¿esperaba esta escalada de la violencia?
Respuesta. No. Me quedé tan sorprendido como los israelíes. Debo admitir que no soy un analista de la actualidad; no estoy ahí. Estuve por última vez en marzo y no en Gaza. Estuve en Jerusalén y Cisjordania. Pero no esperaba esta escalada en absoluto.
P. Ha estudiado y vivido a través de su familia las guerras entre árabes e israelíes desde 1948 y las ofensivas en la Franja desde 2006. ¿Esto es diferente?
R. Es algo diferente. Los palestinos que recuerdan el trauma de 1948 [declaración del Estado de Israel y expulsiones de sus tierras] que experimentaron sus abuelos o sus padres ven lo que está sucediendo en Gaza como un nuevo capítulo de la limpieza étnica de Palestina. Espero que esos temores no se hagan realidad. Espero que la gente no se vea obligada a abandonar Palestina, que puedan regresar a sus hogares. Pero más de medio millón, tal vez tres cuartos de millón de personas, ya se han desplazado. Mis sobrinas políticas se han marchado de Ciudad de Gaza y no sé dónde están ahora. Eso trae a la mente el recuerdo de los palestinos que tuvieron que dejar sus hogares muchas veces, pero especialmente en 1948.
P. ¿Qué perseguía Hamás con su ataque en el sur de Israel?
R. No sé lo que está en mente de las personas que tomaron la decisión. El comandante militar de Hamás habló de ignorar a los palestinos, de Jerusalén, del asedio de Gaza, de prisioneros. Y habló de los asentamientos israelíes y de la forma en la que los colonos los están ampliando con el apoyo del Gobierno, acosando y atacando a los palestinos, además de la represión en Cisjordania. No sé si son las verdaderas razones. La primera, que es ignorar la cuestión de Palestina, parece obvia.
Ha habido un proceso de normalización, de ausencia total de horizonte político para los palestinos. ¿Qué se les dice? Más confiscaciones y robos de sus tierras. Más movimiento de personas fuera de sus hogares. Más represión, menos derechos y ninguna autodeterminación ni fin de la ocupación. Esto es lo que ofrece Israel. Y es lo que paga y arma Estados Unidos. Esa parecería una motivación obvia. Y lo que sucedió en Jerusalén durante el verano, cuando un millar de colonos religiosos extremistas irrumpieron en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén para rezar. Quieren transformar el tercer lugar más sagrado del islam en un lugar de oración judía. No lo digo yo, lo dicen ellos. Y lo están haciendo.
Un periodista me preguntó si Hamás estaba tratando de detener el proceso de normalización entre Israel y Arabia Saudí. Creo que están tratando de presionar para que Palestina vuelva al mapa. ¿Lo han hecho? No creo. ¿Les importa? No estoy seguro. Ahora están tratando de hacer retroceder algunas de las atrocidades que se cometieron [en el ataque a Israel], diciendo que hubo caos, que no fueron ellos, que no quisieron hacerlo. Hay fotografías de combatientes abrazando a bebés. Se dieron cuenta de que algo salió mal.
P. Israel defiende que quiere erradicar para siempre a Hamás, ¿es posible?
R. Cuando Israel dice eso, está usando el término Hamás para referirse, en realidad, a la muerte de más de 3.500 palestinos, la mayoría civiles. Creo que les encantaría erradicar a Hamás como gobierno, como estructura política, religiosa y cultural, y como estructura militar. No creo que puedan hacer las dos primeras cosas. No sé quién puede gobernar Gaza, pero no creo que nadie más pueda asumirlo. Ya sea que maten a todos sus líderes, ya sea que maten a todos los militantes armados, ellos permanecerán ahí como una fuerza política, incluso si los israelíes ocupan o se van. Así que destruir a Hamás como institución política, destruir a Hamás como idea, es imposible. Aniquilar sus capacidades militares es posible, pero solo de forma limitada y por un tiempo limitado.MÁS INFORMACIÓN
Guerra entre Israel y Gaza, en directo
P. ¿Puede ser la Autoridad Nacional Palestina una alternativa en Gaza?
R. Uno de los grandes problemas que tienen los palestinos es la falta de pensamiento estratégico y de un liderazgo joven e inventivo. Tenemos un liderazgo en Ramala viejo, corrupto, que está en bancarrota política, que no tiene ideas, que ha defendido una estrategia que fracasó hace décadas. Fracasó después de [los Acuerdos de] Oslo [de 1993]. Fracasó antes de la Segunda Intifada. Tienen la mente vacía y la mayoría de los palestinos los odian por ser colaboradores de Israel. No constituyen una alternativa para los palestinos. Ahora bien, esto es lo que Israel querría, por supuesto. Israel y EE UU crearon este tipo de Autoridad.
Eso no es lo que los palestinos pensaron que iban a hacer, lo que pretendían [Yasir] Arafat y la OLP [Organización para la Liberación de Palestina]. Pero ese ha sido el resultado durante los últimos 25 años o más. Y es algo que Hamás puede sentir. Destruyes una alternativa política. Hacen que funcione como subcontratista de seguridad para Israel, mientras roba más tierra. Después de las elecciones de 2006, Hamás se unió a un Gobierno de coalición que estaba dispuesto a negociar. ¿Por qué se unieron a un Gobierno de coalición? ¿Por qué ofrecieron una tregua de 100 años? Si querían matar judíos, ¿cómo podrían matar judíos en una tregua de 100 años?
Esa fue una puerta que EE UU, Europa e Israel cerraron de golpe e hicieron todo lo posible para desbaratar ese Gobierno. Si no puedes ir al Tribunal Penal Internacional o hacer BDS [boicot a productos israelíes] y no puedes protestar de manera no violenta porque te disparan a balazos en la franja de Gaza o en Ramala, entonces tomas un arma. No parece muy difícil de entender, pero por supuesto no queremos saber esa historia; no queremos a sus terroristas asesinos sedientos de sangre. Matan bebés, mujeres y niños. Son maldad pura. No hay historia.
P. Difícil hablar de historia en estos días cuando las narrativas son tan duras.
R. Imposible. ¿Cómo puedes hablar de contexto cuando hablas de maldad pura? Sabes que esta es una cosmovisión maniquea. Es la inquisición contra los herejes; el bien contra el mal. No hay conversación. No hay discusión. No hay antecedentes. No hay historia en ese tipo de situación en blanco y negro. Y eso es lo que esta Administración [de Joe Biden] ha creado en Estados Unidos y los gobiernos occidentales están creando en el Reino Unido, Francia y otros lugares.
P. EE UU ha mostrado de nuevo su fuerte apoyo a Israel. Usted vive allí. ¿Esperaba otra cosa de Biden?
R. Creo que Biden, al menos hasta el 7 de octubre, era uno de los presidentes más proisraelíes de la historia de EE UU. Siempre se ha dejado guiar, como otros presidentes estadounidenses, por cálculos electorales. ¿Qué hará que me reelijan? Pero incluso teniendo en cuenta esos hechos, su compromiso incondicional con Israel, su voluntad de conceder enormes ventajas a [Benjamín] Netanyahu, que lo insultó y que ha alienado a la mayoría de su propio pueblo y a la mayoría de los judíos estadounidenses que se ofrecieron a reunirse con él, me ha sorprendido a qué nivel ha adoptado una narrativa israelí. Puedo especular sobre las razones, pero creo que fue más lejos de lo que esperaba.
P. ¿Ha conseguido algo Biden con su viaje a Israel? ¿Quizá retrasar el asalto terrestre?
R. Creo que el viaje de Biden tenía como objetivo lograr dos o tres cosas. Una es asegurarse de que no haya una escalada que involucre a Hezbolá e Irán. A Biden le importan las elecciones. Si se le considera responsable del inicio de una guerra en Oriente Próximo, perderá la elección y lo sabe. Cualquier escalada que involucre a Irán o una expansión importante del conflicto entre Hezbolá y Líbano hundirá a Biden en 2024. El segundo objetivo es sacar a los rehenes estadounidenses e, idealmente, sacar a más secuestrados. Y lo tercero es permitir cierta ayuda humanitaria.
P. Eso parece que lo ha conseguido.
R. Puede suceder, tal vez, en algún momento. Creo que también les estaba dando tiempo a los israelíes para que no lanzaran la ofensiva mientras él estaba en Israel. No creo que estén preparados para eso; que sepan exactamente lo que quieren hacer. Es posible que la visita de Biden haya sido diseñada para ayudar a cambiar eso. Porque una parte del viaje fue de cara a EE UU.
P. Si, finalmente, Israel vuelve a ocupar Gaza, ¿qué supondría para los palestinos?
R. Inflamaría la resistencia. Pueden matar, han matado a unas 3.500 personas. Matarán a más. Vaciarán parte del norte de la franja de Gaza. Si Israel se queda, habrá resistencia. Otra cosa que Biden intentaba decirles a los israelíes es que no ocupen. Lo dijo públicamente antes de irse. No lo quieren, a diferencia de los israelíes, que están cegados por la ira y el deseo de venganza. Una de las cosas que EE UU está tratando de hacer es convencer a esta gente de que vuelva a la tierra. ¿Qué haces después de ocupar Gaza? ¿Salió bien la primera vez? Traiga a cinco veteranos de la ocupación de Gaza desde 1967 hasta 2005 y déjeles que le digan cómo será. Será cinco veces peor. Y estoy seguro de que algunos militares del lado israelí y algunos miembros del personal de inteligencia, como suele ser el caso, se alinearán con los estadounidenses en contra de los políticos en el campo de la guerra.
Ver artículo original