10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

Quemados, ‘mudos’… ¿por qué se vapulea a los millennials?

Por El Correo  ·  30.09.2021

A veces somos tremendamente injustos. Formamos parte del problema, pero vapuleamos a quien lo sufre, como si fuese algo que nos resulta ajeno. Claro, nadie quiere ser responsable de la desgracia de otro. Y menos aún de la de una generación entera, que es lo que pasa con los millennials, esos chicos y chicas que ahora tienen entre 25 y 40 años y que llevan a sus espaldas una mala fama terrible.

Se dice de ellos que son una generación quemada, que están cansados de no hacer nada, que son ‘mudos’ por su supuesta falta de espíritu de lucha y planes de futuro. Y, para colmo, constantemente los comparamos con los jóvenes de épocas pasadas: ¡antes la juventud corría delante de los grises!, ¡y en la posguerra, en medio del hambre y la miseria, se lanzaban a crear familias y a trabajar como mulas! Es decir, encima, la sociedad les echa en cara lo mal que les va. ¿Qué tal si en lugar de sumarnos a la lluvia de críticas intentamos empatizar con ellos y, sobre todo, compartir ‘culpas’ sobre su situación?

Es lo que cada vez más estudiosos intentan hacer ver: es una injusticia catalogar a una generación entera como vaga y pusilánime sin hacer examen de conciencia y pararse a reflexionar. Así lo exige la escritora y periodista Anne Helen Petersen en su último éxito editorial, ‘No puedo: cómo se convirtieron los millennials en la generación quemada’ (Capitán Swing). Ella no niega que la vida de otras generaciones de jóvenes fuese muy difícil (cada época tiene sus cruces), pero destaca que los millennials están «realmente jodidos» y «sin la menor opción». «Es la generación que ha ido a la universidad pero que no termina de atisbar la estabilidad laboral, económica, física y emocional… que no ahorra porque el precio de la vivienda no se lo permite, la que, cargada de deudas, terminará siendo más pobre que sus padres, la que, de forma casi permanente, vive agotada por el esfuerzo de mantener algún tipo de equilibrio».

Soluciones colectivas

Así, Petersen rompe una lanza en su favor: «Nos criaron en la creencia de que, si nos esforzábamos lo bastante, podríamos ganar al sistema o, cuando menos, vivir cómodamente en él», afirma. Y no, eso no ha ocurrido, quizá por primera vez en la historia. Se trata, según la autora, de la generación más incomprendida y más golpeada por sucesivas crisis, la última de ellas en clave pandémica.

Así que los millennials (y también sus progenitores) llevan escrita en la cara la palabra ‘estafados’. La pregunta es: ¿tiene solución la mala situación de los millennials, quienes, por cierto, heredarán el mundo en el futuro, pese a su supuesta falta de motivación? En declaraciones a este periódico, Anne Helen Petersen cree que hay motivos para la esperanza. «El primer paso es que se pueda hablar del concepto de ‘quemado’ (‘burnout’). Y, una vez que lo reconozcamos como un sufrimiento colectivo, podemos empezar a hablar sobre cómo avanzar», detalla. Claro, como en todo mal que se quiere atajar, lo primero es admitirlo y luego empezar a trabajar. Aunque vaticina que se trata «de un proceso realmente largo, ya que hay que desaprender las ideas sobre el trabajo y sobre identificar nuestro valor como personas con la capacidad de trabajar todo el tiempo».

Ciertamente, si los millennials tuviesen trabajo y ganasen dinero, estaríamos ahora hablando de una generación exitosa, aunque otros aspectos de su vida fuesen un desastre. Así que, para Petersen, mejorar el panorama millennial pasa por cambios profundos «que hagan más difícil explotar a los trabajadores y por desarticular la conexión entre el valor como asalariado y el valor como persona».

Soluciones colectivas

CÓMO SABER SI HAS CAÍDO EN LA CULTURA DEL AGOTAMIENTO

  • Si algo define a los millennials, según Petersen, es la cultura del agotamiento, aunque no es patrimonio exclusivo de esta generación. He aquí unas claves que la autora apunta para detectar este cansancio vital.
  • ¿Tienes la sensación de que el trabajo nunca acaba? En bucle Cuando estamos disponibles las 24 horas (la ‘maldición’ de la tecnología) o conectados a las redes cuando deberíamos estar durmiendo, socializando cara a cara o realizando actividades para nuestro bipeneficio (deporte, leer, ir al cine)… epso es un signo inequívoco de que hemos caído en la cultura del agotamiento. Porque el único tiempo que ‘cuenta’ es el del trabajo.
  • ¿Estar hiperconectado asfixia tu vida interior? ¿Vida quééé? Cuando estamos disponibles las 24 horas (la ‘maldición’ de la tecnología) o conectados a las redes cuando deberíamos estar durmiendo, socializando cara a cara o realizando actividades para nuestro bipeneficio (deporte, leer, ir al cine)… epso es un signo inequívoco de que hemos caído en la cultura del agotamiento. Porque el único tiempo que ‘cuenta’ es el del trabajo.
  • ¿Sientes que tu vida es una larga lista de tareas pendientes? Claro Estar al día de todo es un imperativo social. Si no, tu posible fracaso (falta de empleo y de proyectos vitales, como comprar vivienda) son ‘culpa’ tuya. Eso les hemos vendido a los millennials. Y, entre tanta exigencia de estar informados, la gente acaba agotada, sin tiempo para reflexionar. Es un ir hacia delante como pollo sin cabeza, pero sin cultivar eso que se llama vida interior, una parte de nosotros mismos que debería escapar a las imposiciones y responder sólo a nuestros intereses.
  • ¿Demasiado cansado para leer? Expertos en perder el tiempo… Para las víctimas de la cultura del agotamiento, la vida no es para vivirla, sino para cumplirla.Cumplir horarios, plazos, hitos biográficos (tener trabajo estable y casa, pareja, hijos, coche). Y, si esto no se produce, llega la sensación de fracaso, de no llegar a los objetivos.
  • ¿Organizar las vacaciones te estresa? La paradoja máxima Si organizarlas pasa a ser una responsabilidad, un trámite y un quebradero de cabeza…, hueles a quemado. Todo para ti es obligación

Según Alejandro Romero Reche, profesor de Sociología de la Universidad de Granada, la precariedad del trabajo es uno de los ejes sobre los que pivotan los males de los millennials, «pero también la ideología voluntarista del emprendimiento que nos hace individual e intransferiblemente responsables de todo lo que nos pase en la vida, incluso la enfermedad y la muerte. Como reza la portada de cierto bestseller, ‘usted puede sanar su vida’, así que, si no la sana y muere de cáncer, es porque le ha dado la real gana». La conexión constante, la exigencia de disponibilidad absoluta, el desprestigio de la movilización colectiva para las reivindicaciones laborales… son otros aspectos que apuntillan a los millennials en estos momentos.

Por eso, según señala Romero Reche con ironía, en lugar de recurrir a soluciones individuales, de esas de apartarse del mundo y ponerse místicos para después vender consejos en YouTube, «quizá sería más eficaz recurrir a herramientas colectivas que, aun siendo antiguas, no carecen completamente de utilidad, como eso que los ancianos del lugar llaman sindicatos».

Ver artículo original