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Qué hacer cuando lo pierdes todo a los 50: la historia real de la pareja que hizo la mochila y se puso a caminar

Por Mujer Hoy  ·  24.09.2021

Nos llega ‘El sendero de la sal’ (Ed. Capitán Swing) justo cuando su autora, Raynor Winn, publica en el mundo anglosajón su continuación, ‘The Wild Silence’, con lo que avancemos el gozo de que esta historia, acaso la más importante que vayas a leer este año, sigue adelante. El relato narra una historia real, la de Raynor y Moth, casados desde hace más de 30 años y residentes en una granja en Gales. Su mundo se derrumba en pocos días al recibir dos noticias: la enfermedad terminal de Moth y el desahucio de su hogar. Sin esperanza médica y sin casa, deciden meter la vida en una mochila y ponerse a caminar. ‘El sendero de la sal’ recorre los mil kilómetros del sendero de la costa sudoeste de Inglaterra, de Somerset a Dorset, pasando por Devon y Cornualles, y el efecto que la inmersión en la naturaleza puede tener en nuestra mente y nuestro cuerpo.

No te vamos a adelantar nada de lo que Raynor Winn va contando de su largo camino, aunque sí conviene adelantar algo importante de su enfoque: no se trata de esperar nada al final de la senda que se inicia, sino de lo que ocurre MIENTRAS. De hecho, gracias a las memorias de Winn alcanzas a comprender en toda su profundidad lo que significa vivir en el presente, algo deseable cuando ese presente sucede fuera de oficinas, jornadas de trabajo interminables o soledad no elegida. Para todo lo demás, es el mismo camino el que va proveyendo, sobre todo cuando te echas a caminar con lo mínimo, como hizo esta pareja que durmió en su tienda de campaña y se alimentó de fruta, tallarines de supermercado y demás alimentos fáciles de llevar y preparar.

Como imaginarás, al término del Sendero de la Sal los cambios son evidentes en la salud de Moth, pues su enfermedad cerebral, degenerativa, cede en virulencia. Por su parte, Raynor Winn inicia carrera como escritora y activista social contra los desalojos. «No escribí ‘El sendero de la sal’ para darle consejos a nadie. Cada uno tiene que vivir su propia vida», explica la escritora y caminante. «Sí puedo contar cómo me enfrenté yo a la adversidad, y si esa experiencia inspira a alguien, estupendo. En realidad, al principio nos propusimos caminar sencillamente para levantarnos de la cama cada día. Fue después cuando la naturaleza y el paisaje se convirtió en la razón para continuar. Liberó nuestra mente. Nos permitió soltar nuestra desesperación y nuestra ansiedad».

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