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Para evitar esa tontería del “arte gratis”

Por ABC  ·  06.06.2021

FERNANDO CASTRO FLÓREZ

Una de las expresio- nes más lamenta- bles que podemos escuchar en los andurriales de la

cultura es «por amor al arte», como si los artistas fueran una combinación extraña del idio- ta, aquel que nació en una cuna de oro y el obsesivo que prefie- re convertirse en un esclavo de su imaginación antes de mili- tar en las legiones de burócra- tas que llevan el mundo hacia el desierto de lo real. A los ar- tistas, como apunta W. Dere- siewicz, no les gusta hablar de arte, sobre todo cuando la ca- rencia es sintomática y tampo- co es habitual que se reconoz- can como trabajadores. La su- blimación opera en los ámbitos estéticos y parece dar más sa- tisfacción divagar sobre el «arte como un don» que recordar las dificultades para conseguir vi- vir del trabajo artístico. «No

PARA EVITAR ESA TONTERÍA DEL ‘ARTE GRATIS’

William Deresiewicz retrata un presente y un futuro incierto para los creadores contemporáneos vendidos a la ‘frikada’

William Deresiewicz es un ensayista y crítico literario norteamericano // ABC

Es evidente que las prácticas artísticas y eso que se llama «in- dustrias culturales» han teni- do que adaptarse Internet y a la economía ‘gig’. Hay que de- dicarle todo el tiempo a eso tan

«etéreo» del arte y puede que no consiga otra cosa que ser irrelevante o invisible en la épo- ca de la vigilancia total.

Pixel gris

Esta desconsoladora investiga- ción se publicó el año pasado cuando todavía el mundo no había colapsado por la pande- mia. Sus diagnósticos serían, con seguridad, todavía más ca- tastróficos si se revisara la si- tuación del arte en esta impo-

INTERNET OBLIGA

AL ARTISTA A TRATAR DE VIRALIZAR SUS PRODUCCIONES EN COMPETENCIA FEROZ

sible «nueva normalidad». Aun- que también es digno de señalar que en los últimos meses tene- mos el «espejismo» del crip- toarte que ha posibilitado que hasta un pixel gris se remate en una subasta por más de un mi- llón de euros. Esta época des- quiciada demanda un arte her- manado con el ‘fast-food’, e in- cluso me atrevería a calificarlo

puedo pensar –escribe– en otro campo en el que la gente se sien- ta culpable de que le paguen por su trabajo, y más culpable aún por querer que lo hagan».

Deresiewicz realizó, según indica, ciento cuarenta exten- sas entrevistas con músicos, novelistas, biógrafos, poetas y dramaturgos, directores de do- cumentales, películas de ficción y programas de televisión, pin- tores, ilustradores y artistas conceptuales para entender como tratan de ganarse la vida. Llegó de forma inmediata a la conclusión de que la mayoría

de los artistas no se hacen ri- cos ni famosos, en realidad casi ninguno conseguirá ni siquie- ra los escasos minutos de éxi- to «warholiano». En la grisura de la historia quedaron insta- lados tres formas de ser artis- ta (artesano, bohemio y profe- sional) y parece que ha surgi-

EL CULTO A LO ‘AMATEUR’ PROPICIADO EN ESTA SOCIEDAD TAL VEZ LLEVE AL FIN DEL ARTE CON MAYÚSCULAS

do un nuevo «paradigma» que es el del «autor como produc- tor», algo que suena muy ben- jaminiano pero que, en reali- dad, tiene su razón de ser en el triunfo del ciberespacio. Inter- net obliga al artista a tratar de viralizar sus producciones, en una competencia feroz con to- dos aquellos que descubrieron en la portada de la revista ‘Time’ que la persona del año 2006 era

«You», es decir, «Tú que contro- las la era de la información».

En verdad, aunque estemos hiper-conectados, nada contro- lamos o, en todo caso, estamos

sometidos a la viralización de lo intranscendente. Deresiewicz se niega, con toda razón, a acep- tar los mantras «disruptivos» siliconianos, esto es, no comul- ga con la ideología neo-liberal que nos llevaría a considerar- nos a todos como «creativos» que tienen la posibilidad de lle- gar a conquistar audiencias pre- tendidamente globales: «No todo el mundo es artista. Crear arte lleva años de dedicación, y eso requiere un medio de apo- yo, de subsistencia. Si las cosas no cambian, una gran parte del arte dejará de ser sostenible».

como destinado a recalentarse en el microondas, cuando la ca- pacidad de atención es míni- ma. El culto al ‘amateurismo’ que ha propiciado la sociedad reticular tal vez lleve, según el ensayista, a la desaparición del Arte con mayúsculas y tenga- mos que contentarnos con ocu- rrencias, ‘frikadas’. y, parodian- do a Foster-Wallace, con algo supuestamente divertido que no nos gustaría volver a ver; lo importante es que, aunque sean naderías, no volvamos a decir que eso se ha hecho ‘gratis et amore’. ■

U  

FERNANDO CASTRO FLÓREZ

na de las expresio- nes más lamenta- bles que podemos escuchar en los andurriales de la

cultura es «por amor al arte», como si los artistas fueran una combinación extraña del idio- ta, aquel que nació en una cuna de oro y el obsesivo que prefie- re convertirse en un esclavo de su imaginación antes de mili- tar en las legiones de burócra- tas que llevan el mundo hacia el desierto de lo real. A los ar- tistas, como apunta W. Dere- siewicz, no les gusta hablar de arte, sobre todo cuando la ca- rencia es sintomática y tampo- co es habitual que se reconoz- can como trabajadores. La su- blimación opera en los ámbitos estéticos y parece dar más sa- tisfacción divagar sobre el «arte como un don» que recordar las dificultades para conseguir vi- vir del trabajo artístico. «No

PARA EVITAR ESA TONTERÍA DEL ‘ARTE GRATIS’

William Deresiewicz retrata un presente y un futuro incierto para los creadores contemporáneos vendidos a la ‘frikada’

William Deresiewicz es un ensayista y crítico literario norteamericano // ABC

Es evidente que las prácticas artísticas y eso que se llama «in- dustrias culturales» han teni- do que adaptarse Internet y a la economía ‘gig’. Hay que de- dicarle todo el tiempo a eso tan

«etéreo» del arte y puede que no consiga otra cosa que ser irrelevante o invisible en la épo- ca de la vigilancia total.

Pixel gris

Esta desconsoladora investiga- ción se publicó el año pasado cuando todavía el mundo no había colapsado por la pande- mia. Sus diagnósticos serían, con seguridad, todavía más ca- tastróficos si se revisara la si- tuación del arte en esta impo-

INTERNET OBLIGA

AL ARTISTA A TRATAR DE VIRALIZAR SUS PRODUCCIONES EN COMPETENCIA FEROZ

sible «nueva normalidad». Aun- que también es digno de señalar que en los últimos meses tene- mos el «espejismo» del crip- toarte que ha posibilitado que hasta un pixel gris se remate en una subasta por más de un mi- llón de euros. Esta época des- quiciada demanda un arte her- manado con el ‘fast-food’, e in- cluso me atrevería a calificarlo

puedo pensar –escribe– en otro campo en el que la gente se sien- ta culpable de que le paguen por su trabajo, y más culpable aún por querer que lo hagan».

Deresiewicz realizó, según indica, ciento cuarenta exten- sas entrevistas con músicos, novelistas, biógrafos, poetas y dramaturgos, directores de do- cumentales, películas de ficción y programas de televisión, pin- tores, ilustradores y artistas conceptuales para entender como tratan de ganarse la vida. Llegó de forma inmediata a la conclusión de que la mayoría

de los artistas no se hacen ri- cos ni famosos, en realidad casi ninguno conseguirá ni siquie- ra los escasos minutos de éxi- to «warholiano». En la grisura de la historia quedaron insta- lados tres formas de ser artis- ta (artesano, bohemio y profe- sional) y parece que ha surgi-

EL CULTO A LO ‘AMATEUR’ PROPICIADO EN ESTA SOCIEDAD TAL VEZ LLEVE AL FIN DEL ARTE CON MAYÚSCULAS

do un nuevo «paradigma» que es el del «autor como produc- tor», algo que suena muy ben- jaminiano pero que, en reali- dad, tiene su razón de ser en el triunfo del ciberespacio. Inter- net obliga al artista a tratar de viralizar sus producciones, en una competencia feroz con to- dos aquellos que descubrieron en la portada de la revista ‘Time’ que la persona del año 2006 era

«You», es decir, «Tú que contro- las la era de la información».

En verdad, aunque estemos hiper-conectados, nada contro- lamos o, en todo caso, estamos

sometidos a la viralización de lo intranscendente. Deresiewicz se niega, con toda razón, a acep- tar los mantras «disruptivos» siliconianos, esto es, no comul- ga con la ideología neo-liberal que nos llevaría a considerar- nos a todos como «creativos» que tienen la posibilidad de lle- gar a conquistar audiencias pre- tendidamente globales: «No todo el mundo es artista. Crear arte lleva años de dedicación, y eso requiere un medio de apo- yo, de subsistencia. Si las cosas no cambian, una gran parte del arte dejará de ser sostenible».

como destinado a recalentarse en el microondas, cuando la ca- pacidad de atención es míni- ma. El culto al ‘amateurismo’ que ha propiciado la sociedad reticular tal vez lleve, según el ensayista, a la desaparición del Arte con mayúsculas y tenga- mos que contentarnos con ocu- rrencias, ‘frikadas’. y, parodian- do a Foster-Wallace, con algo supuestamente divertido que no nos gustaría volver a ver; lo importante es que, aunque sean naderías, no volvamos a decir que eso se ha hecho ‘gratis et amore’.