Fútbol, dinámica de lo impensado vuelve a salir. Sebastián Kohan Esquenazi, su editor, explica por qué el texto sigue vigente
Se ve que el fútbol vuelve posible casi todo. A algunos les concede la oportunidad de soñar un gol y, después, lo hacen. A otros les permite imaginar que el equipo por el que hinchan será un gran campeón y, un día entre los días, eso ocurre. A Sebastián Kohan Esquenazi, responsable del sello editorial Capitán Swing, le surgió una esperanza más singular e igual de extraordinaria: volver a publicar Fútbol, dinámica de lo impensado, acaso el clásico de los clásicos entre los libros de fútbol, una obra enorme e innovadora que pensó y escribió un periodista también enorme y también innovador, alguien innegablemente argentino pero de valor universal: el periodista Dante Panzeri. Entre 1967, cuando Editorial Paidós sacó a la luz el texto por primera vez, y 2012, cuando se produce esta reaparición en librerías, pasó mucho mundo y mucho fútbol. Sin embargo, Kohen Esquenazi evaluó en una entrevista con 11wsports.com que las palabras y las ideas del gran Panzeri no sólo conservan sino que potencia su vigencia. De eso hablan, entre otras cosas, los prólogos que el español Santiago Segurola y el argentino Ezequiel Fernández Moores efectuaron para la edición flamante de Capitán Swing, cuya presentación porteña es este jueves en Bolívar 646. De eso se habla, además, en esta charla.
-¿Qué valor tiene para vos poder reeditar una obra como Fútbol, dinámica de lo impensado?
-Reeditar la primera obra de Dante Panzeri es un absoluto placer y un enorme privilegio. El placer tiene que ver con la posibilidad de volver a darle vida a ideas tremendamente necesarias. Darle nueva vida a un francotirador que generaba críticas con cimientos más allá de los colores políticos del momento. El placer de reeditar al personaje más citado y menos leído. A esa extraña leyenda que todos los mayores de cincuenta años conocen y a todos los menores de cincuenta les suena. Nosotros en Capitán Swing conocimos a Panzeri hace tres años, o sea que yo, personalmente, tarde 30 años de vida en saber de su existencia. Lo conocimos al embarcarnos en la búsqueda de un libro sobre fútbol, algún ensayo, actualmente sorprende y fortalece la cara de admiración que ponen todos aquellos que lo conocieron o lo leyeron. Desprenden una enorme admiración hacia él, la cual se va fortaleciendo con el tiempo cual mito o leyenda que cada vez canta mejor. Ahí radica el privilegio de editarlo. Impresiona que hayan podido pasar 45 años entre una edición y otra. Entre la primera de Paidós de 1967 y la nuestra del 2012. Impresiona pero no sorprende. Panzeri interroga a la sociedad de consumo y al mundo del periodismo deportivo, sacando a la luz la triste realidad de que nadie lo lee. La crítica descarnada frente al negocio en que el fútbol se convertía, más la crítica al surgimiento de la ´chantocracia´ naciente en el periodismo deportivo; esa crítica al culturismo de los que generan un lenguaje complejo y supuestamente serio para hablar de un juego. Por todo eso, interroga a la sociedad argentina, demostrando, como suele pasar, que más vale silenciarlo que darle voz. Más vale esconderlo que editarlo. Por eso es un privilegio y una suerte, haber entrado en ese espacio vacío y poder sacar a Dante del ostracismo reinante.
-¿Cuáles te parece que son los principales aportes que pueden hacer la ideas de Panzeri a la comprensión del momento que está viviendo el fútbol como juego?
-Panzeri planteaba muchas modificaciones concretas a la reglamentación del fútbol, tanto cuestiones relacionadas con la necesidad de disminuir la cantidad de dinero que se ponía en juego, como la necesidad de darle tres puntos al ganador para disminuir la especulación y el ratonismo. Más, la necesidad de las ideas panzerianas no tiene tanto que ver con lo coyuntural, que también, sino con un sinfín de ideas estructurales en cuanto a un pensamiento transformador, que no tiene nada que ver con medidas concretas en el terreno de lo factible. Panzeri se constituye para nosotros como un pensamiento antiguo e imposible, cuestionando la idea misma de progreso, destruyendo por completo la idea de modernidad. Haciendo sátira e ironía sobre el sujeto moderno, científico, omnipotente de la sociedad tecnológica que le tocaba vivir. Considerando su afanosa oposición al absurdo de la sociedad tecnologizada y cientificista, supongo que hubiera llorado de tristeza y desesperanza al ver la sociedad de la información. Duele imaginarlo en este mundo hiperconectado, son redes sociales cibernéticas y con la pavada cotidiana de la sociedad 2.0., siempre conectada, en todos partes y todo el tiempo. Además, todo hay que decirlo, en la sociedad hiperveloz e hiperestimulante no hay tiempo para leer clásicos como el que ahora nos convoca.
Panzeri podría ser emparentado con ideas de la teoría crítica, de la Escuela de Frankfurt, más que con ideas periodísticas, presentistas y coyunturales, al menos en cuanto a que en sus dos libros logra trascender lo inmediato y enfatizar en la reinante razón instrumental y la ciencia como el nuevo dios. Quizás LDI (“La Dinámica de lo Impensado” no sea a otra forma de continuar con aquella otra LDI, de Adorno y Horkheimer de, “La Dialéctica de la Ilustración”) Aun así, no dejaba de ser periodista deportivo. Y esa es su gran virtud, conjugar el presente inmediato futbolero y el pensamiento crítico cultural. Si lo tuviéramos que situar hoy en algún lugar, costaría imaginarlo participando de la dicotomía mediática de corporación versus oficialismo, sino, espero, disparando contra todo lo que se mueve, esencial, absoluto y carente de autocrítica.
– En el mismo sentido, ¿cuáles son los aportes que el libro puede realizar sobre el fútbol como fenómeno social?
– El problema hoy es que todos sabemos lo que pasa. No es cuestión de ignorancia ni de iluminados, es cuestión de la composición estructural de la sociedad, simple ecuación de las relaciones de poder. Ya decía Michel Foucault que la primera razón de que la delincuencia funcione, sea del tipo que sea, es que sea la policía quien coordina su funcionamiento. Hay que tener un par de huevos bien puesto para meterse en terrenos donde se mueven tantas influencias y tanto poder. Desde el negocio de la FIFA y la AFA, hasta el narcotráfico, las farmacéuticas o el armamentismo. Está todo bien hasta que te metes con la mafia. Y si no son los gobiernos o los Estados los que se ponen a la cabeza, lo demás es imposible. Y claramente no son quienes encabezan dicha causa sino, más bien, quienes forman parte de dicho crimen organizado. Todo Estado forma y formará parte de él. El fútbol, en este sentido, es víctima del mismo sistema del que podría ser víctima cualquier otro ámbito existente. La segunda y última obra de Panzeri lo dice todo en su titulo, “Burguesía y Gangsterismo”: se trata de todo aquello que sucede en la sociedad y que al entrar a la cancha, a los vestuarios, a los entrenamientos, al supuesto terreno de lo lúdico, lo arruina todo.
– Panzeri sentenció que su libro no servía para nada, ¿por qué?
-Lo primero que quiere lograr con esa frase, imagino, es restarle peso a todos aquellos que comenzaban a escribir sobre fútbol. Dejaba de ser un juego para ser algo serio, y en esa supuesta seriedad comenzaban a aparecer manuales sobre fútbol, de supuestos conocedores, recetólogos modernos, detentadores de ordenados y triunfalistas esquemas. El DT funciona, para Dante, como chivo expiatorio de dichos científicos de pizarrón, del “culturismo” de los controladores de lo indomable. Tanto entrenadores, dirigentes y periodistas se erguían en ese pedestal de falsos conocedores, avalados por el sistema mediático y profesional al cual Panzeri llamaba “chantocracia”. Es falsa humildad cuando Dante dice que su libro no sirve para nada, es simplemente una forma de despegarse y diferenciarse del lugar común que generaban otros textos de la época.
-¿Por qué creés que pasaron tantos años sin que hubiera una nueva edición de un clásico como este libro?
-Porque, como decíamos arriba, es un francotirador que no queda bien con nadie. Nadie se lo llevó a su bando. Nadie nunca se lo apropió, ni lo reivindicó como propio. Ningún poder mediático o político utilizaría su discurso para hacerse propaganda. Eso sería un suicidio. Es enemigo de la institución en sí misma. Sus pensamientos no son fácilmente parafraseables porque son siempre políticamente incorrectos. Se lo recuerda por su honestidad y la honestidad nunca ha funcionado como valor de cambio. No hay nada menos rentable que la honestidad. Finalmente, cuentan, murió con algún grado de soledad y frustración, cosa que supongo, le debe pasar a muchas personas que nunca quisieron formar parte de grupos grandes y masivos que lo dotaran de contención e identidad. Ni derecha, ni izquierda, ni peronista, ni nada. Un paria sin ningún sentido de la oportunidad.
-¿Quién, a la distancia, creés que fue Panzeri?, ¿qué significa hoy su figura?
No sé quién fue, pero tengo que aceptar que lo he convertido en lo que yo quiero que sea. Después de años de convivir con sus letras, finalmente, dice siempre lo que yo quiero que diga. Aunque sé que ser fundamentalista de Panzeri sería una actitud muy poco panzeriana.
-¿Qué fue lo primero que sentiste cuando tuviste un ejemplar de la nueva edición del Fútbol, dinámica de lo impensado entre tus manos?
-Dos años y medio después de empezar con este proyecto, una vez que logré tenerlo en la mano, sentía como que ya lo conocía, como si ya fuéramos viejos amigos. Me alegró más ver a Daniel, mi amigo madrileño, que vino a Buenos Aires con diez ejemplares en la mochila y que hace tres años que no veía. Pasó dos horas por Aeroparque camino a Chile. Nos tomamos una Quilmes mirando al Río de la Plata.