“El mercado se regula por sí solo” o “Eso, como todo, se rige por la ley de la oferta y la demanda” son dos de las muchas expresioens que se escuchan con frecuencia y que no vienen sino a legitimar el capitalismo como sistema único, totémico, absoluto.
Lo más curioso de todo es que es incluso en los momentos de crisis cuando se pueden seguir oyendo este tipo de expresiones cuando la realidad –Papá Estado resolverá sus excesos con préstamos obscenos– es bien distinta. Hay una corriente de pensamiento que considera que la economía es una ciencia social y que, como tal, ha de tener en cuenta muchas más cosas que toda la terminología del concepto “mercado”.
Esa tesis fue defendida con ahínco por el vienés Karl Polanyi, para quien la economía fue a lo largo de la historia una “incrustación” en sistemas humanos –sociología, antropología–, en relaciones humanas mucho más extensas. El mercado, en fin, no lo es todo, como probó Polanyi, para quien, además, ha de haber tres cosas que no pueden considerarse mercancías porque, en teoría, no han sido producidas para venderse: los recursos naturales, el dinero y la mano de obra.
Luis Alonso Girgado
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