10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

Mona Eltahawy: “Hay un dictador en palacio, otro en la calle y otro en el dormitorio

Por El Mundo  ·  08.04.2019

¿Qué pasa cuando los revolucionarios que han derrocado una dictadura vuelven a casa? ¿El viento de libertad que recorre las calles sopla también dentro del hogar? ¿Las cadenas se rompen por igual para hombres y mujeres? Eso es lo que se preguntó la activista egipcia Mona Eltahawy (Port Said, 1967) tras la revuelta popular que acabó con el régimen de Hosni Mubarak, en 2011, al calor del llamado ‘Despertar árabe’ que nació en Túnez y se extendió por todo Oriente Próximo. «Hombres y mujeres juntos se levantaron en la región contra los dictadores: Ben Ali, Mubarak, Asad…», recuerda. Y entonces, cuando las autocracias cayeron, Eltahawy se dio cuenta de que no lo hicieron para las mujeres. 

Y por eso escribió ‘El himen y el hiyab. Por qué el mundo árabe necesita una revolución sexual’ (Capitán Swing), un libro que ha presentado en Madrid, en la icónica sede de Casa Árabe. «Escuchaba: ‘Ah, ahora no es el momento… Esperad, esperad. Tenemos 60.000 prisioneros políticos en Egipto, debemos acabar con la tortura, tenemos prioridades’. Y pensé: las mujeres somos el 50% de la población, ¿es que nosotras no somos una prioridad? Claro que lo somos, pero nos dicen que esperemos. Y luego, dicen: ‘nadie es libre’. Y yo decía: Es verdad, los hombres no son libres tampoco, porque la dictadura presiona a todos, hombres y mujeres. Pero hay un dictador en el palacio presidencial que reprime a todos, también hay un dictador en la calle y un dictador en el dormitorio. Juntos oprimen a las mujeres. Así que el Estado, la calle y el hogar, todos juntos, oprimen a las mujeres. Es un factor triple de misoginia. La trinidad. Las mujeres son triplemente reprimidas», explica en esta entrevista concedida a EL MUNDO.es. Su libro es una especie de manifiesto revolucionario.

¿Por qué sintió que era necesario escribirlo?

Los hombres creen que son revolucionarios sólo por oponerse a los dictadores de los palacios presidenciales, pero son cómplices de mantener la dictadura en la calle y en el dormitorio. Y el dictador más peligroso y el más poderoso es el que hay en el dormitorio. Porque todos los dictadores se van a casa y duermen en su habitación. La tesis del libro es que para que la revolución contra la dictadura tenga éxito necesitamos una revolución social y sexual. De otra forma -y eso es lo que estamos viendo ahora- la revolución es un grupo de hombres luchando contra otro.

¿Quiénes tienen que hacer esta revolución?

Todos, hombres y mujeres. Yo, como feminista, mi objetivo es destruir el patriarcado allá donde esté. Hay que entender que ellos también están heridos por el patriarcado. Así que hay que hacer juntos esta revolución. Hay hombres que se benefician de la dictadura de la calle y de la dictadura del dormitorio pero también hay hombres heridos por estas dos dictaduras. Así que esta revolución es para todos nosotros, porque todos necesitamos ser libres. Estoy segura de que está siguiendo los acontecimientos en Argelia, donde las mujeres están participando activamente en las protestas contra el régimen y también reclaman sus derechos.

¿Qué les diría?

En Argelia estoy segura de que conocen la historia de su propio país, donde las mujeres lucharon valientemente contra Francia por la liberación y fueron encarceladas, torturadas y asesinadas. Y cuando se produjo la independencia, los hombres les dijeron: «gracias, ahora marchaos a casa». Y no sólo en la revolución contra la ocupación francesa sino también en la lucha contra los islamistas del FIS, las mujeres también estuvieron presentes y lucharon muy valientemente y fueron asesinadas y, de nuevo, su contribución fue borrada. Por eso escribí este libro porque es la historia de todas las revoluciones en todos los países y en mi parte del mundo, el ejemplo argelino es el que todos recordamos.

Y por eso pregunto, después de la revolución: ¿los hombres llevan la revolución a casa o llevan el patriarcado a su interior? Ahora, por tercera vez las mujeres argelinas se levantan por la libertad y espero que mis hermanas en Argelia esta vez insistan en que la revolución feminista está en la calle y que es una revolución contra todos los patriarcados y todos los dictadores y no sólo los dictadores que los hombres quieren derrocar. La revolución siempre es feminista. 

¿Han sido las revoluciones árabes una oportunidad perdida para consagrar los derechos de las mujeres?

No creo que las revoluciones que estallaron en 2010-11 tuvieran que ver con la igualdad de género. Y eso fue un error. Pero, incluso admitiendo que eso no estaba en el corazón de la revolución estamos viendo que ahora está ocurriendo una revolución social y sexual. Porque lo que la revolución mostró a la gente -incluso a los que no tomaron parte de ella e incluso en países donde no hubo revolución, como Arabia Saudí o Jordania- es que se dijo no a la autoridad: no a Mubarak, no a Ben Ali, no a Asad… Esto inspira a otros a decir no a su familia, no al párroco, no al imam… No a toda forma de autoridad. Y vemos ahora ejemplos de mujeres y de comunidades LGTB que luchan contra el patriarcado por sus derechos. Este es un tiempo excitante.

Ver artículo original