Conversamos con Mikki Kendall, una de las autoras más influyentes en materia de feminismo. La editorial Capitán Swing publica ahora la versión traducida de Hood Feminism (Feminismo de barrio) en la que la reflexiona sobre todo aquello que el feminismo blanco se deja en el tintero.
VALÈNCIA. Cuando la activista y ensayista estadounidense Mikki Kendall publicó el libro Feminismo de barrio en el año 2020 el mundo parecía haber retrocedido al siglo anterior: ilegalización del aborto, cuerpos de seguridad aliados con el gobierno, personas racistas y misóginas en cargos de poder… E incluso un retroceso en la lucha por el feminismo, que parecía retornar a la criminalización entre “aliadas” de años atrás. Por ese mismo motivo su ensayo supuso un despertar social para sus millones de lectores, colocando la lectura como una de las mejores del siglo XXI y situándola como una de las imprescindibles por prestigiosos diarios como el Times o el Washington Post, y denominando a Kendall como una mujer imprescindible en términos de feminismo y en materia de luchas de clase. A su vez, por el lado más amargo, la autora tuvo que recibir centenas de críticas de todo tipo de medios y miradas despectivas de algunos lectores estadounidenses, que se negarían a escuchar lecciones de feminismo de una mujer afrodescendiente.
Tras el paso de los años la lectura de Mikki Kendall se reafirma como completa y absoluta imprescindible, prueba de ello es que se ha traducido en más de 7 idiomas, entre ellos coreano, húngaro, japonés, portugués y español entre otros. Lo que los lectores no podrían imaginarse era que esta misma lectura que en 2020 había causado tantísimo revuelo volviera a ser igual de aplicable en el año 2022. Tristemente gran parte de los problemas que Kendall analizaba mientras escribía el libro en el año 2019 siguen sucediendo, e incluso se han agravado a día de hoy. Desde Culturplaza analizamos junto a la autora algunos de los hitos que han convertido a este texto en una biblia imprescindible para cualquier mujer que quiera revisar sus actitudes en materia de feminismo, y más concretamente para esas mujeres blancas que ni siquiera llegan a poder aproximarse al concepto de aliadas.
Foto: KIKE TABERNER
-Quería comenzar por lo más básico: ¿Qué tal estás?
-Me siento en algo muy salvaje, no ha dejado de serlo desde que llegué aquí. Aún no soy capaz de hacerme a la idea de que este libro se está leyendo en España, es algo que jamás me habría imaginado en el momento en el que lo escribí.
-¿Te imaginabas siquiera que se convertiría en un bestseller?
-Si te soy sincera no, la verdad. En mi libro digo lo que siento que tengo que decir, pero en los Estados Unidos esta resulta una lectura demasiado incómoda para la derecha. Al final los éxitos en ventas son como un relámpago que cae de la nada, piensas que no va a suceder y de repente ahí están.
-Aunque tu libro sea “incómodo de leer” ha triunfado mucho en todo el mundo, ¿crees que puede deberse en parte a que hicimos bastante retrospectiva durante la pandemia?
-En la pandemia nos vimos obligados a estar con nosotros mismos, e inevitablemente se quedó al descubierto esto de que los sistemas de apoyo que tenemos no cuentan con tan buenos mecanismos como creíamos. No tenemos un plan para algo que pueda durar tanto tiempo. Creo que eso hizo en parte que las comunidades, especialmente las de bajos ingresos, se giraran a ver el mundo de mierda en el que estamos.
Foto: KIKE TABERNER
-Tu libro en ese aspecto es un “hostiazo” de realidad, que diríamos aquí en España.
-Realmente con estas situaciones las personas tienen que aprender de repente todas esas cosas que creían que no necesitaban. La pandemia hizo que nos planteáramos el cómo nos vemos a nosotros mismos. Es muy probable que muchísimas personas ni se plantearan antes del COVID si eran buenas feministas o no, muchas veces esas mismas personas ni pensan en lo que realmenten ven en televisión, pero llega esta situación y te hace reflexionar.
-En cuestiones por ejemplo como el racismo que existe en nuestro entorno, uno de los temas que vertebra Feminismo de Barrio.
-Exacto, el racismo lleva sucediendo todo este tiempo, pero a Estados Unidos le encanta pretender que no. Los policías muchas veces buscan la alianza con los reporteros, pero esto con las redes sociales se ha complicado. Es mucho más difícil pretender que algo no es real cuando tienes a cuatro cámaras apuntando.
-Con tu libro se podría decir que tu eres esa quinta cámara.
-Yo solo señalo realidades que existen. Estados Unidos pretende venderle al mundo que la mayoría de su población es blanca, cuando para nada es así. Intentan hacerlo ver de esta manera en los programas de televisión y otros espacios, donde las personas racializadas conforman una minoría insultante.
Lo que olvida el feminismo blanco
-Lejos de la problemática estadounidense, muy palpable a lo largo de la lectura, quería preguntarte por el momento en el que decides conformar este relato.
-Lo vi necesario, tras muchísimos años de investigación creo que ya era momento de que se hiciera un libro crítico basado en la raza. Lo que pasa es que las personas se sienten mal leyendo esto, cuando lo que hago únicamente es señalar lo que olvida muchas veces el feminismo blanco. Lo que realmente tienen que hacer las lectoras y lectores es entender que es lo que sucede mal y que podemos hacer para arreglarlo.
-Realmente es una manera de revisarnos a nosotros mismos.
-Es necesario saber admitir nuestros errores, y que en cierto grado se vayan haciendo cada vez menores. En muchos momentos esto va a tener que significar un retroceso, y huir de la posición del liderazgo para escuchar a esas voces que explican los problemas que tal vez tú no puedas comprender.
Foto: KIKE TABERNER
-¿Huir del liderazgo significa también huir de los privilegios blancos?
-Lo que debería hacer el feminismo blanco en este caso es dar plataforma a todo tipo de voces, sin embargo este feminismo es a su vez el que tienen acceso a muchos privilegios y todo tipo de recursos. Lo más sencillo sería compartir esos recursos con las personas que tienen menos que tú, eso sería lo correcto, pero hasta que se descubra una buena forma de compartir eso lo que hay que hacer es agarrar el micrófono que te da el privilegio, dar un paso atrás y quedarte a un lado. No podemos ser siempre líderes, a veces tenemos que ser seguidores.
-¿Te consideras más bien líder o seguidora?
-Diría que más bien seguidora [ríe] ¿Quién soy yo para dar órdenes? A mi sencillamente me gusta contar las cosas que pienso, sin embargo no considero que sea una buena invitada a eventos multitudinarios, tengo muy mal genio.
-¿Cómo fue controlar eso en el proceso de escritura? Porque el libro realmente es para indignarse con todo lo que cuentas…
-Si te soy sincera creo que la mayoría de locura en este caso se la llevó mi excelente editora. Ella intentó comprender todo lo que yo decía, e incluso tiraba del hilo preguntándome sobre ciertos temas que se citan a lo largo de la lectura. Muchas veces en el libro hay fragmentos que hacen referencia a la historia afroamericana y a través de las preguntas de mi editora decidimos explicarlos en el pie de página, para contextualizarlo todo.
Presente y claves para el futuro
-¿Qué momento está viviendo actualmente el feminismo?
-Actualmente el mundo está muy patas arriba. Cada vez hay más partidos políticos de la derecha que pretenden excluir a las mujeres de la narrativa, y que incluso hacen que odiarlas se haya convertido en un negocio. La realidad es que necesitamos luchar por los derechos básicos para la supervivencia, el feminismo tiene que tener en cuenta que los viejos tiempos han vuelto. Tendremos que pelear, y no de una forma especialmente cómoda, tendremos que ser valientes e incomodar a los demás con lo que sucede, o nos pasarán por encima.
-¿Y en cuanto al contexto político?
-Hay partidos que de verdad creen que lo que sucede en El cuento de la criada debería estar pasando ahora. En algunos manifiestos políticos estadounidenses hasta están planteando la idea de que sea ilegal que las mujeres voten o que vayan a ciertos lugares solas. Vivimos en un mundo completamente misógino, en el que se pretende que las mujeres sean manipulables y que no se rebelen.
-¿Qué podemos hacer frente a todo esto?
-En cierto modo, y por muy bestia que suene, tenemos que estar preparadas para ir a “la guerra”, salvo que nuestra lucha en este caso será a través del conocimiento y las palabras.
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