Mark Solms: «El problema no es que no tengamos una teoría de la conciencia, sino que tenemos demasiadas»

Por La Voz de Galicia  ·  01.07.2024

Cuando Mark Solms (1961, Namibia) era un niño, su hermano sufrió una terrible caída que le provocó lesiones cerebrales graves. Salvó la vida, pero ya no era el mismo. ¿Cómo una misma persona podía ser otra? Ahí empezó su fascinación por la mente. Buscando explicaciones a la conciencia humana, decidió revisar y contrastar con métodos neurocientíficos las viejas tesis de Freud, pese al estigma que el neurólogo austríaco arrastra. Se echó al monte en una pirueta difícil: tratar de investigar la conciencia, un ente subjetivo, desde los métodos objetivos de la neurociencia moderna. Su trabajo le llevó a descubrir también los mecanismos cerebrales del sueño. Todo ello lo condensa y expone en su libro El manantial oculto (Capitán Swing, 2024). Atiende a La Voz desde Ciudad del Cabo, donde es propietario de la cátedra de Neuropsicología en la universidad sudafricana. -¿Qué es la conciencia y qué no lo es? Porque ni siquiera tenemos una teoría científica demostrada. -Creo que la manera más sencilla de ilustrar la consciencia es circunscribirla a todo aquello que ganas cuando te despiertas y todo lo que pierdes cuando te acuestas por la noche. Y sabemos algunas cosas, como que somos conscientes o qué partes de nuestro cerebro nos hacen conscientes. -¿Cuáles son esas partes? -La parte del cerebro que nos permite ver de forma consciente es el córtex occipital, ubicado en la parte posterior. Cuando esta región está dañada, nos quedamos ciegos. A finales del siglo XIX, científicos alemanes provocaron daños en la corteza visual de perros esperando que actuasen como si hubiesen perdido la visión, y lo lograron. Ahí empezó todo. Ya en el siglo XX se descubrió que, en realidad, la conciencia no está distribuida a través de diferentes modalidades sensoriales del córtex, sino que toda esa corteza necesita ser activada a través de una región cerebral llamada sistema de activación reticular, una estructura profunda que, cuando está dañada, los humanos entramos en coma. No es que perdamos la visión, el olfato, el oído o el gusto; perdemos la conciencia por completo. Y esto mismo sucede en perros. Creemos que es la maquinaria más básica encargada de producir conciencia. -En su libro hace una declaración de intenciones. «En la ciencia no esperamos llegar a la certeza; solo aspiramos a menos incertidumbre», escribe. -Mucha gente piensa que la ciencia se encarga de descubrir verdades absolutas. Incluso es algo que se creen muchos investigadores; que han hallado algo irrefutable. El método científico básico dice que si tienes una hipótesis, si crees que algo en el mundo funciona de determinada manera, tienes que crear un experimento que lo pruebe. Y si el resultado que obtienes concuerda, podrás decir que tu hipótesis no se ha podido demostrar como falsa. Pero eso no significa que sea verdadera. Todo lo que tenemos en ciencia son verdades provisionales que existen hasta que alguien demuestre que eran falsas. Esto es lo más elemental del método científico, lo que conocemos como principio de falsabilidad. No verificas, simplemente no falsificas. -Ha trabajado mucho sobre psicoanálisis. Sabrá que la principal crítica al método es que no cuenta con principio de falsabilidad. -Y tienen razón. Fue el gran filósofo científico Karl Popper el primero en plantear esto y coincido completamente entendiendo que, a lo que se refiere, es a que las teorías psicoanalíticas no se pueden falsificar a través de métodos psicoanalíticos porque el método del psicoanálisis no es experimental. Cuando Freud estaba desarrollando todas sus teorías, no se conocían métodos experimentales que pudiesen ser utilizados para probar sus hipótesis, por eso utilizaban herramientas psicológicas. Hoy tenemos acceso a métodos neurocientíficos para ponerlas a prueba; demostrar lo equivocadas que estaban algunas de ellas y cómo seguimos sin poder refutar otras, por lo que podríamos considerarlas provisionalmente verdaderas. -¿Por qué es tan difícil investigar sobre la conciencia? -Te diría que el problema no es que no tengamos una teoría científica de la conciencia, sino que tenemos demasiadas. Ahí estamos, en un escenario en el que muchas teorías compiten entre ellas y no logramos decidirnos por ninguna. Si me preguntas por qué es tan difícil avanzar en el estudio de la conciencia, creo que la respuesta es obvia: se trata de un estado subjetivo. No es un objeto, es un sujeto, y la ciencia aspira a la objetividad tratando de excluir todo lo que sea subjetivo. Y ese es el gran problema, que implica excluir también a la conciencia. Es muy difícil estudiarla bajo estos métodos. -¿Pero no hay nada objetivable? -Al principio te dije que la conciencia es lo que empieza cuando te despiertas y lo que pierdes cuando te vas a dormir. Construyamos a partir de esto. Creo que este estado tan básico que cambia en la mañana y en la noche nos da la oportunidad de encontrar de forma objetiva mecanismos en el cerebro que nos despiertan y nos ponen a dormir. Mediciones fisiológicas que cambien. Cuanto más nos enfoquemos en marcadores de lo más básico, mejor. -También ha estudiado mucho lo que pasa durante el sueño, ¿por qué? -Es que mientras estás dormido también hay períodos en los que te vuelves consciente; eso es lo que son los sueños y por eso me interesé en ellos. ¿Qué sucede en el cerebro y de qué manera se correlaciona con lo que está ocurriendo en el sueño? Treinta años antes de que iniciara mi investigación ya se había descubierto que los sueños se producen durante un estado fisiológico llamado REM. ¿Pero cómo? La creencia de que la causa fisiológica de los sueños de la fase REM viene de la experiencia de despertar a pacientes: si se despiertan en fase REM, reportan sueños; si no, no. Necesitábamos encontrar qué parte del cerebro se encargaba de generar esos sueños, es algo básico para entender cómo se produce la consciencia del sueño. -¿Cómo se planteó algo así? -Evidentemente, no puedes despiezar cerebros humanos solo para demostrar cómo duermen. Las pruebas se realizaron en gatos y ratas. Pero hay un problema evidente, ni los gatos ni las ratas te van a poder contar qué paso en sus sueños. Tratamos de establecer una correlación entre el sueño REM de los humanos buscando su origen cerebral en otras especies. Sin embargo, en mi investigación pude contar con seres humanos que ya tenían daño cerebral. Para mi sorpresa, me encontré con pacientes con daños en las áreas encargadas del sueño que continuaban soñando. Y al contrario, pacientes con lesiones en otras regiones que habían perdido su capacidad para generar sueños. Fue muy sorprendente. Aunque los sueños se producen durante la fase REM, la parte del cerebro que genera el sueño REM no es la misma que genera los sueños. -¿Hay alguna aportación de Freud rescatable en el 2024? -Fundamentalmente, dos. La primera y más importante fue estudiar la mente de manera subjetiva. Sabemos que tenemos estados conscientes, son parte de nuestra naturaleza. Sin entender cómo contribuyen nuestras experiencias a la biología, jamás entenderemos cómo funciona el cerebro. Creo que acertó en intentar incorporar la subjetividad en la ciencia sin importar lo difícil que pueda ser. La segunda fue reconocer a la mente sus propiedades fundamentales. La hipótesis de Freud era que la mente monitoriza el estado del organismo en función de nuestras necesidades fenotípicas. De alguna manera las sentimos. Él creía que este tipo de impulsos, a los que llamó pulsiones, representarían las demandas del cuerpo. Puede que resulte obvio que la mente responde a las demandas del organismo. Pero enfatizo la importancia de esto porque una parte muy significativa del estudio de la mente estudia las funciones cognitivas sin tener en cuenta que todo está al servicio de nuestras necesidades reproductivas y de supervivencia. Freud, a través de lo que llamó pulsiones, creo que estaba bien encaminado.

El Nolotil, el medicamento de marca más vendido en las farmacias de nuestro país según la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, vuelve a estar de actualidad después de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) haya iniciado una revisión de todos los fármacos que contienen su principio activo, el metamizol. Tanto solo, como en combinación con otros.

Esta investigación se inicia a petición de la Agencia Finlandesa de Medicamentos, ya que el propio laboratorio titular de comercialización del metamizol ha decidido retirarlo del mercado finlandés porque se siguen dando casos de un efecto adverso raro, pero grave: la agranulocitosis. ¿En qué consiste esta reacción y cuál es la situación de este medicamento en España? es necesario disponer de una receta médica.

«No es un fármaco de primera elección en caso de dolor. Solemos recetar más el paracetamol», asegura el médico de familia. Iván Espada, responsable del Área del Medicamento del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, añade que, cuando este no es suficiente, se suele pasar al ibuprofeno o el diclofenaco. «Y cuando estos tampoco funcionan se suele dar el salto a opioides débiles como la codeína o el tramadol, o metamizol».