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Mark Bray: “Para el fascismo la racionalidad es un enemigo”

Por El Mundo   ·  10.05.2019

Es historiador de derechos humanos y radicalismo político, además de uno de los organizadores del movimiento Occupy Wall Street. Ahora está de gira por Europa presentando su libro Antifa. El manual antifascista editado por Capitán Swing.

¿Cómo definiría usted el fascismo?

Para empezar, es importante hablar de la relación entre fascismo y racionalidad, porque no creo que el fascismo sea una ideología en el sentido normal, puesto que han ido cambiando sus opiniones, sus políticas, sus símbolos y sus retóricas. Y para ellos la racionalidad es como un enemigo. Además, la cosa es más compleja después de la II Guerra Mundial, cuando términos como fascismo y nazismo eran tabús. En esta época, empezaron a cambiar sus nombres y sus políticas, y adoptaron el lenguaje de movimientos de liberación nacional. Entonces, prefiero hablar de políticas cercanas al fascismo, porque hoy la ultraderecha no es igual que la de hace 100 años y varía según los contextos.

¿El antifascismo es siempre de izquierdas?

Depende. Muchos hablan de antifascismo como de oposición al fascismo e históricamente esta oposición ha tenido muchas características. Por ejemplo, el ejército de Estados Unidos luchando contra las nazis en un sentido era antifascista, pero no era de la izquierda. En este libro escribo sobre una tendencia específica del antifascismo que se llama Antifascismo Militante y que sí es de la izquierda.

¿A qué se debe esta irrupción de la extrema derecha en muchos países? ¿Han estado siempre ahí esperando las condiciones apropiadas para manifestarse?

Un poco de los dos. El desarrollo de la ultraderecha en los últimos cinco años es obvio y es una respuesta a la crisis económica y a la inmigración. Y, por otro lado, hablando de Estados Unidos, hemos tenido durante cientos de años sentimientos racistas, pero cuando el presidente fue blanco y la estructura social digamos “normal”, la respuesta no fue como ahora. Después del primer presidente negro, mucha gente blanca en los Estados Unidos se ha sentido en peligro.

¿La presidencia de Obama, según lo que dice, ha podido activar ese sentimiento?

Creo que sí. Las luchas por la liberación de gente negra en la historia de los Estados Unidos han provocado reacciones, por ejemplo con el Ku Klux Klan, etcétera. Y la presidencia de Trump es ahora otro ejemplo.

¿Los fascismos, como decía Borges con relación al peronismo, no es que sean buenos o malos, sino que son incorregibles?Tal vez (risas).

¿De manera que hay que estar en todo momento alerta?

Estoy de acuerdo. Y en una sociedad donde las raíces del fascismo existen, siempre hay una posibilidad en tiempos de crisis.

¿Cómo se combate a los fascismos, frenándolos con su misma violencia o con la no violencia que pregonaron personajes como Ghandi o Luther King?Es difícil. No hay una sola solución, hay que tener en cuenta el contexto y las características de la ultraderecha. Los movimientos antifascistas no incluyen la violencia, sino que incluyen investigaciones y publicaciones. Y el papel de la no violencia, tras el movimiento de derechos civiles con Martin Luther King, ha sido muy importante en los Estados Unidos. Pero también hay figuras como Malcom X que han optado por la violencia para la liberación de gente negra. Creo que la autodefensa en un contexto así es legítima.

Entonces, no es tan sencillo.”Podrás ser y hacer lo que desees”, se dice en democracia. Según esto, ¿la democracia es un sistema permeable a los fascismos?

Es un debate interesante. Muchos países tienen leyes en contra del racismo. En una sociedad compleja, cada derecho tiene límites en relación con otros derechos. Hoy en día la ultraderecha ha ganado poder a través de las urnas y del Parlamento.

¿Qué podemos hacer para frenar esto? Como dicen los antifascistas, la democracia ha sido a veces un apoyo al fascismo, como ya sucedió en Italia y Alemania.

¿Qué opinión le merece la irrupción de Vox en España?

Me parece que el Partido Popular fue durante muchos años un hogar grande para la derecha y ahora menos. Obviamente, la cuestión de Cataluña, con la inmigración, la identidad, la cultura…Hay preguntas importantes y Vox es un partido que está intentando dar respuestas desde la derecha. Y es importante que la izquierda presente sus propias soluciones. Porque la historia del fascismo es también una historia de los fracasos de la izquierda.Hay quienes dicen que Vox también puede haber surgido como respuesta a la radicalización del separatismo en Cataluña.

¿Lo ve usted así?Creo que sí. Se pueden ver casos parecidos en Macedonia y en Grecia, con esta pregunta sobre el territorio. No es una sorpresa.Desde aquí tendemos a demonizar o a caricaturizar a Donald Trump.

¿Qué opinión le merece a usted? ¿Es un fascista?No creo que es fascista, se limita a cambiar sus perspectivas para ganar poder. Es una figura interesante. Muchas de sus ideas vienen de figuras como Steve Bannon, de fuentes fascistas o casi fascistas, y ha terminado por abrir espacios que promueven el racismo y el sexismo. 

Entonces, ¿no es fascista?En sentido popular entiendo que se le vea así, pero creo que es autoritario, egoísta y sexista. Le gustaría ser un rey, pero no tiene una visión política clara.

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