10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

Los misterios del color: ¿Qué se esconde tras un tono de cabello o un objeto de decoración?

Por La Vanguardia  ·  05.08.2023

“El color es el primer elemento que se tiene en cuenta al comprar un producto, sea cual sea”, afirma Encarna Ruiz, directora de ESDi Color Lab, el centro que representa a España en Intercolor, una de las dos asociaciones que decide cuáles serán los colores de moda dentro de 18 meses. “El color no es un capricho, sino que en su elección tiene mucha importancia lo que está pasando socialmente”, remarca esta profesora de sociología.

El color del año 2023, por ejemplo, está siendo el Viva Magenta, un rojo-rosáceo violáceo que no es exactamente el mismo de la última colección de alta costura de Valentino, sino un tono más saturado. Para los pronosticadores de tendencias, se trata de un color poco convencional para tiempos revueltos. “Por una parte es un tono optimista, que evoca la infancia y actúa como regulador de las emociones. En escenarios de crisis política y social, representa una energía interesante para contrarrestar la tensión, siempre que se sepa dosificar”, puntualiza Ruiz. La regla general es: en situaciones de crisis e inestabilidad, triunfan los tonos fuertes, mientras que cuando la situación se serena regresan los colores neutros: los beige, los tierra, los grises…

Otros colores que empiezan a ser tendencia en 2023 y que lo serán todavía más el año que viene son “el verde agua, el blanco (también en invierno), el lima ácido y los colores eléctricos, ya que estamos en la etapa del metaverso”, informa Ruiz.

Asimismo, para muchas personas, por ejemplo, tintarse el pelo puede ser una forma de salvar la distancia entre quien se es y quién se supone que se debería ser. Según Fran Alemany y Luciano de Paoli, hair colorists en La Antesala, una peluquería boutique de la madrileña calle Serrano, el color más de moda de este año son los castaños medios con tendencias rojizas.

Pero el color tiene más vidas secretas, por ejemplo, los suelos grises (el Ultimate Gray, fue el color del año Pantone en 2021) se han convertido en tendencia, tras conquistar a diseñadores y promotores inmobiliarios con su estética fresca y moderna.Lee también

En relación al triunfo del gris, un estudio del Science Museum Group del Reino Unido llevado a cabo entre 7.083 objetos de la vida cotidiana de 21 categorías diferentes, utilizados entre los años 1800 y 2020, concluye que el negro, el blanco y el gris, se han convertido desde la década de 1980 en los colores dominantes, hasta el punto de estar presentes en el 40% de las superficies. Existen varias teorías al respecto. Hay quienes opinan que esta preferencia por los tonos grisáceos guarda relación con el uso excesivo que la publicidad han hecho del color durante décadas, y que ahora tiene su prolongación en internet. Encarna Ruiz también apunta que los pisos son cada vez más pequeños. “Pintar las paredes de blanco o gris ayuda a relajarse y da mucha más luz y profundidad, mientras el negro proporciona elegancia”, colorea. Pero también hay quien detecta una estandarización del gusto a consecuencia de las modas.

Es el caso de Victoria Finlay, una antropóloga social de la Universidad de St Andrews (Escocia) que ha viajado a través de los tiempos para desentrañar en Color (Capitán Swing) la historia de cada tonalidad y su significado social. Según explica Finlay a través del mail, mediante el diseño interior proyectamos nuestra capacidad para desenvolvernos en sociedad. En relación al color del año, desvela que el magenta se llamó antes fuchsine o fucsia, aunque su origen más antiguo es el carmesí, “un color que debe su nombre al gusano kermes que prosperaba en el arbusto mediterráneo que llamamos roble escarlata”, indica. Este pequeño insecto medía alrededor de un centímetro. “Eran silvestres, no se cultivaban, y se raspaban del árbol; a veces Roma insistía en que le pagaran tributo en sacos de kermes, que sumergían en vinagre y utilizaban para un tinte que fue el más caro de Europa durante siglos”, prosigue. 

Los barcos que llegaban a Cádiz a lo largo del siglo XVI iban cargados de estos insectos y llegaron a cambiar el color de Europa. “A veces el color era exactamente lo que llamaríamos magenta, pero en ocasiones era rosa, incluso lo que llamaríamos escarlata: dependía del mordiente que se utilizara (normalmente una sal metálica) para fijar el color en la tela”, desvela esta antropóloga. “En el siglo XVI, este rojo significaba poder. Y obviamente optimismo, en el sentido de riqueza futura. Y para los que se dedicaban a ello, ¡mucha energía extra!”, concluye.

También 2023 está siendo el año del Viva Magenta y de su corte de honor: el amarillo miel, el dorado arena, el azul piscina y el verde Caribe.

Sin embargo, el color azul, una tonalidad que “tengo la sensación de que será el color de moda en 2025”, vaticina Ruiz, es el tono que cuenta con más adeptos en el mundo. Lo explica la socióloga alemana Eva Heller en Psicología del color (Gustavo Gili): un 46% de los hombres y un 44% de las mujeres lo prefieren. Y colorín, colorado…

Tres curiosidades coloristas

La antropóloga británica Victoria Finlay explica en Color (Capitán Swing) en relación a Lawrence Herbert, el químico que creó la guía Pantone, que su objetivo fue dar con un canon de colores que pudiera ser aceptado internacionalmente. Herbert empezó a trabajar en una pequeña imprenta que fabricaba muestrarios de colores en 1956, que compró al cabo de seis años. “Mi sueño era que alguien pudiera llamara a su proveedor de California desde su casa de Acapulco y decir: “Quiero comprar una pintura rose pink o lo que fuera. Y que cuando llegara, fuera justo la correcta”, reconoció Herbert.
El catálogo en forma de libro-abanico de Pantone se utiliza hoy día, por ejemplo, para renovar las teselas de los mosaicos de la plaza San Marcos de Venecia, para definir oficialmente el tono exacto de las banderas nacionales o para medir el color (y, por tanto, la calidad) de las piedras preciosas. Pero una de las innovaciones que más enorgullecen a la empresa es haber desarrollado unas tarjetas que identifican el tejido graso de un hígado por el color antes de un trasplante, lo que ha salvado muchas vidas al reducir las tasas de rechazo.


Bajo la dinastía de los Borbones en los siglos XVII y XVIII, las banderas españolas eran generalmente blancas. Pero el rey Carlos III decidió que España debía tener una bandera que se distinguiera claramente de las de otros países. Entre las propuestas que se le presentaron, eligió franjas horizontales desiguales de color rojo-amarillo-rojo con la idea explícita de que los barcos españoles fueran reconocibles al instante en altamar para así recordar su poderío en los mares, explica Finaly.

Ver artículo original