«¿Qué tipo de proyecto hace que una editorial quiera o necesite compartir un libro con otra? Sin duda, un proyecto literario ambicioso», señala el editor de Periférica Julián Rodríguez
Trabajar juntos es estimulante, y hacerlo de manera esporádica evita conflictos que tal vez se darían en una convivencia prolongada
Son tres proyectos gemelares pero en este texto comparecen cinco editores. No porque hayamos prescindido de uno, sino porque hay uno que es… quizá «promiscuo» no es el calificativo, pero nos sirve para entendernos.
Lo que los periodistas llamamos «la percha» de este reportaje, la noticia o la excusa de la que el texto cuelga, es la presencia simultánea en librerías de tres obras: Tú no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff, Diario de Guantánamo, de Mohamedou Ould Slahi, y Remando como un solo hombre, de Daniel James Brown, publicadas no por una, sino por dos editoriales. Cada uno. El primero, por Periférica y Errata Naturae; el segundo, por Ágora y Capitán Swing, y el tercero de nuevo por Capitán Swing pero con Nórdica.
Estas dos últimas son reincidentes, antes se embarcaron juntas en Atlas de islas remotas, de Judith Schalansky, y Más allá de la contienda, de Romain Rolland. Y algo de natural en esa colaboración, puesto que los editores Diego y Daniel Moreno son hermanos.
«No recuerdo bien quién lo propuso por primera vez, seguramente Dani —dice Diego—. Creo que los dos teníamos ganas de trabajar juntos y, además, le damos un gusto a nuestra madre, que no es algo menor. La cosa funcionó y ahora lo pasamos bien haciendo un libro al año juntos. Bueno a ver qué dice él…».
Lo que él dice es que sí, que empezaron porque les apetecía hacer algo juntos. «Se trataba de proyectos en los que o se colaboraba o podían resultar demasiado riesgosos para afrontarlos. En esto casos sí que creo que es fundamental que la unión sea sólida, por los motivos que sea, para que el proyecto termine bien o acabe a tortas.» Sabe Daniel Moreno que al final, desgraciadamente, lo que importa son las cuentas, «no si el proceso ha sido enriquecedor en lo humano y en lo laboral». Pero, entre ellos «salió todo bien, buena cuenta de resultados y por eso supongo que tenemos más proyectos en mente; si no es así, no hay hermandad que lo solvente».
El caso es que no se unen para todos los libros, ni siquiera para cualquier libro. Los libros que les unen son aquellos sin un encaje claro en ninguno de los dos catálogos ya que tienen algo de ensayo y algo de narrativa (o de ilustración), que suelen requerir un esfuerzo económico y promocional mayor.
Julián Rodríguez, editor de Periférica, se une a la conversación. «¿Qué tipo de proyecto hace que una editorial quiera o necesite compartir un libro con otra? Sin duda, un proyecto literario ambicioso. Una obra que sabes que necesita complicidades de muy distinto tipo y un empuje que requiere el trabajo de muchas manos y mentes. Cuando un sello mantiene cierta afinidad con otro y comparte también cierto número de lectores eso es posible: es decir, Periférica mantiene desde antaño esa afinidad con las distintas editoriales del grupo Contexto [al que, añado yo, pertenecen Periférica y Nórdica], y ha habido y habrá iniciativas ‘vecinas’ en este sentido, pero ahora se trataba de un libro que provocaba el mismo nivel de entusiasmo en dos editoriales tan amigas como Periférica y Errata».
Nos cuenta Julián que el libro que las ha unido había generado muchas conversaciones previas por parte de las editoriales sobre sus virtudes literarias, sobre su importancia en la cultura alemana de estos años, sobre su valor como clásico de esta época cuando parece que ya no hay libros a la altura de los clásicos del pasado (o eso dicen los agoreros), etcétera. «Teníamos que hacer el esfuerzo… y había que hacerlo juntos».
«Es una obra que podríamos haber publicado cualquiera de las dos editoriales por separado, pues encaja en los intereses de ambas: es un tipo de narración con el que trabajamos y que retrata una época sobre la que nos gusta investigar.» Irene Antón, de Errata Naturae, habla de la fascinación que el relato les provocó, del hecho no desdeñable de que ha vendido más de medio millón de ejemplares en Alemania, y que suma éxitos en Francia, Estados Unidos… «Sentimos que tenía un gran potencial para los lectores en castellano, que se estaban perdiendo una obra maestra por la que nadie había apostado, y que trabajando juntos podríamos llegar a más lectores, y también que la prensa, los libreros y en general el mundo editorial, por la propia noticia de la unión, podría recibir la publicación con un cierto halo de excepcionalidad que lo beneficiase en el objetivo de llegar a su lector final».
A veces, el camino hacia la unión es azaroso. «Yo tenía adquiridos los derechos de Diario de Guantánamo —me dice Javier Martín Pastor— y estaba la traducción hecha».
Dejo al lado la sorpresa que me causa saber que una editorial pequeña se había hecho con un libro del que la prensa española se había ocupado extensamente con motivo de su publicación en Estados Unidos, y que en algunos países latinoamericanos había sido publicado por Planeta. Aparco esa vertiente de la historia, y vuelvo a lo mío.
Javier había comprado los derechos cuando supo del interés de Daniel. Y pensó que «era mejor una alianza que… no sé si llamarlo una pelea, sino que a lo mejor se pudiera retrasar un poco más la publicación. Había ganas de sacarlo, de dar a conocer la historia. Lo mejor era sumar fuerzas».
Al final, Swing se encargó de la maquetación, la distribución («Ágora tiene contratos con pequeñas distribuidoras a nivel regional, ellos la tienen a nivel nacional, y eso favorece la distribución») e incluso la impresión («la imprenta que hacía nuestros trabajos aquí en Valladolid sufrió un incendio»), pero no hay lamento. «Ha sido mejor de lo que esperaba, al final trabajas con alguien ajeno a ti teniendo el mismo objetivo. El intercambio de ideas, de pareceres, sobre todo cuando tienes claro hacia adónde vas, es muy bueno».
Una UTE editorial
Se me ocurre que la que estos editores proponen es una fórmula adecuada para momentos de crisis «A priori un trabajo más cooperativo entre editoriales parece que sería algo positivo, pero habría que ver para que, cómo y por que se juntan» —se arranca Moreno, Daniel Moreno—. Sinceramente no sé si es una buena fórmula en tiempos difíciles.
Se me ocurre que la fórmula elegida tiene concomitancias con las Uniones Temporales de Empresas tan habituales en el mundo de la construcción.
«Desde siempre he pensado que el trabajo en equipo es imprescindible para editoriales pequeñas como las nuestras —es ahora el otro Moreno, Diego—. Trabajar juntos es estimulante, saca lo mejor de las dos editoriales, evitando conflictos que tal vez se dieran en una convivencia prolongada».
«Es una filosofía de trabajo —afirma Irene Antón—. Desde que nacimos, todas las pequeñas hemos aprendido a hacer fuerza juntas, a compartir ideas, datos… a aunar esfuerzos. Es una de nuestras virtudes: las pequeñas editoriales independientes hemos sabido llevarnos bien, ayudarnos, dirigir la competencia de otra manera. Estas coediciones puntuales me parecen una versión más de esa manera de trabajar, colaborativa.» Julián Rodríguez sintetiza el mensaje final: «No hay competencia sino complementariedad cuando se respeta el trabajo de los demás y cuando se entiende que un ‘gremio’ es, antes que nada, la suma de muchos ‘respetos’ distintos: a la tradición primero, luego a todos aquellos que forman parte de la llamada ‘cadena del libro'».
Se me ocurre que si su tamaño no les permite editar según qué cosas, quizá la solución de futuro pase por la unión… «Entiendo —corrige Diego— que la pregunta es: ¿Por qué no se fusionan?» Acepto la enmienda. «Desde el comienzo de ambas editoriales hemos tenido claro que no queríamos estar juntos, pues que dos hermanos (o dos amigos) sean socios es la mejor forma de que terminen por llevarse mal. Con estas colaboraciones puntuales conseguimos mantener nuestra independencia y, a la vez, nos damos el gusto de trabajar juntos una vez al año, aportando cada uno lo que mejor se le da (mi hermano es un crack buscando títulos y, creo, a mí se me da bien editarlos)».
La familia que edita unida permanece unida…
He mencionado la relación fraternal que une a Diego y Daniel Moreno, quienes aseguran que el trabajo conjunto fortalece su complicidad de siempre.
Una complicidad más reciente es la de Irene Antón, de Errata Naturae, y Julián Rodríguez, de Periférica, pareja desde hace tiempo… «Pero hay mucho más —me dice Julián—: los dos conocemos muy bien nuestros mutuos catálogos y los dos leemos todos nuestros respectivos libros antes de ser publicados, nos ayudamos en todo lo que podemos. Además, contamos con el apoyo de nuestros socios: Rubén Hernández, de Errata, y Paca Flores, de Periférica… Digamos que una sintonía así permite trabajar con facilidad en todos los campos: desde el intelectual hasta el más puramente material». Compartir todo con absoluta confianza. «Sí, por supuesto, me parece fundamental: todos los datos, todas las alegrías, los esfuerzos, el cansancio y los buenos momentos. Errata Naturae & Periférica somos familia, y compartíamos ya muchas cosas antes de este proyecto común, pero nunca tanto como ahora».
Caso distinto es el Daniel Moreno y Javier Martín Pastor, que no eran familia, ni siquiera amigos. «Nos conocimos por que los dos perseguimos el mismo libro y al final se decidió que si queríamos que el libro saliera adelante en las mejores condiciones lo mejor era publicarlo juntos. Con Diego todo es muy profesional, yo me encargo de la parte más cognitiva y kamikaze y él de los bussiness, un verdadero matrimonio de conveniencia, jeje».
Un matrimonio que se perpetúa. «Ahora mismo estamos trabajando en nuestro cuarto libro. —Diego Moreno apenas levanta el velo—. Como veréis, es un proyecto muy diferente a los anteriores».
Lo que a nadie se le oculta es que, como dice Javier de Ágora, «hay editoriales que no ven esta manera de trabajar porque supone mucho cuidado en las relaciones tanto personales como en tener muy claro el reparto de tareas», pero los consultados parecen satisfechos. «Ha sido nuestra primera vez, y la experiencia está siendo sobresaliente. Ambas partes nos hemos volcado plenamente en todas las etapas del proyecto, y creo que hemos aprendido mucho de la experiencia. Tanto para nuestro futuro, cada una por nuestro lado, como para posibles colaboraciones venideras. Y, además estamos muy contentos, porque la recepción está siendo excelente».
Chimpún.
Autora del artículo: Eva Orúe
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