10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

La parábola del sembrador

Por El Cultural  ·  25.06.2021

Sinosparáramosacomentarlas numerosas lecturas (especialmente de género, de todos los géneros imaginables) que subyacen en el hecho de que una novela (tan magnífica por otro lado) como La parábola del sembrador (1993) de la escritora afroamericana Octavia E. Butler (Pasadena, 1947-Lake Forest Park, 2006) vea ahora por primera vez la luz en España (para colmo en una editorial literaria),nosquedaríamospronto sin espacio para hablar de nada más. Detrás de este rescate más que pertinente (no solo por la innegable calidad del texto sino por la coincidencia de que su entonces futuristahistoriatranscurraennuestra actual década) se esconde pues la reivindicación mayor (con visos inclusodepretender incorporarla al canon) de una autora a la que se le pueden colocar todas las etiquetas extraliterarias imaginables, incluida la de “gran dama de la cienciaficción”.

Ya en 2018, la propia Capitán Swing publicó aquí su célebre Parentesco (1976) y el año pasado la voluntariosa Consonni hizo lo propio con Hija de sangre y otros relatos (1996). Mientras escribo esto me llega incluso la noticia de que la editorial Nova acaba de publicar La estirpe de Lilith, que recoge en un solo tomo la famosa trilogía “Xenogénesis” (1987-1989)-yapublicadaaquí hace un buen porrón de años en traducción de Luis Vigil por la muy querida editorial Ultramar-. Hacía tiempo, por tanto, que no veía un desembarco editorial tan contundente y desde tantos frentes. El “mercado” quiere claramente que leamoshoydíaaOctaviaE.Butler y en ello estamos.

En La parábola del sembrador, que bien podría ser considerada -junto al Dudo Errante (1980) de Russell Hoban- una delasúltimasgrandesdistopías de finales del siglo XX, asistimos al nacimiento tanto físico como espiritual de una nueva comunidad construida alrededor de una serie de personajes en huida que van encontrándose a lo largo del camino. Huyen de un mundo violento por culpadelasescaseces,unmundo futuro que no tiene nada de futurista si nos atenemos a los patrones de la ciencia ficción clásica.

En La parábola del sembrador no encontraremos ningún elemento extraño a nuestra actualrealidad,enunaexitosadecisión estética que probablemente sea la culpable de la enorme vigencia que sigue teniendo esta novela que podría haber sido escrita ayer.

En el prólogo que acompaña a esta edición, la activista Gloria Steinem, flamante premio Princesa de Asturias de Comunicación, se encarga de resaltar con acierto los elementos que hacen que esta novela sea singular no solo en lo estrictamente literario (originales son sin duda las múltiples referencias a la religión que recorren todo el texto, desde la obvia del título pasando por el hecho de que la joven protagonista posea el extraño don paralizante de la hiperempatía -por elque inevitablementees capaz de sentir el dolor de la gente que le rodea- y dedique buena parte de la travesía a redactar un largo poema de corte trascendentalista llamado “Semilla Terrestre” -que hará lasvecesdeideariodeunanueva fe-), sino también desde la perspectiva de las (re)lecturas feministaso incluso (anti)racistas que puedan hacerse ahora no ya tanto de la historia en sí -en el fondo de lo más clásica y convencional, en tanto que acompaña a un grupo de personajes a la deriva que trata de encontrar un refugio donde empezar de cero-, como de las distintas decisiones que toman los citados personajes a lo largo de la travesía, pues debe advertirse que estamos ante un textosumamentereflexivo, escrito a modo de diario.

Así, de entre las numerosas vivencias relatadas en primera persona por la joven protagonistasorprendeporejemplosobremaneralanaturalidadconla que se plantean las necesidades sexuales de un grupo de desconocidos obligados a moverse en comandita. La unión hace la fuerza, sí, pero no debe olvidarse, nosrecuerdaOctavia E. Butler, que es el ansia de supervivencia lo que fuerza la unión.

Ver artículo original