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La “niebla de guerra” de Bankia

Por El Mundo  ·  19.02.2017

Matt Taibbi es un periodista estadounidense cuyo último libro bien puede calificarse de provocación documentada. La brecha denuncia que ni un solo ejecutivo de los bancos que causaron el crack financiero de 2008 -destruyendo el 40% de la riqueza mundial y provocando un sufrimiento social incalculable- ha entrado en la cárcel, mientras que los calabozos están listos para recibir a cualquier ciudadano que cometa fraude con las ayudas sociales.

Taibbi se sumergió en el tortuoso recorrido judicial de las demandas de los afectados por la quiebra de Lehman Brothers. Ninguna de las causas prosperó. Un magistrado justificó el carpetazo con la expresión “niebla de guerra” para referirse a la confusión y la emergencia de aquel momento en el que el Gobierno estadounidense se vio obligado a rescatar el sistema financiero. El robo de Lehman, dice Taibbi, desapareció de la vista del público como una “enrevesada catástrofe” sin culpables debido a que la caja negra del funcionamiento “esotérico” de Wall Street impidió probar los delitos.

También nuestro Gobierno intentó enterrar la quiebra de Bankia -y sus dramáticas consecuencias- en la “niebla de guerra”. Estas cosas pasan, nos dijo el presidente Rajoy. No hay que buscar culpables, ni pedir responsabilidades. La UE nos da un crédito -no le llamen rescate- en condiciones muy ventajosas, inyectamos 22.000 millones en Bankia y aquí paz y después gloria. La gloria de vida que disfrutan los culpables del hundimiento, mientras miles de trabajadores han sido arrojados al paro.

Afortunadamente, la sociedad española no tragó por semejante vergüenza y contestó que ni “niebla de guerra” ni gaitas. Que el que la hace la paga. Que la quiebra de las cajas era una actuación humana y no un castigo de Dios. Jueces, fiscales, colectivos como 15MpaRato y UPyD se rebelaron e impidieron que la crisis financiera quedara impune. Poco a poco, la justicia va poniendo las cosas en su sitio. Tanto a Rato como a Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Pero a la política aún le queda una deuda de honor que saldar con los españoles que pagamos el rescate de Bankia. Una comisión parlamentaria de investigación, igual de exigente que la del Congreso norteamericano, por la que desfilen los responsables de la quiebra de las cajas. Como mínimo, hay que ponerles colorados.

Autora del artículo: Lucía Méndez

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