A partir de la muerte de Virginia Woolf hubo una exploración de la obra que había dejado inédita, y se encontró abundante material, tanto que la obra póstuma amenaza con superar en número a la publicada en vida de la autora. Está antología da buena muestra de ello y puede servirnos de hilo conductor para que el lector entable un diálogo con la particular visión del mundo de la autora. La presente antología de ensayos da buena muestra de ello, pretendiendo que el lector entable un diálogo con la visión del mundo de la autora. Si pensamos que la palabra “ensayo” significó originalmente “intento”, comprenderemos que para la autora Woolf, parte de los méritos atribuibles a un ensayo son “ese libre relampagueo de la imaginación, esa destellante fractura de genialidad en medio de ellos, que los deja defectuosos e imperfectos, pero iluminados de poesía”. Virginia Wolf aprovecha el género para adentrarse por sus vericuetos y explorar ciertos temas; en ocasiones algunos sumamente cotidianos o menudos: la reseña, el estudio de algún autor, el ensayo sobre cuestiones teóricas de la literatura o aquel otro referido a situaciones sociales, el sentido de la vida y, desde luego, el ensayo en su sentido primero.
Woolf se interesó vivamente en escribir como mujer, apartándose del patrón literario masculino, tanto en lo formal como en lo conceptual. Consideraba nefasta la idea de ser puramente hombre o puramente mujer, ya que se creía en la enriquecedora posibilidad de ser masculinamente femenina o femeninamente masculina.
Virginia Woolf
Adeline Virginia Stephen (Londres, 1882 – Sussex, 1941), autora y editora de numerosos cuentos, novelas, ensayos y cartas; está considerada como uno de los mayores exponentes del modernismo literario del siglo XX. A diferencia de los grandes referentes de su época, su escritura fue mucho más lírica, prestando mayor atención a las emociones y sensaciones que a las meras descripciones. Una buena parte de sus obras está impregnadas de un marcado sentido feminista.
De padre escritor y madre modelo, cursó estudios en el King’s College de Cambridge y en el king’s College de Londres, y estuvo implicada en el denominado Grupo de Bloomsbury, formado por intelectuales y artistas. Más tarde fundaría la editorial Hogarth Press, junto a su marido, que editó sus propias obras y las de otros integrantes del grupo.
Durante toda su vida sufrió problemas nerviosos, depresiones, etc. además de lo que hoy conocemos como trastorno bipolar, lo que le llevó al suicidio en marzo de 1941, arrojándose al rió Ouse.
Ver artículo original