«La catástrofe humana-medioambiental del Congo es la que mantiene nuestro estilo de vida en funcionamiento»

Por SER  ·  01.02.2024

A veces nos quejamos porque a nuestro móvil se le acaba la batería muy rápido, porque no tenemos conexión, no nos llega bien el wifi o es muy caro comprarse el teléfono de moda. Son cosas de las que nos lamentamos, pero sin tener en cuenta el gran privilegio que tenemos de poder disfrutar de aquellos problemas que dicen ser «del siglo XXI». Todas estas quejas esconden detrás una explotación laboral en la que intentamos no pensar, pero de la que somos conscientes.

En la República Democrática del Congo se está produciendo una carrera desenfrenada para extraer la mayor cantidad de cobalto lo más rápido posible. Un país que siempre ha sido víctima de explotaciones y esclavitud por las grandes potencias mundiales para extraer materias primas. Y que vive ahora uno de sus peores periodos gracias a que ese raro metal azulado es un componente esencial de casi todas las baterías recargables de iones de litio que se fabrican hoy en día.

«Hay chavales y niños que tienen que bajar a túneles irrespirables», a pesar de que empresas como Apple o Tesla aseguren que se obtienen por un proceso de cobalto limpio y sin explotación laboral, no es cierto. Hablamos con Xavier Aldekoa, escritor del prólogo del libro Cobalto Rojo. El Congo se deangra para que tú te conectes de Siddharth Kara.

«Obligan a cualquier mujer o niño que está por allí a trabajar para ellos»

Y es que, se lamentan los que allí se encuentran, de que desde que se controlan más las condiciones laborales, deben de trabajar de noche. Puesto que los grupos militares que gobiernan allí no están dispuestos a cesar su actividad. «Grandes corporaciones hacen ruedas de prensa diciendo que no hay explotación detrás, pero en el Congo no tienen ni idea de quienes son ellos», explica Aldekoa.

Expone también, que la situación no va a hacer más que empeorar, ya que «sirven para lo que todos queremos de los aparatos electrónicos. Es un mineral que permite que se carguen más rápido y se sobrecarguen menos». Los coches eléctricos mantienen esa doble moral, son beneficiosos para la naturaleza, pero incluyen en su fabricación grandes kilos de cobalto y coltán, de los cuales el 75 % del suministro global proviene del Congo: «La catástrofe humana-medioambiental del Congo es la que mantiene nuestro estilo de vida en funcionamiento», comenta Aldekoa.

El periodista ha trabajado durante años en la región de Katanga y ha podido observar las condiciones en las que viven: «Obligan a cualquier mujer o niño que está por allí a trabajar para ellos». El peligro también reside en la falta de reacción que hay ante un derrumbe. Alerta que, frente a una catástrofe, los heridos deben de salir bajo su propio pie, ya que nadie quiere entrar a ayudarlos. «Todo el mundo tiene un hermano o familiar que ha muerto en una mina», afirma.

La única solución al problema consistiría en invertir un gran porcentaje de los beneficios a que se cumplan las medidas. Sin embargo, eso supondría que el mineral costara «unas 6 veces más» y es algo que el mundo occidental no quiere asumir. Si estos países recibieran tanta riqueza como generan, «serían mucho más ricos que nosotros», explica el periodista.

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