El libro Jesús y John Wayne (Capitan Swing) describe el auge de la derecha evangélica en EE.UU. desde los primeros telepredicadores, Billy Graham o Pat Robertson, a antifeministas de la guerra fría como Phyllis Schafly, pasando por la inverosímil conversión de Donald Trump en el presidente de la llamada Mayoría Moral.
Su libro tiene un enfoque muy estadounidense. Pero en Brasil, el evangelicalismo está también transformando la cultura y la política. ¿Ocurriría en otros países?
Desde que publiqué el libro me han llamado cientos de personas para decirme que lo mismo está ocurriendo en sus países.
¿Cómo se exporta?
Primero fue a través del movimiento de misioneros. En el caso brasileño, los baptistas del sur. En el siglo XX los evangélicos empezaron a dominar las misiones globales. Es una cultura consumidora que utiliza medios modernos para difundir su mensaje.
Este elemento moderno del evangelicalismo tal vez no se entiende.
Utiliza el mercado para crecer a través de la cultura popular. La industria editorial cristiana es invisible para la gente no evangélica pero es enorme. Es muy difícil que florezca una literatura cristiana local porque, como ocurre en Brasil, la editorial estadounidense Thomas Nelson ha inundado el mercado con autores estadounidenses evangélicos. Pasa lo mismo con la radio y la televisión. Y así el evangelicalismo estadounidense va cruzando las fronteras.
“Da da a la gente un sentido de pertenencia, una identidad y una meta en la vida. Y aplicado al país entero se traduce en un nacionalismo cristiano”
En Brasil dicen que si vives en la próspera zona sur de Río, vas a un psicoanalista y que, en cambio, si vives en la periferia pobre o en una favela, vas a la Iglesia universal de Dios…
Puede ser. En EE.UU. muchos evangélicos blancos son de clase media alta. Pero puede atraer a los de menos poder adquisitivo. Tiene fuerza esa idea de la enseñanza de la prosperidad, que Dios bendice a quienes obedecen. Si obedeces, tendrás éxito en la vida, y prosperidad. Tu familia también. Esto es terapéutico. Es más, el evangelicalismo da a la gente un sentido de pertenencia, una identidad y una meta en la vida. Y aplicado al país entero se traduce en un nacionalismo cristiano. Pueden parecer fanáticos. Pero ellos internamente creen que están salvando la nación.
Tal vez se podría decir que EE.UU. ha exportado un modelo económico que ha creado extrema desigualdad, y atomizado la sociedad, y ahora exporta la solución psicológica: el evangelicalismo.
Pues sí. Esto tiene bastante sentido. La convicción evangélica niega la desigualdad y blanquea la historia. De modo que cualquier problema que tienes es problema tuyo. Un problema entre tú y Dios. Esto puede ser atractivo si te ves como un individuo atrapado en estructuras de desigualdad que no puedes cambiar. En un sentido paradójico, pensar que entre tú y Dios es posible arreglar el problema, te puede dar un sentido de poder.
“Hay mucho dinero detrás del evangelicalismo que llega desde EE.UU.”
¿Puede ocurrir el mismo fenómeno en Europa,?
Creo que sí. Europa es mucho más secular que EE.UU. Pero el evangelicalismo es fácilmente transportado. A diferencia del catolicismo, no tiene raíces en ningún lugar concreto. Y no tiene una jerarquía. Es un culto muy emprendedor. Puede echar raíces en cualquier lugar. Compite con éxito en un mercado de religiones y de ideas. O sea, si hay una recuperación de la fe religiosa en Europa, sería lógico pensar que vendrá del evangelicalismo. Hay mucho dinero detrás del evangelicalismo que llega desde EE.UU. mediante organizaciones misioneras. Recaudan millones de dólares y lo usan para expandir sus imperios. Y obviamente hay un vínculo entre este movimiento y la nueva derecha.
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