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Jon Krakauer. La perspectiva del destino.

Por La Opinión de Murcia  ·  09.01.2016

Donde los hombres alcanzan toda gloria es uno de los grandes ensayos del año. Un alarde de sobriedad y rigor periodístico para narrar la terrible historia de una estrella del fútbol americano que abandonó su carrera para defender una justicia enfangada por las mentiras de Bush.

TENÍA TODO LO QUE PODÍA DESEAR a los 25 años: fama, dinero, amor, salud y un futuro fabuloso, pero eligió un camino que le condujo a la muerte. La razón por la que Pat Tillman dejó el fútbol americano en el momento más dulce de su carrera, rechazando incluso un contrato millonario, para alistarse en el ejército y terminar muriendo en un desolado paraje de Afganistán a manos de sus propios compañeros, continúa siendo una incógnita a pesar de los esfuerzos del autor de este magnífico libro por desvelarla. Jon Krakauer desmenuza la vida de Tillman hasta el más mínimo detalle, pero lo único que consigue (y es muchísimo) es mostrar a un personaje de fuerte personalidad que sucumbió víctima de sus propias convicciones en medio de un universo de mentiras y violencia, en el que buscaba la redención o una extraña forma de demostrarse a sí mismo su capacidad para afrontar los retos más difíciles.

Tras su muerte en combate, Tillman se convirtió en un argumento más de la colosal farsa construida por la administración Bush para justificar sus campañas militares en Iraq y Afganistán. Presentado como un héroe caído por la patria, y convertido en símbolo de una generación que se prestó al sacrificio exigido por los políticos, las causas reales de su muerte fueron convenientemente ocultadas hasta que su madre y su mujer decidieron investigarlas y divulgarlas, para escarnio de quienes intentaron escamotearlas a la opinión pública.

Sin embargo, ese triste episodio aparece en esta obra de forma tangencial, pues lo que realmente persigue su autor es ofrecer una panorámica lo más amplia posible del proceso que condujo al país a una guerra innecesaria y todas las circunstancias que lo rodearon, con especial atención a la implacable manipulación informativa que se ejerció desde las instituciones para mantener viva entre la población la idea de que aquellas guerras eran justas y necesarias para defender sus libertades y proteger sus vidas.

Tillman se convierte así en el vehículo perfecto que emplea Krakauer para recorrer la ruta de la historia, y así reconstruir la secuencia que determinó el conflicto bélico. Combina con destreza la trayectoria vital del joven californiano que aspira a ocupar un lugar destacado en el fútbol americano, con el curso de los acontecimientos que convirtieron a Afganistán en un país sometido al rigor enfermizo del fundamentalismo islámico y el refugio de Bin Laden y su ejército de terroristas.

El relato simultáneo de ambas historias ofrece una perspectiva del destino que eleva la intensidad de la tragedia que ya se conoce de antemano. Krakauer se muestra tan considerado con su protagonista como implacable con quienes construyeron el sórdido escenario sobre el que se representó su drama. Pero lo realmente escalofriante es comprobar cómo confluyen los caminos del azar. El lector parte conociendo el final de la historia, lo que proporciona al correlato de los acontecimientos una intensidad casi dolorosa, pues asiste impotente al proceso que desemboca en lo irremediable. De esa forma,el significado de los personajes adquiere una dimensión emocional que convierte la obra de Krakauer en una auténtica prueba de resistencia para el lector.

A ello también contribuye la sobriedad que imprime a la crónica política, exponiendo los hechos más luctuosos con una austeridad pasional que remueve la conciencia, y el vigor con el que relata las acciones bélicas, con el que es capaz de transmitir toda la intensidad de las batallas. Krakauer realiza un ejercicio de periodismo de primera categoría, sin tomar partido por sus retratados ni inmiscuir sus opiniones en el análisis de los hechos.La crudeza de su exposición sitúa a cada uno de los protagonistas de esta historia en el lugar que le corresponde, dejando al lector la responsabilidad de enjuiciarlos a tenor de sus actos y elusiones. Donde los hombres alcanzan toda gloria es uno de los grandes ejemplos de que el periodismo bien hecho puede ser capaz de
preservar la memoria de los justos y salvaguardar la verdad.

Autor del artículo: Antonio J. Ubero

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