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Javier Padilla: “Sin recortes, habríamos tenido más capacidad para reducir el daño”

Por Colpisa  ·  13.04.2020

Javier Padilla (Madrid, 1983) es uno de los 25.000 sanitarios españoles contagiados por coronavirus y está pendiente de dar negativo en el próximo test para reincorporarse a la trinchera. Médico de familia en un centro de la capital, fue candidato en las últimas elecciones por Más País y ha publicado un libro, ‘¿A quién vamos a dejar morir?’ (Capitán Swing, disponible en ebook), en el que reflexiona sobre el futuro de la sanidad en España.

-Desgraciadamente, el título de su libro parece premonitorio.

-Cuando lo escribí, se refería a cómo las políticas de empleo, de renta o de educación tienen un impacto en la esperanza de vida. Ahora, la pregunta ‘a quién vamos a dejar morir’ nos hace pensar en respiradores o en residencias de ancianos. Hay decisiones en diferentes niveles que determinan que la gente viva o muera.

-¿Cómo se ha llegado a una crisis como la del Covid-19?

-Todos los países del mundo han tenido que llevar a cabo medidas de priorización, pero en España han tenido un mayor impacto porque los recursos que teníamos para gestionar una situación así son menores que hace unos años. Por ejemplo, en números de camas de UCI nos encontramos en la parte media-baja de los países de nuestro entorno. Si miramos el número de pacientes frágiles, estamos arriba. Siempre decimos que nuestra esperanza de vida es muy alta, pero tenemos índices medios en años de vida saludables a partir de los 65. Es decir, en España la gente vive muchos años, pero muchos de esos años, los vive enferma. Eso ahora es un factor de vulnerabilidad.

-Sin recortes en sanidad, ¿la situación sería menos dramática?

-Sin recortes en instalaciones, en recursos humanos, en dependencia o en residencias de mayores, habríamos tenido una crisis muy dramática, pero habríamos tenido más capacidad para hacer que el daño hubiera sido menor.

-¿Cómo se puede preparar el sistema público para el futuro?

-Lo irrenunciable es dotarnos de unos servicios públicos de salud capaces de dar respuestas. En 2011 se aprobó una ley de sanidad pública que no se ha desarrollado. También hay que mejorar el nivel asistencial de las personas frágiles, los mayores y los pacientes crónicos, que han sufrido más los recortes. Y en el ámbito hospitalario, habrá que aumentar el número de camas, pero sobre todo, tenemos que caminar hacia modelos de hospitales más flexibles. En las últimas semanas hemos visto cómo muchos hospitales han multiplicado por tres sus UCI, y lo han hecho a la carrera. Eso no puede volver a suceder.

-¿Qué papel debe jugar la sanidad privada?

-La sanidad privada supone un factor de debilitamiento para la pública porque disminuye la capacidad de la pública para renovar sus infraestructuras e invertir en mejoras a futuro. Entre 2010 y 2017 se pudo ver cómo en la Comunidad de Madrid el gasto sanitario no había variado, pero había crecido el 22% el gasto en conciertos y había disminuido la inversión en personal e infraestructuras. Debemos preguntarnos si los beneficios cortoplacistas de la sanidad privada justifica la capacidad de proyección a futuro.

-La ciudadanía comienza a valorar la labor de los sanitarios…

-Existe una revalorización de la profesión sanitaria que hay que enfocarla no sólo hacia los profesionales, sino hacia el sistema en su conjunto. El sistema nos cuida a todos y para eso tiene que estar bien dimensionado. Esta década 2010-2020 es la década perdida del sistema sanitario. En algunos lugares, la tasa de temporalidad de los sanitarios está por encima del 60%. Más allá de lo salarial, hay un notable problema de precariedad.

-En esta crisis, no tener material sanitario ha sido un lastre.

-La falta de soberanía industrial es un grave problema. No puede ser que España sea un país de turismo de borrachera y construcción. Son sectores frágiles y que además, nos incapacitan para reaccionar ante crisis así. Cuando se invierte en un futuro productivo diferente, se obtienen respuestas. Ése es el camino.

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