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Javier Padilla: “En España vivimos muchos años pero enfermos”

Por La Vanguardia   ·  28.01.2020

Tengo 36 años. Madrileño. Casado. Trabajo como médico de familia media jornada y la otra media crio a mi hija. Mis ambiciones políticas se definen con la palabra colectividad. En muchas ocasiones es necesario poner lo de todos por delante de lo de uno. He formado parte de la lista de Más País por Madrid. Soy ateo

Generar salud

Tiene formación en salud pública, gestión sanitaria y economía de la salud. Fue asesor parlamentario en temas de salud y conoce los entresijos políticos, forma parte y escribe en el Colectivo Silesia. Muy activo en redes sociales, Padilla conoce al dedillo las políticas públicas de salud, y no sólo en España. Ha publicado ¿A quién vamos a dejar morir? Sanidad pública, crisis y la importancia de lo político (Capitán Swing), que ya va por la segunda edición, y en el que plantea con claridad cuál es el estado del sistema sanitario público español, cuál es la tendencia y cuáles las soluciones y respuestas de otros países. Asegura que no podemos tener vidas saludables si no tenemos entornos y condiciones de vida saludables, algo que varía en porcentajes sorprendentes de un barrio a otro.

Alguna vez la sanidad no ha estado en crisis?

No en nuestro caso, y principalmente se debe a intentar conjugar dos cosas imposibles: el ánimo de garantizar el bienestar a toda la población y el de proveer una cierta derivación de la financiación pública hacia las empresas de salud privadas .

¿Una cosa o la otra?

Sí, o el sistema público como Dinamarca o la mercantilización de Estados Unidos. Elijamos.

La crisis del 2008 se ha hecho crónica en el sistema de salud.

Vino como una crisis y se quedó como un cambio estructural.

Pero cuando la economía decrece, la gente muere menos.

Así es, porque la dinámica de la economía actual en muchas ocasiones nos enferma.

Necesitamos entornos saludables.

Sí, porque la salud no depende de tener un hospital a media hora de casa. Nos jugamos la salud en otros sitios: en las condiciones de trabajo, la renta, el nivel educativo, tener viviendas dignas. La salud se juega en los barrios.

¿Dime en qué barrio vives y te diré cuándo mueres?

En efecto, en Barcelona hay seis años de diferencia de esperanza de vida entre los barrios más ricos y los más pobres, en Catalunya hay diez años de diferencia entre poblaciones.

Es mucho.

En lugares como Glasgow hay 24 años de diferencia en 10 km de distancia, o 20 años en Baltimore en 5 km de distancia. Nuestras ciudades son grandes muestrarios de la exclusión social, que tiene unos efectos en salud incuestionables.

¿Se come diferente según el barrio?

La densidad de establecimientos de comida basura es el doble en el entorno de colegios de la periferia que en otros barrios de mayor renta.

¿Mejor vivir en el campo?

En absoluto. Los pueblos los tenemos muy idealizados en nuestra cultura urbanita, pero suelen tener unas condiciones de vida peores, mucho más duras, que en las ciudades.

Aun así en España tenemos una de las tasas de esperanza de vida más altas.

Pero eso tiene poco que ver con el sistema sanitario, que actúa entre un 10 y un 20 por ciento en la salud en general.

¿Hábitos saludables?

Sí, y los cuidados que proveen las familias, muy cohesionadas en España. Pero hay otra estadística que me parece más interesante, la que mide la vida a partir de los 60 años, y ahí somos del montón. Vivimos mucho pero mucho tiempo enfermos, cosa que no ocurre en otros países.

En los centros de salud, ¿se atiende a todos por igual?

Desgraciadamente, según la ley de cuidados inversos, tendemos a prestar más asistencia a quien menos la necesita. Explicamos menos y dejamos tomar menos decisiones a las personas de clase social más baja que a las que tienenun nivel educativo más alto y lo entienden a la primera.

¿Por qué?

Porque el personal sanitario tenemos los mismos sesgos y prejuicios que la población general, debemos ser conscientes de ello para intentar corregirlo.

¿Condición humana?

Así es. Los médicos damos una asistencia de mayor calidad si lo que tenemos delante es un espejo, una persona que se asemeja más a nosotros, hay que contrarrestarlo.

¿Cuáles son las ventajas de la privatización de la salud?

Los estudios no demuestran que la asistencia sea de mayor calidad en la empresa privada sino más bien al contrario. En Suecia o en el Reino Unido, donde está aumentando la privatización de muchos centros sanitarios, vemos que en los barrios pobres se abren menos centros.

¿Por qué?

Es más rentable estar en zonas donde los pacientes tienen mayor nivel social.

¿La atención primaria se está quedando sin médicos?

Sin medios y sin médicos porque no hay contratos. Año tras año estamos batiendo el récord de médicos que se van al extranjero, y eso se da dentro de un contexto en el cual las instituciones dicen que hay falta de médicos. No faltan médicos sino contratos.

¿Qué puesto ocupamos respecto al ranking de medicalización de la sociedad?

Somos el segundo país de Europa que más medicamentos consume por detrás de Francia. El medicamento es la respuesta fácil que se puede dar desde los centros sanitarios.

Entiendo.

No tenemos apenas fisioterapeutas para abordar dolores articulares, de forma que la primera respuesta son los antiinflamatorios y analgésicos; no tenemos una red de salud mental que permita que la terapia sea la primera opción, así que acudimos a ansiolíticos y antidepresivos.

Es una cuestión de recursos entonces.

Somos uno de los países de la Unión Europea que menos dinero gasta en sanidad.

Pero existe la conciencia de que si te ocurre algo grave, corre a un hospital público.

En España tenemos un modelo de sanidad privada low cost y de sanidad pública de excelencia para lo importante, y la población lo sabe.

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