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Imperialismos

Por El País  ·  08.08.2009

Ya sé que soy injusto, que no debería dejar que mi imaginación y mis prejuicios derrotaran a la necesaria sindéresis, al juicio equilibrado, a la mesura obligada en cuantos gozamos del privilegio de dirigirnos a los lectores, por improbables que, en lo que a mí se refiere, puedan ser. Pero no puedo evitarlo, es como una especie de reflejo condicionado: cada vez que oigo “Berlusconi” o que distingo en la tele o en las revistas su imagen bien trajeada (ah, los trajes: ¡cuántas charranadas se cometen por tan pocos metros de tela!) me vienen a la memoria los primeros versos de Faccetta nera, aquella tonadilla que los fascistas italianos cantaban en Abisinia durante su gran momento imperialista y que yo oí por vez primera en la voz un poco napolitana (y antifascista) de Carlos Elordi.

En cuanto al imperialismo, al que Lenin consideraba la fase superior del capitalismo (véase el ómnibus Imperialismo, publicado por la editorial Capitán Swing, que reúne la obra pionera de John A. Hobson, y la del líder bolchevique) sólo porque no tenía ni idea de lo que llegaría después con la globalización, me interesa señalar la reedición en lengua inglesa (Monthly Review) de un libro que, aunque polémico y militante, y muy marcado por el momento histórico en que fue publicado, sigue siendo fundamental para comprender las relaciones entre el contexto histórico y los autores y obras que contribuyeron directa o indirectamente a la consolidación de la retórica y la mitología imperialista.

The Mithology of Imperialism, subtitulado A revolutionary Critique of British Literature, fue publicado originalmente en 1971. Su autor, Jonah Raskin, era entonces una conocida figura de la izquierda contracultural norteamericana, uno de aquellos hippies radicalizados que participaron en todas las causas antistablishment que les salieron al paso. Biógrafo de Abbie Hoffman y de Allen Ginsberg, Raskin fue evolucionando posteriormente hacia posiciones pacifistas y liberales.

Su libro, centrado en la obra de Conrad, Kipling, Forster, D. H. Lawrence y Joyce Cary, ha tenido una enorme influencia en la generación de críticos que, como Edward Said, darían impulso a los estudios poscoloniales. Sería bueno que algún editor español le echara un vistazo.

Manuel Rodríguez Rivero

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