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Fintan O’Toole: “En el ‘Brexit’ todo es táctica, no hay sentido de dirección”

Por El Correo  ·  01.02.2020

‘Un fracaso heroico, el ‘brexit’ y la política del dolor’, es un libro que pueden disfrutar lectores que no estén convencidos de que sean exactas algunas especulaciones de su autor, Fintan O’Toole, escritor, periodista y crítico del ‘The Irish Times’ dublinés. Fue libro del año en 2018 del ‘The Times’ de Londres. Lo ha traducido ahora al castellano la editorial Capitán Swing.

Comienza explorando por qué a los británicos les parecen heroicos los exploradores o generales muertos en algún empeño disparatado, siempre que digan adiós sin aspavientos. Desentierra luego citas literarias o documentos oficiales sobre la transferencia psicológica que ha llevado a los ingleses imperiales a sentirse colonizados por Europa. Desvela conexiones del Brexit con el punk y con los patatas fritas.

¿Dónde estamos ahora?

Es extraño, no parece una celebración. La narrativa es que la nación se libera del yugo de una tiranía que ha sufrido durante cerca de 50 años. Eso equivaldría a la caída del muro de Berlín. Pero, incluso en Inglaterra, no veo un sentimiento de gran celebración popular. El eslogan que ganó las elecciones ya fue ceñudo, «Get Brexit done»(Terminemos el Bexit), como si fuese una horrible tarea que ha de ser completada para poner fin al dolor, más que el comienzo de la era dorada.

Según su interpretación del brexit como un proceso sadomasoquista, alguien tiene que ser castigado tras este triunfo. Pero Johnson quiere curar a la nación.

Efectivamente, la retórica es sobre curación, reconociendo así de paso que se trata de un dolor. Liberarse habría exigido un largo proceso de autolesión. Pero sabemos que las divisiones no van a desaparecer en la mágica fecha del 31 de enero. El ‘brexit’ actúa por un lado como una idea política genial, recogiendo la rabia de una parte de la población y dirigiéndola contra un chivo expiatorio, Europa. Pero en el largo plazo es un proyecto muy malo, porque nunca debes matar al chivo. Han tenido Europa durante cincuenta años para darle palos y ahora alguien tendrá que sustituirla. Creo que inicialmente será Escocia.

Y son liderados por un cosmopolita hedonista.

Es una paradoja. Hubo un momento en la campaña del referéndum de 2016 en el que Johnson se puso a cantar el ‘Himno a la Alegría» de Beethoven, el himno de la Unión Europea, y en alemán (risas), y dijo que podía leer novelas en francés y en español. Tienes esa figura en absoluto antieuropea, meramente oportunista, pero está al frente de una muchedumbre nacionalista que no le gusta y sobre la que no tiene instinto. Cuando juega a nacionalista es ridículo, recurre a «prodigioso florecer», «cuatro grandes naciones», «una nueva edad de oro»,… Es infantil, carece de contenido.

Roto

Tiene que orientar a un nacionalismo inglés que describe en el libro como hasta ahora «inaudible porque siempre ha sido escuchado».

Es un problema que no se planteará inmediatamente, pero el ‘brexit’ no da respuesta al nacionalismo inglés. Johnson no es un nacionalista inglés, solo habla sobre la Unión, sobre el Reino Unido, creo que no tiene la sensibilidad o capacidad de articular los sentimientos que están en el corazón del ‘brexit’. Theresa May hablaba de la «preciosa unión» y Johnson no ha ido mas allá. Con un Reino Unido que no funciona y los problemas económicos en torno al Brexit, creo que le saldrá algún rival por la derecha. Acabó con Nigel Farage pegándose a él, pero, una vez que te has convertido en el partido del ‘brexit’, a dónde vas.

El historiador Robert Tumbs escribía el otro día en ‘The Spectator’ que el país necesita pronto un gran político estratégico, un Palmerston, un Churchill,…

Creo que lo que dice es correcto. En esta saga todo han sido tácticas. Y el sentido de dirección está ausente. Se ha presentado el día 31 como una cita con el destino, pero es solo un punto de partida y nadie sabe el destino. No hay que olvidar que la premisa de todo esto fue la repetición una y otra vez de que era posible disfrutar de todos los beneficios de la Unión Europea sin ser miembros. Aunque la política de Johnson ha funcionado, la base estratégica sigue siendo imposible. Creo que la mejor opción que tienen es convertir al Partido Conservador en el Partido Laborista, en favor de un Estado grande y de invertir vastas cantidades de dinero en el Norte o en Escocia. Johnson es un camaleón, pero creo que no es capaz de hacerlo.

El nacionalismo inglés se basaba en un orgullo sobre su gobernación. Afirma en el libro que el sistema está roto.

Se creó para dirigir un imperio. Está muy centralizado, usa aún ideas como la prerrogativa real que la monarquía habría traspasado al Gobierno, es muy de arriba abajo, arcaico, ¡cómo pueden sostener aún cosas como la Cámara de los Lores!,… Es ridículo. Y se enfrenta ahora a un gran reto, porque el mayor reclamo de la campaña en favor de la salida de la UE fue un programa democrático, ‘Take back control»(Recuperar el control). Plantea la cuestión de quién ha de tener el control. Es el pueblo. En las leyes constitucionales de Irlanda del Norte, sus habitantes son el pueblo. Pero los parlamentos de Escocia, Irlanda del Norte y Gales han rechazado en las últimas semanas el Acuerdo de Retirada que ha consumado el ‘brexit’. Ha recuperado el control un país que no existe, una Inglaterra excluyendo a Londres.

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