10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

Este estadístico de Cambridge hará que entiendas los datos: “Los políticos son horribles, no saben de dónde vienen los números ni qué significan”

Por El Mundo  ·  01.06.2023

El miembro de la Royal Society acaba de publicar un ensayo que nos ayuda a comprender los números y, a través de ellos, conocer el mundo. “Comer un filete te quita 30 minutos de vida”, alerta el autor de ‘El arte de la estadística’

Un dato: 69. Otros dos: 0.116 y 52.200. Uno más: 1.700.000. ¿Le han dicho algo, por sí mismos, estos misteriosos números? Probablemente, no. Es normal. Necesitarían de un estadístico para cobrar significado. Y uno de los mejores del mundo en ese cometido es Sir David Spiegelhalter.

El 69 indica su edad; 0.116 y 52.200 son la longitud y latitud de Cambridge, el lugar donde se ubica la prestigiosa universidad donde trabaja; y 1.700.000 son las visualizaciones de una famosa y airada intervención suya en la televisión británica por el mal uso de los datos del COVID en lo peor de la pandemia.

Ahora, el mediático matemático británico presenta El arte de la estadística (Capitán Swing), un ensayo que, empleando sus palabras, “pretende ayudar a responder las cuestiones que emergen cuando tratamos de entender el mundo”. Algunas de esas preguntas se las haremos durante una esta entrevista. No tema el lector, no hay complejas ecuaciones en una conversación que tiene un comienzo aterrador:

Su libro comienza con el caso del asesino en serie Harold Shipman, procesado en 1999. Sorprende tratándose de un ensayo sobre estadística…Yo trabajé en ese caso, participé en la investigación pública como científico forense. Fue muy impactante emocionalmente porque las familias de las víctimas se sentaban en frente mientras enseñábamos los datos. Y teníamos que tener cuidado con qué palabras emplear, porque Shipman asesinó a 250 personas, puede que hasta 400. Nos preguntaron si podía haber sido atrapado antes. Y gracias a la estadística concluimos que en teoría sí, pero que tristemente nadie había estado prestando atención los datos. Aquella conclusión fue dura de escuchar para los familiares.En el libro también dedica espacio a las encuestas electorales y esta entrevista se publica poco después de unas elecciones en España. ¿En qué se fija para darles credibilidad? ¿En el tamaño de la muestra?El tamaño de la muestra es importante, pero una encuesta bien hecha solo requiere 1.000 personas que respondan para realizar una estimación con un margen de error del 3% como máximo. Lo que pasa, claro, es que las encuestas no siempre son perfectas y los sesgos sistemáticos que presentan acaban teniendo más importancia que la dimensión de la muestra. Mi regla de oro es duplicar el margen de error: del 3% lo llevo al 6%. Al hacerlo así de grande asumes que el margen de error es enorme.¿Qué problemas metodológicos se dan en este tipo de encuestas?El principal problema es cuando la gente que desea responder no es representativa de los votantes en general o cuando no se puede dar credibilidad a su respuesta. Muchas veces se les dice: ‘Si tuvieras que votar ahora, ¿qué votarías?’. No creo que se les pregunte sobre su intención de voto el día de las elecciones. No sé, quizá sí. Pero en cualquier caso, la gente puede cambiar de opinión, puede mentir, puede no querer admitir el sentido de su voto. En mi país, por ejemplo, no creo que la gente quisiera admitir que fuera a votar a favor del ‘Brexit’.¿Tiene sentido entonces fiarse de las encuestas electorales? ¿Son útiles?Lo que siempre digo es que nunca te centres en una sola encuesta. Tienes que tratar cada encuesta como un punto de datos y, desde ahí, observar toda la dispersión de puntos de datos y tendencias. Cada una por separado tendrá sus propios problemas y sesgos, algunas serán mejores que otras, pero globalmente puedes sacar conclusiones.

Ha mencionado antes el Brexit, un referéndum de sí o no. ¿Cree que a la gente, como ha sugerido, le daba vergüenza admitir en las encuestas que votaría a favor de salir de la UE? ¿Por eso fallaron?Recuerda que el resultado fue de 52% a 48%, una diferencia equivalente al margen de error habitual. Fácilmente podría haberse dado el resultado contrario. Las encuestas finales no fueron tan inexactas, la verdad, y si te fijas en la dispersión no salen tan mal paradas. Probablemente el mayor problema vino por la reticencia de algunos votantes a admitir que iban a votar Brexit, tal vez incluso a admitírselo a sí mismos. Fue un tema muy emotivo.Siguiendo con el ‘Brexit’: otro tema que usted ha destacado como ejemplo de manipulación es el del autobús del ‘Vote leave’ (‘Vota irnos’).Es el peor uso político de un número que conozco. El del autobús rojo que decía: ‘Todas las semanas enviamos a la UE 350 millones de libras que podríamos gastar en el Servicio Nacional de Salud’. El número era erróneo y, además, ciertamente no nos hemos gastado esa cantidad en Sanidad desde que nos fuimos. Eso no ha sucedido. Pero lo más interesante no es que el número fuera erróneo o que dijeran una mentira, sino la contextualización del número. Porque si hubieran dividido la cifra entre los habitantes del Reino Unido el resultado habría equivalido a 80 peniques por persona al día. O sea, lo mismo que una bolsa de patatas fritas con sabor a queso y cebolla.El número era falso pero consiguió su propósito. En ese sentido fue una estrategia inteligente…Sí, funcionó. Brillante. ¡Una brillante propaganda!

Malgasté mucho tiempo enfadándome con los políticos por su manera de comunicar estadística. Son horribles en eso

Otro momento donde cobraron importancia las estadísticas fue durante la pandemia y usted no ha ocultado su enfado por cómo las utilizaron los políticos.Sí, es verdad. Malgasté mucho tiempo enfadándome con los políticos por su manera de comunicar estadística. Son horribles en eso. No entienden de donde vienen los números o qué significan, pero les encantan las cifras, así que tratan de utilizarlas para impresionar. Hacen lo que llamo teatro de números, es una actuación.Usted utilizó esa expresión en una famosa intervención en la BBC…Sí, tuvo 1,7 millones de visualizaciones [ríe]. Ese fue mi pequeño arrebato de ira hacia ellos, algo que intenté evitar en adelante. Pero estaba realmente enfadado con los políticos por cómo estaban insultando a la gente. Porque la gente tenía interés y puede entender los números si se los contextualizas y les aportas elementos de comparación razonables.Tras un artículo suyo en The Guardian, precisamente sobre las comparativas entre países, tanto el primer ministro como el líder de la oposición trataron de apropiarse de sus palabras. ¿Es posible reconciliar a la ciencia con la política?A los políticos les gusta utilizar la ciencia como apoyo para sus opiniones. Suelen decir que ‘están siguiendo a la ciencia‘. Pero la ciencia no les dice lo que hacer porque funciona con incertidumbres y, a lo sumo, sólo puede hacer un juicio sobre lo que pasaría si ciertas políticas se aplican. Los políticos necesitan asumir su responsabilidad sin escudarse en la ciencia.Donde más debate internacional hubo es el cómputo de las muertes por Covid, un tema que usted suele comentar.¿Qué es una muerte por Covid? Se me ocurren cinco definiciones distintas. Estas cuestiones son complicadas, difíciles, pero la gente lo sabe y con una buena guía podrían formarse una buena idea de la situación. A pesar de todo, creo que tuvimos suerte en Gran Bretaña. Teníamos un panel de control donde los datos se subían a diario. Así que a las cuatro en punto de cada día, yo me descargaba las estadísticas y hacía mi propio análisis, listo para hablar en el telediario de las cinco.Le vuelvo a insistir con el tema de las muertes por Covid porque en España hubo debate sobre el criterio a utilizar. Se hablaba de casos diagnosticados pero también del exceso de muertes. ¿Qué criterio debió emplearse?No es una elección… Yo mismo analicé los datos usando múltiples definiciones de muerte por Covid. Pero también hay que mirar el exceso de muertes. Y ahora creo que el exceso de muertes sobre el promedio es increíblemente importante porque incluye fallecimientos por causas de todo tipo.

Los medios cometen muchos errores con la estadística. Una gran cabecera sacó que los refrescos hacen violentos a los niños

Ayúdeme a hacer autocrítica: ¿qué malas prácticas son más comunes al comunicar datos?Me temo que hay bastantes errores. Quizá el más común es concluir que una cosa causó otra, cuando en realidad simplemente son elementos que se dieron a la vez en un grupo dado de gente. Es decir, correlación no significa necesariamente causalidad. Mi ejemplo favorito es cuando una gran cabecera británica sacó que los refrescos hacen violentos a los niños. Pero, ¿había tal vez un factor común entre ambas cosas? O quizá tienes sed tras un duro día de violencia.Destaca también muchos titulares de prensa realmente fantásticos donde se confunde riesgo absoluto y relativo. ¿Cuáles son sus favoritos?El del beicon es un clásico. Se dijo que comerlo eleva el cáncer colorrectal un 18%, pero en realidad el estudio revelaba que el riesgo subyacente pasaba del 6% al 7%. Así que sólo aumentaba en un caso de cada cien, algo que no suena tan impresionante. Pero mi favorito es uno que no usé en el libro que conectaba darte atracones de televisión con tener embolia pulmonar.Sí, lo menciona en los capítulos finales…¿Ah, sí? No me acordaba. Pues es divertido. Hace que parezca que el riesgo es altísimo, pero si le das la vuelta tendrías que ver la tele cinco horas cada noche durante 12.000 años para tener ese problema.

Los científicos quieren que su trabajo no parezca trivial, así que escriben sobre sus estudios de forma que suenen potentes

En este tipo de titulares, ¿hay más de ignorancia o de mala fe?Diría que una mezcla. En realidad el lío empieza antes, desde el artículo científico. Muchos, como parte de su metodología, obtienen el riesgo relativo. ¿Y qué quieren los científicos? Que su trabajo no parezca trivial. Así que escriben sobre su estudio de una manera que suene más potente. A continuación los responsables de prensa, que desean conseguir cobertura, escriben las notas de prensa de una manera sexi para impresionar. Y finalmente algunos periodistas quieren que su historia salga en portada o que la gente haga clic en el titular, así que eligen la opción más llamativa de todas.En cualquier caso, pese a los ejemplos que comenta, también aprecia cómo el periodismo de datos ha mejorado. ¿Es optimista en el papel que pueden jugar los medios para mediar entre ciudadanos y científicos?Soy optimista, sí. Durante la pandemia el periodismo científico fue muy bueno y la confianza en los medios de comunicación mejoró. Había una gran demanda de información rigurosa, de ir más allá del titular clickbait, porque la gente en realidad es capaz de comprender los pros y las contras de algo cuando se lo explicas adecuadamente.Hablando de cómo comunicar bien las cosas. ¿Me puede recordar cuántas ‘microvidas’ me resta al día comer un filete de ternera?[Ríe con ganas] Bueno, era una especie de broma, pero todavía creo que es bastante útil como medida. Está claro que fumar, beber o comer mal acorta la vida y lo que hicimos fue traducir proporcionalmente el riesgo en años dentro de una vida a un riesgo en minutos dentro de un día. Una microvida son 30 minutos. Por tanto, había cosas, como fumar, que te restaban microvidas. Un ejemplo: comer un filete de ternera acorta tu vida 30 minutos. Pero lo bueno es que, por ejemplo, hacer ejercicio te sumaba una microvida. No es del todo realista, pero tiene la utilidad de poner todo en una misma escala.

Quizá atraída por el tema, pero probablemente más por las carcajadas de su dueño, Frida, la perra de Spiegelhalter se acerca en busca de una caricia. “Perrita, perrita…”, le susurra el matemático. Aprovecha el estadístico para coger el ordenador con sus manos -la entrevista se realiza telemáticamente- y mostrar a cámara las vistas desde su casa, situada en la ribera del río Cam. Algunas personas se preparan para practicar remo mientras el diálogo se reanuda.

Quizá algún lector, al leer la palabra ‘estadística’ haya empezado a sudar. ¿Por qué nos da todavía tanto miedo?Es muy común que la gente tenga una reacción emocional ante esta palabra. A veces porque lo asocia a un curso que no le gustó en el colegio o la universidad. O puede ser también que no esté contenta con los números porque a menudo son utilizados todo el tiempo casi como armas para hacer que alguien piense o sienta lo que otro quiere que piense o sienta.Es algo paradójico, porque los números a menudo se consideran algo más objetivos que las palabras.La gente piensa en los números como en hechos sólidos y fríos, aunque en realidad son más vaporosos de lo que se piensa. Pero sí, tienes razón. Los números deberían ser un terreno de acuerdo basado en hechos, deberían servir al menos para establecer una comprensión compartida y mejorar el nivel del debate. Desafortunadamente no es así como son usados habitualmente.Déjeme hacerle una pregunta sobre las preguntas. ¿Les da más importancia que a las propias respuestas?La pregunta es lo primero. En el famoso libro The Hitchhikers’ Guide to the Galaxy… ¿Lo has leído? ¿No? Bueno, pues en este libro el ordenador aporta la respuesta a la pregunta del universo. Y la respuesta es 42. Y el problema es que nadie conoce cuál es la pregunta. No es posible encontrar una respuesta sin la pregunta. Por eso, en el libro, pongo énfasis en el ciclo de resolución de problemas que siempre comienza con una pregunta. De esto va la ciencia estadística: de ayudar a la gente a responder preguntas y comprender el mundo. De otro modo, son sólo números.Quería sacarle el tema de las preguntas porque, hasta donde sé, la inteligencia artificial todavía no puede planteárselas.Oh, gran asunto. La verdad es que ChatGPT y otros programas similares son extraordinarios. Hay una disciplina entera, que llamamos prompt engineering, que se basa en lo que comentas: ‘¿Qué preguntas puedo hacer?’. Y se ha convertido en una actividad muy humana, como comentas, decidir cómo plantear preguntas para sacarle partido a los sistemas de inteligencia artificial. Creo que formular las preguntas correctas es todavía una actividad fundamentalmente humana porque requiere imaginación.

Es tan ridículo que los políticos salgan en los medios pretendiendo tener una respuesta para todo

Aboga por mejorar la alfabetización en datos de la sociedad. ¿Cómo debería enseñarse esta materia? Quizá con un enfoque detectivesco, como el de su libro, sería más interesante.Esa idea, la del detective de datos, muestra que esta disciplina no debe ser parte de las matemáticas. La estadística y la ciencia de datos debería ser un pilar por sí misma en la educación, aunque no estoy seguro de cómo llamaría a esa asignatura. Pero lo llames como lo llames, creo que es algo importantísimo para nosotros, los ciudadanos, dotarnos de la capacidad de entender el mundo y poder cuestionarnos lo que nos dicen.¿Y usted cree que los políticos desean que desarrollemos esa capacidad crítica alfabetizando a la gente en datos?Yo creo que es algo en lo que todo el mundo estaría de acuerdo, en parte porque beneficia a la economía. La alfabetización en datos, la facilidad con los números, ayudaría a todos mucho. A todos. Y los políticos quieren que la economía funcione porque es la manera en que salen reelegidos. Hace poco nuestro primer ministro dijo que todo el mundo debería estudiar matemáticas hasta los 18 años. Por supuesto, no debería haber dicho eso. Debería haber dicho que todo el mundo estudie estadística y ciencia de datos, porque es mucho más importante que las abstractas matemáticas.Finalizo preguntándole por la humildad. Usted da importancia a reconocer que uno no lo sabe todo porque la realidad es incierta. ¿No ganarían credibilidad los políticos si lo hicieran más a menudo?Generalmente no siento lástima por los políticos, pero en este caso sí. Durante el Covid aparecí mucho en los medios y decía, una y otra vez, ‘no lo sé’. Me preguntaban sobre variantes, y qué iba a pasar, y yo decía ‘no lo sé, no soy un virus’. A mí decir que no sé algo no me cuesta. En cambio es tan ridículo que los políticos salgan en los medios pretendiendo tener una respuesta para todo…

‘El arte de la estadística’, de David Spiegelhalter, ya está a la venta (Ed.Capitán Swing).

Ver artículo original