De repente, los virus. Hasta hace poco unos bichos curiosos que nos daban algunos problemillas en la temporada del frío. Pero ahora somos conscientes de ellos en casi todo momento porque nos están fastidiando la vida. El periodista científico Carl Zimmer (New Haven, Connecticut, 1966) nos avisa en este libro: el mundo es básicamente de ellos. Y, como siempre ocurre con la naturaleza, tanto para bien como para mal. Los virus son los seres vivos más pequeños conocidos por la ciencia, pero mantienen a todo el planeta bajo su control. Es más, somos medio virus: el genoma humano contiene más ADN viral que nuestros propios genes pues proviene de los que infectaron a nuestros antepasados hace unos 30 millones de años. Una idea que el autor describe con ironía como “casi filosófica en su rareza”.
Como explica el autor, los científicos están descubriendo virus en todas partes: en el suelo, en el océano, incluso en cuevas a varios kilómetros de profundidad. Miremos el mar. Si usted creía que no hay virus en él, desengáñese, los hay a mansalva en los océanos. La bióloga Lita Proctor estimó que en cada litro de agua marina hay 100 mil millones de virus. Cantidades tan grandes influyen en el estado de la atmósfera, ayudando a regular la temperatura del planeta, y siendo responsables directos de gran parte del oxígeno.Y son extraordinarios también por su diversidad genética: en 200 litros de agua de mar hay cinco mil tipos de virus de diferentes variedades genéticas.
Los humanos y los tiburones tenemos genes bastante similares pero la configuración genética de los virus marinos apenas dispone de homólogos. En un estudio realizado en el Océano Ártico, el Golfo de México, las Bermudas y el norte del Pacifico, se identificaron 1,8 millones de virus. Solo un 10 por ciento mostró algún vínculo con algún gen de cualquier microbio, animal, planta u otro organismo, incluso de cualquier otro virus conocido.
Sabemos muchas cosas malas de los virus. La viruela, el único virus humano que ha sido erradicado, mató solo en Europa la friolera de 500 millones de personas cada siglo entre 1400 y 1800, afirma el autor. Los del Nilo Occidental, que se analizan en un capítulo, son un ejemplo de cómo cruzan el mundo y saltan entre especies. Bien que lo estamos sufriendo ahora. Aunque el virus del papiloma humano –que causa cáncer cervical– evolucionó para atacar a mamíferos, aves y reptiles durante 300 millones de años, tiene cepas únicas entre los grupos étnicos humanos. Las actuales vacunas son un gran progreso, pero existen 15 variantes del virus y estas protegen sólo de dos. La evolución del VIH, por su parte, está generando más cepas mutadas de las que nos imaginamos. Pero los virus son drama y esperanza: pueden ser la solución para las bacterias resistentes a los antibióticos, por ejemplo.
La moraleja del libro de Zimmer está muy clara: los virus controlarán nuestro destino a no ser que hagamos algo
Carl Zimmer es un importante divulgador científico y autor del galardonado blog de la revista Discover: The Loom. Tiene varias obras publicadas, como Parásitos en esta misma editorial. También es un tuitero muy recomendable de seguir por su activa defensa de la ciencia y la razón. El libro que reseñamos se publicó originalmente en 2011, pero esta segunda edición aporta información reciente que la hace especialmente importante en pleno auge de la Covid-19.
“Mientras escribo esto, dice el autor en un texto fechado en 2015, los científicos intentan adelantarse a la próxima pandemia. Mientras aguardamos no estamos indefensos, contamos con recursos para ralentizar la expansión de la gripe, como lavarnos las manos. Estamos aprendiendo a fabricar vacunas y adelantarnos a cepas. Ya no miramos a las estrellas en busca de protección”.
Es cierto. Ya no tenemos necesidad ni de las estrellas ni de los horóscopos: tenemos la ciencia. Los científicos ya estaban trabajando para descubrir el próximo virus entre especies antes de que fuera una amenaza tan real, pero la pandemia actual revela que distintos intereses sociales y políticos y determinadas particularidades del comportamiento humano pueden hacer muy inefectiva esta labor. Este libro de escritura clara y amena es una introducción estimulante y esclarecedora a un resumen del estado de la investigación. Y se hace corto porque además está estupendamente escrito. Pero su moraleja está muy clara: los virus continuarán controlando nuestro destino para siempre a no ser que hagamos algo. Hay que ponerse las pilas.
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