Desmontar mitos, saltar prejuicios, evitar generalizaciones y poner sobre la mesa un
tema tradicionalmente invisibilizado e, incluso, negado: la sexualidad de las mujeres mayores. El
último libro de Anne Freixas (Barcelona, 1946), Sin reglas (Capitan Swing, 2018), explica los
resultados de una investigación realizada a partir de 729 testimonios de mujeres de entre 50 y 82
años. Ellas cuentan cómo sienten la sexualidad cuando ya han abandonado su rol reproductivo.
¿Se vuelve diferente el deseo en las mujeres cuando llegan a una edad madura?
Creo que el deseo evoluciona. No deseamos lo mismo a los seis años o a los 14 que a los 30 y a los 50. Es posible que, en un momento dado, tu deseo se centre en una mujer, despuésen un hombre, otra vez en nada… El deseo es realmente cambiante y ha habido una tendencia a patologizarlo, a considerar que,
o tienes un deseo tremendo, o estás enferma.
Simplemente hay una evolución a lo largo del ciclo vital que ahora es más evidente porque
vivimos más años y, al vivir más años, tenemos más tiempo para mostrar todo.
Tu trabajo desmonta prejuicios, uno de ellos es que la menopausia acaba con el deseo.
La menopausia ha sido el gran chollo del patriarcado. Cuando se define a la mujer como un ser reproductivo, la menopausia se ha expuesto como el principio del fin.
Pero es el fin de la reproducción, no el de la sexualidad. El patriarcado ha aprovechado toda oportunidad de liquidar la sexualidad.
Los hombres pueden buscar relaciones con mujeres más jóvenes pero, de alguna manera,
se ha mantenido la idea de que la menopausia es el principio del fin del deseo en la mujer.
Eso no es verdad, hay multitud de estudios que demuestran que las mujeres, después
de la reproducción, sienten deseo. También hay otras que no lo tienen, y algunas de ellas
igual tampoco lo tenían a los 40 y a los 30.
La menopausia en sí misma no tiene por qué marcar. Es cierto que hay un cambio hormonal, pero el deseo de las mujeres no está directamente relacionado con lo biológico. Para las mujeres tiene mucho más
que ver con el contexto, con quién estamos, cómo estamos, qué tipo de relación tenemos y
qué calidad tiene. Para nosotras esto es mucho más importante, ya sea a los 20, a los 50 o a los
80, que una hormona más o menos.
También está muy relacionado con la medicalización. Después del Viagra, hace pocos años llegó el Addyi, su equivalente para mujeres. ¿Qué opinas de esto?
Creo que las mujeres somos un enorme negocio a todas las edades. Imagínate cuantísimas postmenopáusicas hay en este mundo, ahora que las jóvenes no parís criaturas. Hay que hacer negocio y este
consiste en tratar de encontrar una pastilla. Como explico en el libro, esta pastilla tiene
cantidad de contraindicaciones. Me parece absurdo porque, sobre todo, esto implica que no conocen cómo es el deseo femenino.