Antoni Puigvert escribe, en un reciente artículo en La Vanguardia: “La generación que trasformó España con Felipe González llegó arriba gracias a los votos de los de abajo pero ya no abandonó más las alturas. Al dejar la política, casi ninguno de los personajes más relevantes del entorno de González optó por una vida discreta, sencilla, austera, como corresponde a los ideales socialistas. De Solchaga a Serra, de Boyer a Borrell, de Almunia a Solana, de Solbes a Lluch o Majó, todos usaron las puertas giratorias para mantenerse a alto nivel como dirigentes o asesores económicos, cargos institucionales o espacios para el lucimiento internacional. No digo que esto sea censurable éticamente. Algunos han sido corrompidos por el dinero pero otros han hecho un buen trabajo en los cargos que han ocupado pero el hecho es que ninguno de ellos ha vuelto con los de abajo”.
Rubén Juste está de acuerdo con la tesis de Puigvert. Juste es el autor de Ibex 35, una historia del poder en España, la historia de los que mandan sin figurar en la nomenclatura del poder. En el Ibex 35, el índice de la Bolsa en el que figuran las grandes empresas españolas, están también ex dirigentes del PP. La clase política no tiene discrepancias en este sentido. Les gusta seguir ganando dinero y mandando en la sombra.
Carlos Solchaga es el hombre del Ibex 35. Llegó a mandar mucho porque según Rubén Juste tenía, además de una cabeza muy bien amueblada, unas relaciones privadas que no tenía nadie del PSOE, contactos con la gente que desde el Banco de España llevaba la política monetaria en connivencia con el poderoso clan económico que siempre ha mandado en España. ¿Ferrovial, por ejemplo? Por ejemplo, confirma Rubén Juste.
Cuando Aznar llega al poder no puede desarticular la madeja de intereses entre el poder económico y los dirigentes socialistas que salen de la escena política para situarse en los consejos de administración de las grandes empresas. El que fue aparato socialista sigue en el Ibex 35 y en algunas empresas coincidiendo con miembros del franquismo, primero, y con dirigentes del PP que se apuntan más tarde, al perder el poder con la llegada de Rodríguez Zapatero. Las puertas giratorias vienen de lejos.
–Los recortes de Rodríguez Zapatero el 2010 son la muleta de las reformas del poder económico y la vieja guardia del filipismo -sostiene Rubén Juste.
¿Ha cambiado la situación en los últimos años?
–Sí. La relación entre el poder económico y el poder político empezó a cambiar con la llegada de los fondos extranjeros. Hoy las élites no tienen proyecto político. Sólo queda La Caixa, con el hábil juego entre Cataluña y Madrid, como grupo poderoso autóctono. Hoy el viejo empresariado está quieto, expectante ante movimientos como Podemos o el proceso catalán.
–La reforma del Ejército llevada a cabo por Narcís Serra ¿se basó en llevar a muchos generales a los consejos de grandes empresas.
–Hubo muchos casos de generales a los que se concedió una cuota de poder en el Ibex 35 como final de su carrera.
–En su libro hay más carga de profundidad contra el PSOE que contra el PP.
–La hay porque fue el PSOE el que dejó de pensar en su proyecto de país para pasar a pensar en colocarse económicamente.
-¿Taguas, por ejemplo, que de la oficina económica de Rodríguez Zapatero pasa a presidir la patronal de constructores?
–Cuando ACS y otras constructoras se iban a pique Rodríguez Zapatero inició los recortes sociales al tiempo que abría la espita a diecisiete mil millones para un plan de infraestructuras. Taguas estaba allí.
–¿Por qué Mario Conde y Javier de la Rosa cayeron?
–Al margen de cometer muchos errores, porque no cumplieron el mandato de la élite que decía que no se debían acometer proyectos industriales. Solchaga tenía la frase de que el único proyecto industrial es el que no existe. Conde y De la Rosa cometieron además el error de sus relaciones con medios de comunicación.
Escribe Rubén Juste allá por el final de su libro:
“Lo que en definitiva señalan los datos es que detrás de la crisis económica se encuentra el incremento de poder de dos grupos: grandes empresas y fortunas. Dos caras que no siempre se asocian y que apuntan a un mismo fenómeno: la concentración incesante de la riqueza en pocas manos. En España esta concentración tiene un nombre por derecho propio: El Ibex 35, que representa el 50% de la economía, y en cuyas moradas habitan las cinco mayores fortunas de España, que concentran el 8,5% del PIB español (85.000 millones). Si corremos el velo técnico, de las amenazas de sus bajadas y subidas del índice, puede observarse que es algo más que un indicador: detrás de las 35 empresas hay 142 accionistas significativos (más de un 1%) y 417 consejeros. Y de estos últimos 93 han tenido un alto cargo en el Estado”
Rubén Juste empezó su trabajo sobre el Ibex 35 hace seis años. Dejó su bicicleta cerca de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y allí fue copiando a mano el material que salía en los ordenadores rodeado de procuradores y abogados y gente desplumada por las preferentes que con angustia acudía allí pidiendo información sobre donde reclamar. En el Banco de España, les decían los funcionarios de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Volvían días después explicando, con más angustia que días antes, que en el Banco de España les habían dicho que para lo suyo debían ir la Comisión Nacional del Mercado de Valores, un de aquí para allá como Larra postmoderno de la burocracia. Juste tuvo la sensación de que en aquel lugar la gente sencilla con problemas graves molestaba.
Él pasó desapercibido haciendo su trabajo. Su mentor, el catedrático que tutelaba la tesis doctoral ahora convertida en libro, no había tenido tanta suerte diez años antes. Pidió información sobre el tema y la respuesta fue si quería la lista para fusilarlos a todos.
Autor del artículo: José Martí Gómez
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