Era un día de primavera de 1923 y dos mujeres llegaban a El Cairo en el tren, su última etapa tras un viaje a Roma para asistir al congreso internacional feminista que se había celebrado en la capital italiana. Cuando salieron a la plataforma del tren, una de ellas, Huda Shaarawi, se quitó el velo. Las demás mujeres que las esperaban en el andén rompieron en aplausos y algunas de ellas también se quitaron el velo al mismo tiempo.
La historia parece uno de esos momentos cumbres en una película emocionante de superación. La estación llena de gente, la mujer que sale a la plataforma del tren, la pausa dramática y el gran gesto parecen salidos de un guión cinematográfico, aunque son hechos que sucedieron en la más completa y absoluta realidad. Shaarawi fue una de las pioneras del feminismo en Egipto y una de las pioneras en la lucha por los derechos de las mujeres (la Wikipedia puede ser un buen punto de entrada para conocer su trayectoria).
La historia de Shaarawi y su gesto en la estación de tren es también lo que abre El himen y el hiyab, el libro en el que Mona Eltahawy reflexiona – desde su experiencia personal – sobre el feminismo y el mundo árabe, las relaciones ya existentes entre uno y otro (porque el feminismo en el mundo árabe no lo inventaron anteayer unas activistas y tiene una larga historia) y los pasos que deberían tomarse.
Eltahawy, periodista y una voz muy reconocida a nivel global, nació en Egipto y creció en parte entre Reino Unido y Arabia Saudí. La experiencia vital de crecer en este último país tuvo un impacto, como ella narra, en su percepción de la situación de las mujeres. Eltahawy es una activista destacada (es una de las habituales de las listas de personas influyentes de los medios estadounidenses) y la publicación de su libro en castellano, en una traducción muy cuidada (de María Porras) y editado por Capitán Swing, dan a conocer su obra y a ella misma a un nivel mucho más general al público que lee en castellano.
“Los cuerpos de las mujeres se han convertido en el campo de batalla en el que todo el mundo libra su pelea”, explicaba en una breve entrevista en El País la autora al hilo de la publicación del libro en España y tras ser preguntada por el estado de las cosas en Egipto en lo que a derechos de la mujer corresponde (en concreto, al hilo de la disculpa pública que una actriz, Rania Youssef, tuvo que lanzar tras ser acusada de indecente por un vestido que había vestido en un festival). “Y lo que es más preocupante, el régimen no tiene que hacer nada porque hay abogados [quienes habían denunciado a la actriz] que actúan como vigilantes de la moralidad pública en sustitución del Estado”, añadía. Se trata de una lucha de poder, recuerda, por controlar el cuerpo de las mujeres.
La escritora no duda en adentrarse en el tema con una voz profundamente crítica con la situación en la que se encuentran las mujeres, algo que hace – explica – pese a quien pese por la importancia que esa visión tiene.
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