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El financiero

Por Fernando P. Fuenteamor  ·  12.01.2011

No sé si fue casualidad, pero el mismo día de mi salida hacia New York el cartero me trajo un ejemplar de El financiero (Capitán Swing), una novela escrita en 1922 por el gran escritor americano Theodore Dreiser, que ha logrado que yo entienda, por fin, el comportamiento de las bolsas y los mercados de valores en tiempos de bonanza y en tiempos de crisis ─un mundo para mí tan críptico y arcano como los misterios de la Eleusis─, y que se desarrolla en el último cuarto del siglo XIX.

Leyendo  esta primera parte de la minuciosa, realista y objetiva —falsa— biografía que narra la  ascensión, caída y resurgimiento de Frank Algernon Cowperwood, personaje que resume y condensa a la perfección el código de valores e ideología del capitalismo más feroz en una Filadelfia en pleno desarrollo económico y urbanístico, me fui dando cuenta, guiado por la mano maestra de Dreiser, de que ya en aquellos lejanos años estaba casi todo inventado en el mundo de la especulación y el manejo del capital tanto público como privado. Que una historia ocurrida hace 140 años refleje con tal clarividencia nuestra actual y global crisis económica es algo que, como poco, pone los pelos de punta y aviva en muchos grados el interés del lector no habituado a las teorías económicas por entender qué se cuece en esos santuarios del dinero que son las Bolsas y cómo se las arreglan los especuladores para jugar con un dinero que no tienen y ganar millones en una sesión. Lo que los expertos en economía inmaterial, llaman capital intangible, todo eso y más lo explica con minuciosidad, y casi en tiempo real, Dreiser; y logra,  a pesar de la aparente aridez del tema para el no iniciado, mantener el interés del lector con un ritmo narrativo que fluye como un enorme rio que se abre en un delta de historias personales, donde se explicita la interacción que siempre existe entre individuo y  sociedad y cómo ambas no son otra cosa que ramas de un mismo árbol.

Narrando la peripecia vital de Coperwood desde su infancia, su entorno familiar, la escuela, las calles y su primer negocio realizado a los trece años, Dreiser nos sumerge también en el proceso de transformación que se está operando en un país, una ciudad y una sociedad; en cómo las implicaciones políticas interfieren en las económicas, en el nacimiento del negocio bursátil, en su reglamentación, en el asentamiento de las bases del desarrollo industrial y urbanístico motor y origen de dudosas fortunas y nuevos ricos que conforman una nueva forma de aristocracia, la del dinero.

Su historia amorosa, primero casándose con una viuda mayor que él de la que tiene dos hijos y más tarde enamorándose de una joven de la alta sociedad, bella y decidida, dispuesta a ponerse el mundo por montera con tal de seguir al lado del hombre que ama por encima de cualquier tipo de convencionalismo social nos muestra también el entramado de las relaciones personales, familiares y sociales del momento, descritas desde el punto de vista naturalista que primaba entre los escritores de principio del siglo XX con Balzac a la cabeza.

Cuando asistimos a la caída de Copperwood, propiciada por  la crisis que originó el incendio de Chicago de 1871, Dreiser da una lección magistral de su conocimiento del comportamiento del mundo bursátil, de la deslealtad de sus componentes que no dudan en hacer quebrar al que hasta ayer era su amigo con el fin de obtener un resultado especulativo positivo. En pocas palabras: del todo vale con tal de salvarse de la quema y sacar beneficios.

Su posterior paso por los tribunales y su encarcelamiento por malversación de fondos públicos son una especie de descenso a los infiernos particular que la sociedad le exige para aceptarlo de nuevo entre los suyos una vez cumplida la condena y pagada su culpa. Es lo que hace nuestro protagonista, resurgir como un ave fénix de sus cenizas dispuesto de nuevo a comerse el mundo, con más conocimientos, más astucia y más ganas de ir a por todas; pero eso es ya materia de los dos siguientes tomos que conforman  esta llamada Trilogía del deseo que narra con una fuerza insuperable una historia más sobre el “sueño americano”.

 

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