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El ensayo que demuestra la importancia de la educación sexual

Por Cadena SER  ·  16.06.2022

Dice Kate Lister, investigadora británica, que la sexualidad es una de esas cosas que traspasa barreras de clase, culturales y de género y que ha sido así a lo largo de la historia. En su ensayo Una curiosa historia del sexo, editado por Capitan Swing y convertido en uno de los éxitos de la Feria del Libro, trata de explicar por qué los seres humanos somos los únicos que nos hemos estigmatizado, castigado y avergonzado de los deseos sexuales.

Un ejemplo de esto último lo tuvimos en el debate electoral andaluz, donde Macarena Olona, candidata de la extrema derecha, reprendía al actual presidente de la Junta por haber permitido educación sexual en los colegios. La candidata de izquierdas, Teresa Rodríguez, defendía la educación sexual y definía, con palabras del mismísimo Woody Allen, qué es la masturbación. A Olona le convendría leer lo que escribe Lister sobre masturbación. Por ejemplo, esta profesora de la Leeds Trinity University, cuenta que solo en 2009 se supo que la anatomía del clítoris y sus terminaciones nerviosas son el doble que las del sexo masculino.

Si hablamos de la masturbación masculina, ya desde la antigua China, señala el ensayo, se relacionaba la eyaculación con perder poder. “Derramar sus alubias”, era uno de los eufemismos utilizados. Los antiguos griegos mantuvieron esa creencia. Aristóteles, Platón, Plutarco… Y la Iglesia católica mantuvo la tradición. La masturbación se convirtió en obsesión médica y llegó a decirse que era peligrosa. Ahora los estudios científicos, por ejemplo, uno muy reciente de la Universidad de Harvard, asevera todo lo contrario, que la retención de semen está relacionada con un aumento del cáncer de próstata. “Por eso es importante acudir a la historia y hablar y educar, para ir rompiendo esos mitos”, insiste la autora.

“El sexo es algo que todos tenemos en común con toda la gente a lo largo de la historia. Es como comer, dormir, descansar…”, defendía la autora que señalaba ese hecho común como una de las bases para ahondar en la historia de la sexualidad. “Eso me fascinaba y también descubrir cómo la gente lidiaba con el sexo en el pasado y cómo lo hacemos ahora. Qué se ha convertido en algo ilegal con el paso de los años y qué ha permanecido”, añadía.

Basado en el popular proyecto de investigación Whores of Yore (Putas de Antaño) y escrito un tono ingenioso y humorístico, el libro rebusca en la historia medieval, donde, por ejemplo,y a había pruebas de impotencia, en la vieja Pompeya, con sus frescos eróticos. Brujulear en la historia permite a Lister romper y desmontar mitos y miedos como los de la candidata de Vox. “Me fascina cómo la cultura ha ido cambiando en torno al sexo y todas las cuestiones en torno a la sexualidad. También cómo ha sido el relato en torno a la reproducción y a la sexualidad a lo largo de la historia y cómo lo han reflejado los medios”.

En realidad el acto sexual no ha cambiado mucho a lo largo de la historia, viene a decirnos esta investigadora, pero sí las formas en que la sociedad dicta cómo se entiende y se practica. “El sexo nunca estará libre de estigma o vergüenza, a menos que reconozcamos de dónde viene”, incide. El lenguaje es una pieza importante par cambiar el significado o la vergüenza en torno al sexo. De hecho, dedica un capítulo a la palabra “cunt”, que podría traducirse como “coño”.

“No creo que puedas decir esa palabra denlante de un médico o de tu abuela, por ejemplo”, bromea la autora. “Me encanta lo que provoca esa palabra en determinados ambientes. Depende de dónde estés puedes decirla o no. Por ejemplo, si vas a Escocia es fácil usarlo, pero en América se van a ofender. Lo que es interesante es observar por qué a unos les ofende y a otros no y en qué lugares es una palabra tabú todavía”.

Otro mito, que sin investigación, educación sexual seguiría ahí es el de la bicicleta como algo dañino para el sexo de la mujer. La medicina de la época tuvo grandes debates sobre si el sillín de la bici podría perjudicar a los órganos reproductivos de la mujer. doctores –que a aquellas alturas ya habían dejado claro que estaban dispuestos a inventarse cualquier chaladura en nombre del control– se enzarzaron en sesudos debates sobre los efectos del sillín en los órganos reproductivos y la sexualidad femenina.

Kate Lister también habla de trabajo sexual. Otro tema candente en la agenda política española, después de la aprobación de la nueva ley abolicionista del PSOE. ” La gente que vende sexo necesita también respeto y protección”, dice la autora que cree que las redes sociales han dado voz a las trabajadoras sexuales. “Creo que las redes socailes han dado la posibilidad a las trabajadoras sexuales hablar y contar su experiencia. Nunca habían tenido un espacio donde pudieran hacerlo, siempre han estado ahí, pero hablaban por ella los jueces, médicos, la Iglesia, pero ellas no. Ahora finalmente las podemos escuchar. Creo que estamos en un punto importante en este sentido, ahora tenemos que romper los estigmas en torno a ellas, porque cuando se estigmatiza a un grupo de personas es más fácil que sobre ellas haya violencia, es algo que supone un desafío para todos nosotros”.

El libro no indaga en qué ha pasado con el sexo después del COVID, pero su autora asegura que todo ha cambiado. “Creo que todavía no sabemos toda la dimensión, pero ya podemos ver algunos cambios, por ejemplo, las citas. Ahora mismo hay muchas investigaciones en Estados Unidos sobre este cambio de hábito, en el que la gente ha experimentado menos sexualmente. Por otro lado, sí aparece la necesidad de hacerlo, de querer indagar más en otras experiencias sexuales”. explica. “Si miramos con peerspectiva histórica, después la Gripe Española o de las dos grande guerras, hubo revoluciones sexuales o cambios, quizá podemos pensar que ahora estamos ante una nueva revolución sexual”.

Un texto de Pepa Blanes, jefa de Cultura de la Cadena SER.

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