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El efecto mariposa

Por Granada Hoy  ·  16.11.2020

Una rabia intensa, devastadora, legítima recorre las páginas de Mengele zoo (Capitán Swing / Nørdica Libros). El noruego Gert Nygårdshaug entiende que las buenas palabras y los buenos modos no sirven cuando nos precipitamos en el abismo; el autor advierte que, cuando esto ocurre, hay que gritar y patalear e intentar aferrarse a cualquier agarradero. O dejarnos las uñas en el intento. Su novela, publicada originalmente en 1989, no ha perdido por desgracia un ápice de actualidad. Las alertas por el cambio climático y sus consecuencias están siendo desoídas por quienes tienen poder suficiente para corregir el rumbo.

Hace un año, Donald Trump protagonizó el enésimo alboroto al sacar a los Estados Unidos del Acuerdo de París porque, según él, ecología y economía riman mal. Nadie esperaba nada distinto de semejante cabestro, pero no nos engañemos: la mayor parte de los gobiernos que ratificaron dicho acuerdo siguen sin cumplir su promesa de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El abismo abre sus fauces bajo nuestros pies. Las buenas palabras y los buenos modos sobran. Hay que pasar a la acción.

El protagonista de Mengele zoo se llama Mino Aquiles Portoguesa. Cuando lo conocemos, no tiene más que seis años. Es un niño como tantos otros, vive en un poblado en la selva amazónica y se dedica a cazar mariposas, que su padre diseca y envía a la ciudad. La vida es tranquila, salvo cuando andan cerca el sargento Felipe Cabura y sus milicos. Cabura es uno de esos militares de larga tradición literaria, que se crece con cada nueva salvajada y se vende sistemáticamente al mejor postor.

El daño de las multinacionales en América Latina

El sargento allana el terreno a una compañía petrolífera estadounidense bajo la dirección de un tal D. T. Star -si se lee de corrido se pronuncia: Detestar-, que arrasa con todo y con todos para llenar los bolsillos de sus inversores; él será la primera víctima de Mino. Mengele zoo hace un recuento desgarrador de los desmanes cometidos por las grandes multinacionales en América Latina. Cuando no arrasan el territorio en busca de petróleo, lo hacen para extraer minerales o madera o para dedicar el terreno a cultivos ni sostenibles ni sostenidos; su estrategia es simple: exprimir todos los recursos lo antes posible y trasladarse luego a otros campos que esquilmar. El poblado de Mino es masacrado por el ejército para hacerles las cosas más fáciles a la estirpe de Trump. En ciertas regiones del planeta, la vida vale menos que nada.

Hay mucha rabia en esta novela, que yo hago mía. Desde antaño, los grandes consorcios se han aprovechado de (o han alimentado) la inestabilidad política en América del Sur para que a sus socios no les falte caviar en las mesas, una limusina en el garaje (uno de los signos de ostentación más obscenos que quepa imaginar) o un ático en un rascacielos. La conversión de Mino en un terrorista resulta inevitable: ¿Serviría de algo presentarse ante la directiva de estos emporios y apelar a la sensatez de los individuos allí sentados? No.

El joven decide rebelarse contra el desprecio del ser humano hacia el resto de seres vivos -éstas son, más o menos, sus palabras- y organiza el Grupo Mariposa junto a otros tres compañeros: Orlando, Ildebranda y Jovina. Sus acciones son implacables; no hay otra. Quien alimenta el odio será pagado con odio, inevitablemente, y todos cuantos se creen impunes debieran saber que no lo son, en absoluto. Gert Nygårdshaug construye esta extraordinaria fábula a partir de la Teoría del Caos: Si el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede provocar una tormenta en Nueva York, los atentados de estos pocos jóvenes han de soliviantar a los gobiernos de todo el mundo.

Mengele zoo empieza siendo un pequeño arroyuelo transparente, que serpentea entre piedras a través de la selva, y va recogiendo hilos de agua a su paso, y aumentando su caudal poco a poco, y convirtiéndose en una riada inexorable. El libro es un arrebatador turbión de imágenes, ideas y sensaciones. Nygårdshaug construye una intriga perfecta, sirviéndose de las líneas rectas del thriller y las líneas curvas del realismo mágico. Imaginen una novela escrita a cuatro manos por Ken Follett y Gabriel García Márquez si quieren hacerse una idea cabal de lo que quiero decir. Geometría y perfume en dosis exactas, suspense y poesía en perfecto equilibrio, y una capacidad única para tocar la fibra sensible distinguen esta sobresaliente novela. Léanla, ¡ya!

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