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El científico que se enfrentó al príncipe Carlos y equipara la homeopatía con el ‘brexit’

Por El Español  ·  17.09.2018

Edzard Ernst ha trabajado como investigador y divulgador. En su último libro describe su método analítico para combatir las terapias alternativas.
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El médico Edzard Ernst (Wiesbaden, Alemania, 1948) desprecia las mentiras como si fuesen cualquier otra enfermedad a erradicar. Tanto en su nuevo libro ¿Truco o tratamiento? (Capitan Swing, 2018) como en esta entrevista insistirá numerosas veces en la importancia de los hechos sobre las creencias.

Este científico de origen alemán -es ciudadano británico desde 1999- es conocido por su labor como divulgador científico: hasta 2015 escribía una columna en el periódico The Guardian. Hasta su jubilación, era investigador en la Universidad de Exeter. Su Departamento de Medicina Complementaria fue el primero del mundo dedicado a esta temática.

Ernst suele ser descrito como una de las voces más prominentes contra la pseudociencia. Sin embargo, el investigador se revuelve contra esta definición: “Yo no lucho contra la medicina alternativa. Mi trabajo consiste en recabar evidencias. Si encuentro alguna que no es cierta, simplemente lo señalo. No lucho contra nada”.

¿Truco o Tratamiento? defiende en su introducción este mismo planteamiento: el acercamiento a numerosas terapias alternativas (acupuntura, homeopatía…) desde el rigor de los datos. En los primeros capítulos, explica que investigadores de renombre como Florence Nightingale -precursora de la enfermería moderna- eran ridiculizados antes de probar sus descubrimientos.

¿Dimisión de Sánchez? ¿Dimisión de Casado? O los dos o ninguno¿Dimisión de Sánchez? ¿Dimisión de Casado? O los dos o ningunoJesús BengoecheaDado que no se ha demostrado a día de hoy que Sánchez o Casado hayan cometido ilegalidad alguna, creemos que sería una temeridad promover el descabezamiento de los dos grandes partidos nacionales.
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“Podemos estar más o menos abiertos [a las terapias alternativas], pero la clave es la evidencia. Si alguien proclama una teoría, necesitamos ver esa evidencia o no podremos creer en ello. La medicina no se basa en las creencias”, recalca Ernst.

Esta pasión por los hechos es casi obsesiva, y no es para menos. A lo largo de su carrera, Ernst y sus colegas se han granjeado numerosos enemigos por desmentir ciertas prácticas. El propio coautor de ¿Truco o Tratamiento?, el periodista Simon Singh, fue denunciado en 2008 por la Asociación Quiropráctica Británica. Singh acusó en The Guardian a sus integrantes de “sostener ideas absurdas”, entre otras apreciaciones. Desde la asociación contraatacaron y presentaron una demanda por difamación. Singh ganó por los pelos: presentó una apelación tras una primera condena. Finalmente el tribunal le otorgó la razón basándose en el derecho a la libertad de expresión.

“En la organización que demandó a Simon no hay médicos: hay quiroprácticos”, afirma tajante Ernst. “No apoyan demasiado a mis libros o a mi blog”, ironiza. Singh recibió el apoyo de su colega, pero a Ernst no le sucedió lo mismo en su enfrentamiento más sonado. Su disputa con el príncipe Carlos de Inglaterra casi le cuesta su trabajo en Exeter.

En 2005, ya como profesor de Medicina complementaria, a Ernst le solicitaron que examinase un informe del economista Christopher Smallwood que pretendía responder a la pregunta de si ciertas terapias alternativas como la acupuntura eran coste-eficaces y si el Gobierno británico debía invertir más en ellas.

Aunque Ernst firmó un acuerdo de confidencialidad, se quedó preocupado con un borrador del informe al que tuvo acceso, que afirmaba que el sistema sanitario público británico podría ahorrarse hasta tres millones de libras si hubiese un mayor enfoque hacia las terapias alternativas. El informe estaba financiado por el heredero al trono de Inglaterra.

El investigador recibió una llamada de un periódico que había accedido al mismo borrador del documento y fue entonces cuando denunció que el príncipe estaba usando su influencia para promocionar ciertas prácticas pseudocientíficas. Uno de los ayudantes más cercanos del heredero le acusó entonces de romper su acuerdo de confidencialidad.

“Esto no es verdad, y por tanto no tuve más remedio que defenderme”, declara. Ante la pregunta de si mereció la pena el largo proceso judicial, no duda en responder: “No importa si mereció o no la pena. Siempre vale la pena porque la verdad es importante. Y era él quien estaba falseando la realidad”.

Pese a su victoria judicial, el caso no acabó bien para Enrst. Los fondos con los que contaba su departamento se agotaron y el equipo con el que trabajaba -unas 20 personas- se disolvió. El investigador se vio forzado a prejubilarse, y nadie reemplazó su baja en la universidad. Pese a esta experiencia, el médico se reafirma en su actuación. “Es una causa honorable: tiene que ver con la integridad y la honestidad personal”.

¿Y cómo se vive como paladín de los hechos en tiempos de la posverdad? En una de las últimas publicaciones de su blog, Ernst relaciona directamente el auge de la homeopatía con el brexit. El científico describe una distopía en la que los ciudadanos británicos actúan teledirigidos:”El público ha reaccionado como se preveía: han seguido como un rebaño las mentiras de los partidarios del sí”. Ernst explica que redactó la publicación para demostrar cómo la desinformación sistemática afecta a la opinión pública. “Con el brexit nos contaron una sarta de mentiras, y lo mismo ocurre con la homeopatía”.

La influencia o el rol de los medios en la campaña del brexit ha sido ampliamente discutida desde 2016. Pero, ¿qué opina Ernst respecto a la cobertura de las pseudociencias? “El periodismo suele desorientar respecto a la medicina alternativa”, denuncia. “En el Reino Unido se han publicado muchísimos artículos que han falseado los riesgos de estas prácticas”.

Ernst no solamente ha luchado contra los defensores de las terapias o ciertas coberturas de los medios. Sus propios colegas, como ocurrió en Exeter, han sido críticos con su trabajo: “Tengo muchos amigos en contra de lo que estaba publicando”, explica, “aunque nunca he sentido presiones para publicar cosas concretas por parte de ninguna industria”. Y se permite incluso hacer un pequeño guiño a la industria homeopática: “Uno de mis estudios fue apoyado económicamente por ellos. Incluso cuando mis resultados resultaron estar en contra [de sus intereses], se publicaron igualmente”.

Preguntado por la intromisión de la medicina alternativa en la sanidad española, Ernst lanza una crítica hacia sus colegas. “Los médicos confian demasiado en la experiencia clínica. No tienen conocimiento suficiente de las evidencias y se guían por su interés”.

Edzard Ernst se mudó al Reino Unido en los 90 para luchar con datos contra esta falta de evidencia. Pero, ¿por qué un profesor de medicina alternativa se convertiría, como suele ser descrito en los medios, en una voz prominente contra estas prácticas? “Hay que ser crítico, porque si no no estás investigando. El trabajo de la investigación académica no es promocionar nada, sino investigarlo todo”.

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