La obra que inspiró Cosmos, de Carl Sagan. Un apasionante viaje desde los orígenes de la sociedad humana hasta nuestros días, a través de la comprensión y el desarrollo de la ciencia.

El ascenso del hombre fue una serie documental de televisión de trece episodios escrita y presentada por el matemático británico de origen polaco Jacob Bronowski (1908–1974). Emitida por primera vez en 1973 por la BBC, desde entonces su influencia ha marcado un antes y un después en la divulgación científica audiovisual. Tanto es así que la célebre y conocida serie Cosmos: un viaje personal, de Carl Sagan, está claramente inspirada en ella y, pese a que los estilos de comunicación de Bronowski y de Sagan eran diferentes, ambas obras — convertidas ya en clásicos de la divulgación — comparten el humanismo y la lírica como hilo conductor y educador.

Tras el éxito de la serie original El ascenso del hombre (The ascent of man), se publicó un libro que recogía, o mejor dicho transcribía, prácticamente todo el contenido de los episodios. Tan solo se eliminaron aquellos fragmentos donde las imágenes eran del todo necesarias e imprescindibles para la comprensión del tema abordado.

Hace cinco años se publicó una nueva edición de El ascenso del hombre, en la versión impresa, con prólogo del reputado zoólogo y divulgador Richard Dawkins, un gran y reconocido admirador de la obra de Bronowski. Y por fin, hace tan solo unos días, se ha publicado la versión del libro en español traducida, con gran acierto y esmero, por el biólogo Pedro Pacheco. Se trata de una edición muy cuidada, acompañada de más de cien imágenes, que nos relata el apasionante viaje de la humanidad, el ascenso intelectual del hombre, desde la antigüedad hasta nuestros días. Un viaje a los lugares donde se forjó la historia del pensamiento y que representaron un punto de inflexión en el conocimiento o progreso, con paradas en el río Omo, la isla de Pascua, el Machu Picchu, La Alhambra, la biblioteca de Newton, la tumba de Boltzmann, Auschwitz o las cuevas de Altamira…, por citar algunas que seguro sorprenderán al lector.

Finalmente, podemos pensar que cuarenta años son muchos para un libro de divulgación, que quizá estará anticuado o desfasado. Que no sea esto un obstáculo. Para nada. Si bien es cierto que han pasado muchos años y que la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, los grandes dilemas y las buenas historias siguen ahí. Y el arte, tan presente y constante a lo largo de esta obra, permanece. Intemporal. Sublime.

Léanlo. Descubran a Bronowski.

Autor del artículo: Daniel Torregrosa